Jorge Herrialde
El editor de Anagrama, cuyo premio de ensayo se falla hoy, se considera un francotirador que busca "crear adicci¨®n entre los lectores"
MadridEl editor catal¨¢n luce la c¨®moda edad de la cuarenterta ya colmada, pero exhibe un aspecto fisico de rubio platino que le rejuvenece de manera natural. Un aire discretamente juvenil el de este antifranquista de los a?os sesenta, compa?ero de viaje del PSUC y miembro de la gauche divine que tomaba copas en Bocaccio y veraneaba en Cadaqu¨¦s.
Desde muy joven, Jorge Herralde fue un lector contumaz, que le¨ªa con voracidad y desorden a Sartre y Kafka, "en esa etapa en la que eres un receptor poroso y lo que lees influye decisivamente en tu vida". Aunque tampoco hac¨ªa ascos a los cl¨¢sicos de humor ingl¨¦s que editaba Jos¨¦ Jan¨¦s y que ahora ¨¦l mismo trata de rescatar. En un principio quiso dedicarse a escribir, pero azares diversos fueron aplazando, quiz¨¢ ya definitivamente, esta primera vocaci¨®n. Estudi¨® ingenier¨ªa industrial, "con desgana", y trabaj¨® un tiempo en un empresa rrietal¨²rgica familiar.
Fue en 1967 cuando este hombre sonrosado que se confiesa "ciclot¨ªmico y sadoririasoquista", inaugur¨® Anagrama como editor espont¨¢neo, sin m¨¢s apoyo que los correspondientes cr¨¦ditos bancarios. Adem¨¢s de dilvertirse, Herralde pretend¨ªa colaborar con "la compulsi¨®n antifranquista de la ¨¦poca", y sus primeras obras fueron un muestrario (le las nuevas tendencias de pensamiento: antipsiquiatr¨ªa, freudomarxismo, estructuralismo e izquierda radical.
En 1973 cre¨® el Premio Anagrama de Ensayo, que ese a?o gan¨® Rubert de Vent¨®s, y que en otras ediciones ha premiado a Savater y a Gimferrer. El premio, que se falla hoy, mantiene clerta expectaci¨®n en medios intelectuales a pesar de que "hay unacrisis mundial de ensayo. Hasta pensadores como Eco o Savater se han reciclado y se han pasado a la novel¨ªstica". Un fervor literario que ha deslizado tambien a Anagrama hacia la narrativa.
Entre 1976 y 1977, Herralde inici¨® la colecci¨®n Contrase?as, dedicada a introducir a autores como Bukowski o Tom Wolfe. Una colecci¨®n "agresiva" a la que ha a?adido otra de literatura en sentido amplio, centrada en autores del siglo XX, sobre todo anglosajones. Autores como Jane Bowles, es decir, "los que no pertenecen al grupo de los escritores pomposos o de pante¨®n sagrado".
El ¨¦xito comercial de Patricia Highsmith y de La conjura de los necios, permiti¨® a Herralde impulsar un segundo premio literario para autores hisp¨¢nicos. "En dos a?os he logrado que los escritores empiecen a odiarme". Artesanal y a la vez sofisticada, Anagrama atrae a una mezcla de lectores elitistas, intelectuales y esnobs. "No rechazo el esnobismo si me permite introducir autores; mi deseo es crear adicci¨®n".
"Estoy como casado" es la deliciosa f¨®rmula que utiliza Herralde para explicar que convive desde hace siete a?os con una mujer. Explicaciones de viejo progresista que titubea de nuevo cada vez que se refiere a ella: nombrarla como compa?era le produce cierto horror sem¨¢ntico, pero se azora cuando balbucea "mi mujer".
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