El presidente Reagan ha ganado la batalla del MX
La batalla por el misil nuclear MX ha confirmado el inmenso poder de la instituci¨®n de la Presidencia de Estados -Unidos, que, si no puede convertir a los hombres en mujeres, s¨ª puede lograr que el Congreso apruebe esta pol¨¦mica arma que la mayor¨ªa de los legisladores sabe que es muy vulnerable, demasiado cara y no a?ade pr¨¢cticamente nada a la seguridad de EE UU. Washington, donde estas cosas no suelen sorprender, ha asistido a la m¨¢s formidable campa?a de presi¨®n y relaciones p¨²blicas de los ¨²ltimos a?os ejercida por un presidente sobre el Congreso para que ¨¦ste aprobara, y as¨ª lo hizo ayer, 1.500 millones de d¨®lares (270.000 millones de pesetas) para construir 21 misiles MX, bautizados por Reagan como pacificadores.
, WashingtonEl triunfo del presidente en el primer enfrentamiento importante del Ejecutivo con el Legislativo en su segundo mandato supone una victoria pol¨ªtica importante para Reagan, que va m¨¢s all¨¢ de la aprobaci¨®n de fondos para continuar fabricando el cohete MX. En las ¨²ltimas semanas, el presidente ha acudido a la opini¨®n p¨²blica directamente para que ¨¦sta presione a los legisladores, y el pa¨ªs escucha al gran comunicador. Su victoria le dar¨¢ aliento para continuar con esta pol¨ªtica, que ya quiere repetir el pr¨®ximo mes montando otra gran operaci¨®n de presi¨®n y relaciones p¨²blicas para conseguir que el Congreso vote la ayuda a los contras que luchan por derrocar al Gobierno de Nicaragua.El presidente ha jugado con gran habilidad la baza de las negociaciones de Ginebra con la Uni¨®n Sovi¨¦tica. "Su ¨¦xito o fracaso", ha afirmado ante los congresistas, depende de que el Congreso apruebe los fondos para el MX. "Necesito este cohete intercontinental de 10 cabezas como instrumento de negociaci¨®n con Mosc¨²", ha argumentado Reagan. "Hemos pedido a nuestros aliados europeos", ha explicado el presidente, "que caminen por el fuego" para desplegar los euromisiles, y una derrota del MX supondr¨ªa enviar a los sovi¨¦ticos una se?al de que EE UU "est¨¢ dividido y carece de resoluci¨®n".
Lo que en realidad, como afirman los adversarios del cohete, es una cuesti¨®n de ca?ones o mantequilla -en un a?o en que el d¨¦ficit presupuestario supera los 200.000 millones de d¨®lares- ha sido convertido por la Casa Blanca en un asunto vital para la seguridad nacional. Los .dem¨®cratas, desarbolados a¨²n tras su hist¨®rica derrota de noviembre, tienen miedo de aparecer como blandos en temas de defensa, y muchos de ellos fuerzan su conciencia pol¨ªtica y votan por el MX.
Ronald Reagan ha usado todo su prestigio pol¨ªtico en la batalla del MX, que pr¨¢cticamente concluy¨® - anoche con el voto de la C¨¢mara de Representantes (ma?ana habr¨¢ una segunda votaci¨®n), a la que ha convertido en la primera prueba crucial de su segundo mandato. La Casa Blanca ha trabajado voto a voto, prometiendo beneficios concretos, a cambio de su voto favorable, a los congresistas y senadores en temas dom¨¦sticos en sus distritos, o amenazando con no apoyar sus campa?as de reelecci¨®n en 1986. El presidente se ha pasado horas al tel¨¦fono hablando con los legisladores.
Y no s¨®lo el presidente. El secretario de Estado, George Shultz, o el del Pent¨¢gono, Caspar Weinberger; el vicepresidente, George Bush, o incluso el ex presidente Gerald Ford, han telefoneado a los congresistas dudosos. Reagan ha acudido a almorzar al Congreso para buscar votos, y el lunes por la tarde envi¨® 10 autobuses militares al Capitolio para que trasladaran a m¨¢s de 100 congresistas a la Casa Blanca. Anteriormente hab¨ªa hecho venir a Washington a Max Kampelman, jefe de la delegaci¨®n estadounidense en las negociaciones entre las superpotencias de Ginebra.
Kampelman, un abogado dem¨®crata, dijo a los congresistas en la Casa Blanca que una derrota del MX "restrasar¨ªa las negociaciones de Ginebra" y significar¨ªa una concesi¨®n a los sovi¨¦ticos sin que ¨¦stos tuvieran que dar nada a cambio. "Mientras disfrutan de la manzana que cae el ¨¢rbol sin haber pagado nada por ella", explic¨® el negociador norteamericano, I¨®gicamente, se preguntan qu¨¦ otra fruta puede volver a caer gratuitamente".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.