Luis Pastor, de ayer a hoy

Tras siete a?os sin actuar en un teatro madrile?o, en los que se ha visto obligado, como tantos otros compa?eros de profesi¨®n y generaci¨®n, a intentar que se le perdonaran los pecados de haber afrontado su oficio con la exigencia art¨ªstica y testimonial de contribuir a que el pa¨ªs alcanzara la normalidad democr¨¢tica, Luis Pastor sali¨® al escenario con los nervios propios de quien se enfrenta a algo m¨¢s que un simple recital. Llegaba para mostrar en un local adecuado el trabajo de los ¨²ltimos a?os. ?Qu¨¦ queda en el Luis Pastor de hoy de ese chico de Vallecas, autodidacta, combativo, inquieto, que se lanz¨® a la canci¨®n en un momento en que las posibilidades de aprender eran nulas al margen de la propia experiencia? ?C¨®mo se ha adaptado su quehacer creativo a los vertiginosos cambios de una sociedad -y una m¨²sica- inmersa cada vez m¨¢s en la vor¨¢gine de lo novedoso como principal valor de cambio?

Ante todo queda la conciencia de que la canci¨®n es una forma de arte, un veh¨ªculo de expresi¨®n de vivencias, personales y colectivas, al margen de condicionantes comerciales. A partir de ah¨ª, Luis Pastor desarroll¨® un recital en el que, recuperando buena parte de su obra antigua, dio a conocer sus ¨²ltimas composiciones.

Acompa?ado por un grupo de instrumentistas impecables, manejando todo tipo de matices y registros, la m¨²sica de Luis Pastor ha bebido en muy diversas fuentes, enriqueciendo sus valores iniciales con las posibilidades que ofrecen el conocimiento y la experiencia. Ha asimilado ritmos, formas y estilos provenientes de los m¨¢s diversos campos de la m¨²sica popular, configurando un modo de hacer esencialmente ecl¨¦ctico.