Mor¨¢n, un hombre capaz

En toda tierra de garbanzos es necesario, para hacer re¨ªr al personal y al mismo tiempo exorcizar las propias frustraciones, un tonto del pueblo, y el pueblo espa?ol, en su conjunto, no iba a ser menos. As¨ª que, con un trasfondo de burda operaci¨®n pol¨ªtica, se eligi¨® como chivo expiatorio de la tonter¨ªa nacional a Fernando Mor¨¢n, que de tonto, nada. Listo, y muy listo, nuestro ministro, y por si fuera poco, sensato y paciente no s¨®lo con los galos y otros clanes europeos, sino -lo que tiene m¨¢s m¨¦rito- con su propia y esquinada tribu de celt¨ªberos. Por lo dem¨¢s, si este pecador, reo del grave delito de ser inteligente, ha ardido mucho m¨¢s que cualquier otro en el purgatorio es porque tambi¨¦n tiene m¨¢s f¨®sforo.Pero dicho esto y envuelto ahora nuestro nuevo campe¨®n nacional en nubes de incienso, cuando hace tan s¨®lo unos meses soportaba intoxicantes humos de basura y humoradas de dudosa gracia, habr¨¢ que recordar que en la sede de la CEE hay, desde hace tiempo, un gran embajador de Espa?a, Gabriel Ferr¨¢n, que algo se habr¨¢ movido d¨ªa tras d¨ªa, todos los d¨ªas, y no s¨®lo en las soir¨¦es televisadas, para que nos admitan en la movida esa de los pesqueros y los hect¨®litros de vino. Digo yo.

?Ah!, y que mi querido y admirado Mor¨¢n tenga cuidado, porque un ministro al que se le sostiene es

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