Flick 'perdi¨® la memoria' al declarar en el Bundestag
La comisi¨®n parlamentaria encargada de investigar el caso Flick (esc¨¢ndalo de donativos y sobornos a pol¨ªticos, partidos y fundaciones de la Rep¨²blica Federal de Alemania) concluy¨® ayer los interrogatorios de testigos. El mi¨¦rcoles compareci¨® Guenter Max Paefgen, de 58 a?os, ex socio comanditario de Flick, y ayer, el due?o del consorcio, Friedrich Karl Flick, de 58 a?os. Los dos testigos dieron ante la comisi¨®n investigadora del Bundestag toda una exhibici¨®n de mala memoria. "No consigo acordarme", fue la respuesta m¨¢s frecuente a las numerosas preguntas de los diputados.
BonnLa comisi¨®n Flick ha quedado pr¨¢cticamente liquidada y s¨®lo falta el informe final, que se debatir¨¢ en el pleno del Bundestag (Parlamento), cuando est¨¦ listo. S¨®lo se reabrir¨ªa el interrogatorio de testigos si el tribunal de Colonia accediese a entregar a la comisi¨®n parlamentaria una serie de archivadores y el estudio de su contenido diese resultados comprometedores. Una gran coalici¨®n de democristianos (CDU/CSU), socialdem¨®cratas (SPD) y liberales (FPD) parece interesada en poner fin a la investigaci¨®n y evitar que se rompa m¨¢s porcelana. Todo esto, para desesperaci¨®n del representante de los verdes en la comisi¨®n, el diputado Otto Schilv, que acus¨® a los otros partidos de encubridores, saboteadores y expertos en borrar huellas.Al logro de la verdad no contribuyeron los ¨²ltimos interrogatorios de Paefgen y Flick, que adoptaron la t¨¢ctica del "no sabe, no contesta". Paefgen, el hombre que el pasado mayo declar¨® que hab¨ªa entregado un mill¨®n de marcos a la fundaci¨®n socialdem¨®crata Friedrich Ebert para fortalecer el socialismo democr¨¢tico en Espa?a, Portugal y Am¨¦rica Latina, lleg¨® a Bonn procedente de Nepal.
Momentos de nervios
Fr¨ªo, seguro y calculador, Paefgen s¨®lo perdi¨® la calma en una ocasi¨®n ante una pregunta del diputado Schilv y enrojeci¨® de c¨®lera ante la sugerencia del representante de los verdes de que "no se quer¨ªa acordar". Paefgen amenaz¨® con llevar tal insinuaci¨®n a los tribunales. El hombre de confianza de Flick luch¨® mucho tiempo con su aparato para la sordera y se disculp¨®: "Acabo de llegar de un vuelo transatl¨¢ntico y no funciona bien". En otro momento tuvo que pedir una breve pausa, porque al aparato se le agotaron las pilas. Paefgen sufri¨® hace a?os un accidente de caza que le produjo sordera.A las 9.30 de la ma?ana entr¨® Flick en la sala del piso 19. Rodeado del servicio de seguridad del Bundestag y hasta de un guardaespaldas armado, Flick cojeaba visiblemente, a consecuencia de una operaci¨®n de cadera, y se acerc¨® a saludar al presidente de la comisi¨®n. Le acompa?aba un abogado. Flick iba vestido con un traje gris oscuro de espiga y sobre su asiento se coloc¨® un coj¨ªn verde de goma espuma. El amo del consorcio, con 40.000 asalariados empez¨® a declarar tartamudeante y nervioso, bebi¨® agua mineral repetidas veces y sus manos jugueteaban con un bol¨ªgrafo barato.Curiosamente, Flick record¨® con bastante detalle una negociaci¨®n con una empresa de Illinois (EE UU), pero luego su memoria fall¨® en el momento de hablar del negocio de su vida -la venta de las acciones de Daimler Benz-, de los donativos a los partidos y fundaciones, y de los contactos de sus hombres de confianza con pol¨ªticos en Bonn.
La falta de memoria de Flick le llev¨® al extremo de declarar que no recordaba que en la central de su consorcio, en D¨¹sseldorf, se hubiese efectuado un registro policial en 1980. Ni siquiera sirvi¨® para refrescarle la memoria la lectura de cuatro documentos, en los que el ex socio comanditario Eberhard von Brauchitsch dejaba constancia de conversaciones con Flick y de haberle informado del hecho.
El interrogatorio de Flick estuvo acompa?ado de nerviosismo, provocado por los encargados de la seguridad del Bundestag, que se hab¨ªan vestido ayer con ropa de domingo, y acompa?aban al multimillonario continuamente, hasta, en dos ocasiones, a los servicios, sin dejar aproximarse a los periodistas, que fueron apartados de forma grosera e ins¨®lita. "Esto no ha pasado nunca, ni siquiera cuando declar¨® el canciller Helmut Kohl", explic¨® airado un periodista de televisi¨®n.
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