LA ELIPSE
11 lunesCada semana estamos presididos por una bella desnuda. Ayer fue Estefan¨ªa Grimaldi, hoy Ana Obreg¨®n. Un paganismo a todo color, una mitolog¨ªa de huecograbado enguirnalda los fastos / nefastos del Imperio del d¨®lar, mientras a Reagan le encuentran otro p¨®lipo intestinal y Chernenko se convierte todo ¨¦l en un p¨®lipo embalsamable y exhibible en la Plaza Roja de Mosc¨², si no estuviera cogido el sitio. Nuestro martirologio pagano, nuestro santoral er¨®tico, son las famosas que se desnudan a tanto la secuencia de seno. Como nadie se asombra ya de desnudeces, pienso que el culto a la muchacha desnuda es el artesonado de un paganismo fin-de-siglo y que nuestras termas de Caracalla, en el futuro, ser¨¢n los semanarios de chicas o con chicas, todo ese papelote por el que se ver¨¢ que el siglo XX muri¨® como un hombre: fijo en la religi¨®n de la mujer. Yes. Por otra parte, Ana Obreg¨®n, que a veces se confiesa conmigo, y yo la absuelvo, seguramente necesita el dinero de ese reportaje para sobrevivir en Hollywood, donde lo tiene crudo, como todo el mundo, empezando por Hollywood mismo. En el ¨²ltimo almuerzo priv¨¦ yo la encontraba como un poco fatigada de ir de puerta en puerta llamando con su pu?ito delicado y firme. Fatigada de rechazar terceros ayudantes de producci¨®n que quieren ver amanecer al lado de una criatura as¨ª. (Al lado de una criatura as¨ª suele amanecer hacia las doce y tres cuartos.) Pero tampoco eso sirve para nada, y lo inmoral ser¨ªa que sirviese. Como no sirve desnudarse a doble pagina. Por eso, las desinteresadas interesadas han empezado a cobrar. Hoy, las cari¨¢tides est¨¢n desnudas y son f¨¢ngibles, el Imperio se va en hemorragias rectales y Rusia ha sustituido la democracia por la muerte. Les nombran viejos para cambiarles pronto. El Toynbee del futuro ver¨¢ que ambos imperios eran uno solo: el nuclear.
13 mi¨¦rcoles
Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n: El pianista. Seix Barral. He aqu¨ª un narrador eficaz, directo, indirecto, ir¨®nico, de vuelta de las vanguardias (lo que no quiere decir ajeno a las vanguardias, sino todo lo contrario),que hace soluble en su prosa l¨ªrica e ir¨®nica toda la actualidad / eternidad. Uno de los pocos novelistas espa?oles de hoy que hacen algo m¨¢s (mucho m¨¢s),que redactar.
15 viernes
Macuna¨ªma. Les vi el a?o pasado y vuelvo a verles ahora, en un festival de teatro que anda por ah¨ª, por aqu¨ª. Son el mejor grupo / espect¨¢culo teatral de Brasil. Las cosas est¨¢n cambiando en Brasil, en este a?o que ha pasado. Se nota en el ritmo de Macunaima, en su violencia dulce, en su mitolog¨ªa sencilla, en su iconograf¨ªa popular, en la libertad de sus muchachas, la imaginaci¨®n de sus narradores, la cualidad floral de los desnudos, la calidad na?f de lo que hacen. Un pueblo americano (le gran car¨¢cter, el brasile?o, ha llegado con m¨²sicas y anilinas, con ritmo de cadera y voz de antiguo reproche, hasta las puertas mismas del Poder. Es ya dificil mantener la farsa, y, m¨¢s dificil a¨²n, mantener a quienes la mantienen. Nuestros artistas, cuando iban all¨¢, volv¨ªan hablando de las suaves playas, como si nada hubieran visto del gran agio. Nuestros artistas son progres en casa. Por sobre protocolos, por sobre sambas multinacionales, Macuna¨ªma ha avanzado, dios menestral y espect¨¢culo, invadiendo de vida esa forma de muerte que es el presidencialismo. Y ahora, sobre la serpiente alegre de este juego, cae la luz cenital de la libertad, en la fiesta general y pagana de los saurios amigos, en la noche caliente de Brasil, metida en un auditorio madrile?o. El viaje de Macuna¨ªma, el dios menor y provinciano, ya no es un viaje "hacia ninguna parte", como dir¨ªa Fern¨¢n-G¨®mez. El serpent¨®n del pueblo ha despertado.
17 domingo
Los m¨¦dicos rurales tienen problemas con la Administraci¨®n. Aqu¨ª y ahora se publicitan y escandalean los problemas con la Administraci¨®n como cosa de desgobierno, cuando precisamente la democracia consiste en eso, en una problematizaci¨®n de la vida, y no en meter los problemas tras los tapices del protocolo. Conozco algunos m¨¦dicos rurales, y si uno fuera novelista del socialrealismo, hombre, si uno fuera siquiera novelista, co?o, ya habr¨ªa escrito el libro de esos hombres y mujeres que todav¨ªa curan enfermedades medievales por la cosa agropecuaria espa?ola. Jos¨¦ Ferint¨¢ndez Sober¨®n, soltero y con lairga dedicaci¨®n al oficio, tan pronto est¨¢ en Asturias como tan tarde est¨¢ en Arag¨®n (ahora). Y cuando tiene una fiesta libre, se viene a Madrid a echarse un parch¨ªs conmigo, y en cuanto me Come una ficha, ya est¨¢ llamando al enfermo con calentura que ha dejado all¨¢ en los montes. Una. vez que le he ganado las mil p¨²as, se vuelve a su pueblo (ya digo que cambia mucho de pueblo), o tiene que revisar una leva completa de mozos, a ver si sirven para quintos. Tampoco es ninguna amenidad. Sober¨®n, noble, directo y delicado, con una infinita nostalgia rondallera de los a?os de Facultad, como casi todos los m¨¦dlcos, es el antih¨¦roe sobre el que uno, ya digo, si no se la cogiese con papel de ftimar Jean, ya a estas' alturas, tendr¨ªa que escribir una novela a lo Zola. Estos m¨¦dicos de pueblo son los que han llevado a la escarpada geograf¨ªa espa?ola la penicilina y la code¨ªna, ese hallazgo de que la aspirina puede ir bien para el sistema plaquetario de la sangre y otras cosas as¨ª. Ellos son el filtro humano entre la gran ciencia post / lunar del fin de siglo y el siglo aldeano, remoto, en que a¨²n viven intichos espa?oles del campo. Imagino que todos lo hacen con el inismo entiasiasmo y la misma marcha que Sober¨®n, feliz luego de Madrid y parch¨ªs, m¨¢s una se?oirita guapa que ha visto en la Gran V¨ªa. Casi me gustar¨ªa estar malo por llamar a un m¨¦dico de pueblo.
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