El mercado internacional del turismo y Espa?a
No todos los turistas que nos visitan, ni siquiera la mayor parte, vienen a Espa?a individualmente, utilizando medios de transporte propios y dirigi¨¦ndose a los hoteles sin intermediaci¨®n de nadie. Por el contrario, una gran proporci¨®n de nuestros turistas vienen a Espa?a comprando previamente un paquete, que incluye como m¨ªnimo transporte y alojamiento, a trav¨¦s de intermediarios: agencias de viajes y tour operators (TO).Espa?a est¨¢ presente en ese mercado de forma muy significativa. Unas cifras bastar¨¢n para dar idea de lo que es la oferta espa?ola de alojamientos. Los hoteles espa?oles cuentan con cerca de 850.000 camas.
A ellas hay que sumar las m¨¢s de 295.000 plazas de los apartamentos -tur¨ªsticos y tambi¨¦n -aunque con todas las reservas necesarias- parte de las de los apartamentos no declarados como tur¨ªsticos, que se calculan en unas 3.600.000. Si a?adimos las m¨¢s de 350.000 plazas de acampada que existen en los 733 campings espa?oles, tenemos un panorama aproximado de lo que es la oferta espa?ola.
Peso objetivo
Sin embargo, el protagonismo de esa oferta en el mercado internacional no ha sido el correspondiente a su peso objetivo. Las razones son complejas y se remontan a bastantes a?os, teniendo mucho que ver con la forma en que se constituye y desarrolla el sector tur¨ªstico espa?ol. El tema merecer¨ªa un art¨ªculo aparte. Ahora baste con se?alar dos factores: nuestra oferta de transporte no es, ni con mucho, la correspondiente a la importancia del mercado espa?ol; nuestra enorme oferta hotelera est¨¢ formada por multitud de empresas, de peque?o tama?o, y unas pocas cadenas hoteleras que van creciendo.
Por otra parte, todas estas empresas han venido compitiendo muy desorganizadamente en un mercado dominado por una de manda formada por muy pocas empresas de gran tama?o y potencia econ¨®mica. Estos TT OO son, adem¨¢s, empresas de pa¨ªses emisores de turismo m¨¢s ricos y desarrollados que Espa?a -Alemania, Reino Unido, Pa¨ªses Escandinavos-, lo que ha favorecido su do minio en el mercado.
Esta situaci¨®n, que no es s¨®lo de ahora ni s¨®lo referida a Espa?a (la situaci¨®n de otros pa¨ªses receptores de turismo como Grecia, Yugoslavia o Portugal no es mejor, ni mucho menos) ha producido, como es natural, unos resultados favorables para los compradores (los TT OO extranjeros) y, como consecuencia, para sus clientes, que son los turistas que nos visitan. Es dif¨ªcil afirmar que Espa?a ha estado malvendiendo su turismo.
Esta valoraci¨®n -y mucho m¨¢s su imposible cuantificaci¨®n- tendr¨ªa que matizarse mucho y ser¨ªa s¨®lo aplicable a algunos a?os y a algunos lugares de destino o a algunos pa¨ªses emisores. Pero, sin duda, hay motivos para decir que Espa?a hubiera podido vender mejor en un mercado m¨¢s equilibrado.
No inhibirse
Aun siendo absolutamente respetuosa con la libertad de mercado, la Administraci¨®n no debe inhibirse ante tal situaci¨®n. En ese sentido, cuando se ha procedido a la reprivatizaci¨®n de Hotasa -del grupo Rumasa- se ha procurado la no fragmentaci¨®n de la cadena, su venta a una empresa espa?ola ya implantada en el sector, con una participaci¨®n extranjera minoritaria y que no tuviera vinculaciones con TT OO extranjeros, para evitar una integraci¨®n vertical no deseable. Con ello se ha logrado que una sola empresa espa?ola ponga en el mercado casi 50.000 plazas hoteleras, lo que constituye un elemento enormemente positivo.
Lograr que ello comporte un cambio en el mercado sigue siendo tarea para los empresarios espa?oles. Pienso que, este a?o, el cambio ha empezado a producirse.
