William Richard Smyser
El adjunto del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados en Ginebra acaba de visitar Espa?a
William Richard Smyser, estadounidense, comenz¨® a interesarse por los problemas de los refugiados durante su experiencia como diplom¨¢tico en Indochina en los a?os en que la guerra de Vietnam alcanzaba sus momentos m¨¢s dram¨¢ticos. Desde 1981 ocupa el cargo de adjunto del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) en Ginebra, una de las principales organizaciones encargadas de la supervivencia y protecci¨®n de la incesante oleada de personas a las que cada d¨ªa las guerras, las persecuciones; o las cat¨¢strofes obligan a huir a otros pa¨ªses e incrementar la cifra de 10 millones de desplazados en el mundo.
Madrid
Sinyser, casado y con un hijo, naci¨® en 1931 en Viena, donde su padre era miembro de la representaci¨®n diplom¨¢tica estadounidense. Su infancia transcurri¨® entre EE UU y varias capitales europeas, entre ellas Espa?a, donde vivi¨® tres a?os y en donde aprendi¨® un castellano "con errores" pero con un acento madrile?o del que todav¨ªa se enorgullece. Estudi¨® Ciencias Pol¨ªticas en la universidad de Harvard, donde conoci¨® e hizo amistad con Henry Kissinger, con quien colabor¨® en la Casa Blanca entre 1970-1971. Smyser acaba de visitar Espa?a, donde se entrevist¨® con personalidades del Gobierno, para intercambiar opiniones sobre la situaci¨®n de los refugiados.Este hombre de sonrisa grave refleja el esp¨ªritu optimista del ACNUR, una organizaci¨®n creada en 1951 con car¨¢cter transitorio para resolver el problema de los refugiados de la II Guerra Mundial, pero que ha tenido que renovar hasta hoy su mandato ante el cada vez mayor n¨²mero de desplazados en el mundo. "Sabemos que es dif¨ªcil, pero no perdemos la esperanza de poner fin un d¨ªa a esta tragedia", afirma.
Tres millones de refugiados en Pakist¨¢n, cinco millones en ?frica y los 500.000 existentes en Centroam¨¦rica son las cifras con las que tiene que trabajar el ACNUR. "Nosotros actuamos como un hospital al que los desplazados acuden para lograr protecci¨®n y ayuda. La repatriaci¨®n del refugiado a su pa¨ªs de origen es la soluci¨®n ideal, pero tambi¨¦n la m¨¢s dif¨ªcil porque depende de situaciones pol¨ªticas que generalmente no es posible que se resuelvan a corto plazo. Otras alternativas son la integraci¨®n de los desplazados en los pa¨ªses donde fueron acogidos o el reasentamiento en un tercer pa¨ªs".
La labor de Smyser es un compromiso entre la actividad diplom¨¢tica necesaria para estimular y coordinar la ayuda internacional para los refugiados y el mandato apol¨ªtico del ACNUR. "No es s¨®lo la vida de los refugiados la que est¨¢ en peligro, sino tambi¨¦n la de las poblaciones que los acogen", afirma Sinyser al recordar que pa¨ªses tradicionalmente pobres como Sud¨¢n y Pakist¨¢n s¨®lo pueden soportar la carga que suponen los centenares de miles de desplazados que acogen gracias a la ayuda internacional.
Para Sinyser el complejo drama de los refugiados no se puede comprender s¨®lo desde la frialdad de los datos estad¨ªsticos. Durante al menos cuatromeses al a?o se desplaza de su despacho de Ginebra a las m¨¢s remotas aldeas africanas, donde ha visto morir a las v¨ªctimas de la sequ¨ªa, o a los campos de fugitivos de los sucesivos conflictos asi¨¢ticos para estudiar sobre el terreno las posibles soluciones. "Lo que m¨¢s me impresiona de los refugiados es su fuerza individual", afirma, "porque no hay que olvidar que son personas como nosotros que lo pierden todo por circunstancias superiores a su voluntad, y luchan con una energ¨ªa sobrehumana para rehacer sus vidas".
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