Reagan prepara su paso a la historia mediante el acercamiento a la Union Sovi¨¦tica
"Ronald Reagan est¨¢ pensando en cu¨¢l ser¨¢ su legado hist¨®rico", ha afirmado un funcionario de la Casa Blanca para explicar el brusco cambio de tono en las relaciones entre Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica, que se ha concretado en una oferta norteamericana, sin condiciones previas, para celebrar una cumbre con el nuevo dirigente del Kremlin. La llegada al poder de Mijail Gorbachov (54 a?os), la posibilidad de que este hecho suponga la progresiva desaparici¨®n de la vieja guardia en Mosc¨², y, sobre todo, el deseo de adelantarse a cualquier propuesta imaginativa y aceptable del nuevo dirigente, han provocado la decisi¨®n de Reagan de imprimir un nuevo tono a las relaciones con la URSS, pa¨ªs al que no hace tanto tiempo consideraba un "imperio diab¨®lico".
No se trata, sin embargo, de repetir la pol¨ªtica de distensi¨®n de los a?os setenta, y "no se debe esperar ning¨²n paso extraordinario en el futuro inmediato", advirti¨® ayer un portavoz presidencial. Algunos comentaristas norteamericanos se?alan que ahora se ha. producido la verdadera sucesi¨®n de Leonid Breznev y hablan con nostalgia de la etapa de distensi¨®n de Henry Kissinger y Richard Nixon. La Administraci¨®n trat¨® ayer de rebajar las expectativas creadas por la sucesi¨®n en el Kremlin y el comienzo de las negociaciones sobre control de armamentos de Ginebra para impedir la creaci¨®n de falsas esperanzas.Hay, simplemente, hasta ahora, una oferta honesta de di¨¢logo, sin condicionarlo a la necesidad de que tenga resultados positivos o a la retirada sovi¨¦tica de Afganist¨¢n como se hizo en anteriores ocasiones. Se trata, de momento, de mantener abierta la comunicaci¨®n, que se cerr¨® peligrosamente hace 15 meses, cuando los sovi¨¦ticos abandonaron las conversaciones de desarme.
Se regresa a la actividad normal de las relaciones diplom¨¢ticas entre Mosc¨² y Washington, y se puede volver a hablar de la cotidianeidad en los terrenos comercial, tecnol¨®gico y cient¨ªfico. Reagan trata de aprovechar el momento psicol¨®gico que acompa?a a cualquier cambio para buscar un acomodo con Mosc¨² que impida la vuelta a la tensi¨®n que mantuvieron los dos pa¨ªses en el primer mandato presidencial. Lograr algo m¨¢s se considera, hoy por hoy, en Washington, una utop¨ªa.
La primera ministra brit¨¢nica, Margaret Thatcher, ha resumido con precisi¨®n el actual momento: "Con Gorbachov se puede negociar". Pero la cautela de fondo permanece, tanto en Estados Unidos como en Europa, como ha reflejado el presidente franc¨¦s, Fran?ois Mitterrand, tras entrevistarse con el l¨ªder sovi¨¦tico: "Ser¨ªa un error decir que la llegada del nuevo dirigente va a provocar cambios profundos en la pol¨ªtica de la Uni¨®n Sovi¨¦tica".