Los s¨ªntomas son significativos y uno de ellos, la reacci¨®n de los compradores, lo confirma. Sin duda., los precios de los hoteles espa?oles en el mercado internacional han aumentado en 1985 m¨¢s que la tasa de inflaci¨®n, y los compradores no se conforman f¨¢cilmente. Pero ello no implica que la oferta hotelera espa?ola se haya salido del mercado.
Un somero an¨¢lisis de la situaci¨®n nos indica lo siguiente:
1. La subida de los precios espa?oles de alojamiento no es el factor fundamental de la subida de los precios de los paquetes tur¨ªsticos espa?oles. Para que lo fuese, los alojamientos espa?oles hubiesen tenido que incrementar sus precios en un 60% como promedio. Se calcula que el aumento medio puede haber sido de un 20%, quiz¨¢ menos.
2. El factor paridad monetaria ha sido mucho m¨¢s importante. La subida de precios ha sido asimilada aceptablemente por mercados como el alem¨¢n y no lo ha sido por mercados como el ingl¨¦s. La ca¨ªda de la libra respecto a la peseta perjudica, sin duda., a los compradores (TT OO) ingleses. Es decir, a aquellos TT OO que no se hayan cubierto con el correspondiente seguro de cambio, lo que un importador de mercanc¨ªa no hubiera dejado de hacer.
?ste es un punto importante a analizar. En el mercado ingl¨¦s se han producido, muy probablemente, en a?os anteriores, unos beneficios muy sustanciales para los TT OO derivados de una evoluci¨®n de la paridad peseta-libra esterlina muy favorable para esta ¨²ltima. Es posible que al amparo de esta situaci¨®n y ante una demanda masiva de tarismo brit¨¢nico hacia el extranjero se hayan creado empresas marginales que, sobre los bajos precios espa?oles, han empujado todav¨ªa m¨¢s a la baja.
3. No hay que descartar -todo lo contrario- que factores internos de la situaci¨®n socioecon¨®mica de los pa¨ªses emisores produzcan una retracci¨®n de la demanda. ?ste es el caso del Reino Unido, donde la huelga de mineros y la situaci¨®n econ¨®mica en general han sido un factor negativo m¨¢s a sumar a los anteriores.
Los factores
En todo caso, vemos que la subida de los precios de los alojamientos espa?oles no ha sido el factor ¨²nico ni el m¨¢s importante para la ca¨ªda de la demanda, sobre todo en un pa¨ªs emisor tan importante como el Reino Unido. Esto ser¨ªa un motivo de reflexi¨®n para los partidarios de ceder ante la presi¨®n a la baja. La Administraci¨®n espa?ola ha respaldado las subidas razonables de precios decididas libremente por los empresarios del sector. Y lo ha hecho de la ¨²nica forma que tiene. Por una parte, d¨¢ndoles un apoyo moral, en el entendimiento que mantener precios tan bajos como en a?os anteriores hubiera llevado inevitablemente a una degradaci¨®n del producto, contrario totalmente a los intereses de los consumidores de los propios empresarios y a la pol¨ªtica tur¨ªstica de aumento de la calidad, comprometiendo finalmente el futuro tur¨ªstico de Espa?a. Y por otra, emprendiendo un esfuerzo adicional de promoci¨®n, en especial en aquellos mercados con mayores dificultades, invirtiendo cantidades adicionales de dinero en publicidad y haci¨¦ndolo en coordinaci¨®n con las principales empresas interesadas que asimismo han hecho, con el mismo objeto, inversiones adicionales de importancia.
?Est¨¢ injustificada la preocupaci¨®n del sector? En absoluto. Ahora bien, el verdadero motivo de preocupaci¨®n est¨¢, a mi juicio, en la existencia antes se?alada de empresas marginales en el mercado ingl¨¦s. M¨¢s que en la retracci¨®n de la demanda. La profesionalidad de la empresa espa?ola se est¨¢ poniendo a prueba en esta ocasi¨®n. Las decisiones corresponden a los empresarios y nunca me permitir¨ªa aconsejarlos desde la relativamente c¨®moda posici¨®n de la Administraci¨®n. ¨²nicamente espero que estas reflexiones hayan sido de alguna utilidad. Estoy convencido de que el riesgo que se haya podido asumir adoptando una mayor firmeza en el mercado internacional no es, en absoluto, descabellado. Y que los resultados a corto y en todo caso a medio plazo ser¨¢n, sin duda, positivos.
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