Antagonista peligroso
Los primeros an¨¢lisis de la Administraci¨®n Reagan, la m¨¢s anticomunista desde la ¨¦poca de la guerra fr¨ªa, coinciden en que Gorbachov, por su relativa juventud y su mayor educaci¨®n, puede ser un antagonista mucho m¨¢s peligroso que sus predecesores. Con su oferta para que el secretario general del PCUS acuda a Estados Unidos en el momento que estime m¨¢s conveniente, Reagan se ha adelantado a la previsible ofensiva de propaganda pacifista que Washington espera inicie el nuevo dirigente de Mosc¨². El presidente ha querido tomar la iniciativa antes de que Gorbachov -al que se considera en Washington "un gran relaciones p¨²blicas"- desarrolle una campa?a de encantamiento de la opini¨®n p¨²blica de Europa occidental utilizando los temores que suscita el pol¨¦mico proyecto de Reagan de un sistema defensivo en el espacio.La muerte del anciano Konstant¨ªn Chernenko, que, a pesar de su incapacidad f¨ªsica y su par¨¢lisis pol¨ªtica, fue, curiosamente, el l¨ªder que decidi¨® reabrir el di¨¢logo con EE UU, y la impresi¨®n de dominio de la situaci¨®n y energ¨ªa ofrecida en las primeras horas por su sucesor han servido para anunciar una nueva atm¨®sfera entre Mosc¨² y Washington. Estados Unidos, que interpreta normalmente al mundo a trav¨¦s de la pantalla de la televisi¨®n, se ha visto sorprendido por la imagen de un l¨ªder sovi¨¦tico que se mueve con vigor y naturalidad y puede hablar sin toser continuamente ni parece fatigado tras unas frases. Los m¨¢s optimistas han hablado incluso de que la URSS inicia con Gorbachov una era kennediana. Este nuevo clima no se puede explicar, sin embargo, sin tener en cuenta la reanudaci¨®n de las negociaciones de Ginebra, planificada desde el pasado oto?o, y la verdadera causa de que ahora pueda hablarse de un ambiente favorable al entendimiento entre los dos superpoderes.
El primero en medio siglo
Reagan se ha limitado a aprovechar estos dos nuevos hechos para dar el paso necesario y ofrecer un encuentro con Gorbachov, que probablemente necesita tanto el presidente norteamericano como el l¨ªder sovi¨¦tico. El ocupante de la Casa Blanca estaba realmente preocupado porque los libros de historia iban a decir de ¨¦l que hab¨ªa sido el primer presidente de EE UU desde Herbert Hoover, hace 50 a?os, que no se hab¨ªa reunido con los dirigentes de la URSS. Importantes sectores del Congreso y de la opini¨®n p¨²blica favorecen esta cumbre en el segundo mandato, y la decisi¨®n de Reagan tambi¨¦n ser¨¢ bien recibida por los europeos, que acusaban al presidente de cerrar las puertas al di¨¢logo.El vicepresidente, George Bush, dijo en Mosc¨², tras entrevistarse con Gorbachov, que es la mejor oportunidad de los ¨²ltimos a?os para progresar en las relaciones bilaterales, pero, al mismo tiempo, Washington advierte que las diferencias entre los dos pa¨ªses contin¨²an siendo profundas. Es posible que la Uni¨®n Sovi¨¦tica, bajo Gorbachov, trate de salir de su aislamiento del resto del mundo (el ¨²ltimo l¨ªder comunista que sali¨® de su pa¨ªs fue Yuri Andropov, en 1983, a Checoslovaquia). Pero nadie espera en la Administraci¨®n norteamericana que Mosc¨² abandone la l¨ªnea de continuidad en su pol¨ªtica exterior, aunque el nuevo l¨ªder anuncie que la expansi¨®n del socialismo se har¨¢ "por la v¨ªa del ejemplo".
18 nuevos SS-20
Tampoco cambia la pol¨ªtica b¨¢sica de Washington, que mantiene inflexibles sus posiciones de rearme y de continuar con la investigaci¨®n de la Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica o guerra de las galaxias. "Nosotros no hemos cambiado, es la naturaleza de su liderazgo lo que ha variado ahora", afirma un portavoz de la Casa Blanca. En mitad de esta luna de miel abierta entre los dos adversarios, Washington anunci¨® ayer su preocupaci¨®n por la instalaci¨®n de 18 nuevos misiles nucleares intermedios SS-20 sovi¨¦ticos dirigidos a objetivos europeos, lo que hace ascender a 414 el n¨²mero global de estos cohetes, armados con tres cabezas nucleares cada uno. El Pent¨¢gono tambi¨¦n denunci¨® que los sovi¨¦ticos tienen ya muy avanzado su proyecto de un misil m¨®vil de una sola cabeza nuclear. Reagan, a su vez, batalla por conseguir fondos para el misil intercontinental de 10 cabezas MX, al que ha bautizado como Pacificador.
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