1 lunes
Lo que est¨¢ pasando con los directores de orquesta es el m¨¢s claro ejemplo de la banalizaci¨®n de la m¨²sica y de eso que Juli¨¢n Mar¨ªas llam¨® alguna vez, me parece la vulgarizaci¨®n de la cultura. Que es todo lo contrario de su difusi¨®n. Ya el caso Bernstein fue como un poco humillante en Madrid. Me dicen grandes profesionales del piano y el Conservatorio que en el teatro y en las colas se vieron gentes que no hab¨ªan acudido jam¨¢s a un concierto: iban a ver/consumir, no s¨®lo al hombre/ orquesta, si no al hombre/espect¨¢culo. Von Karajan, hoy, tiene m¨¢s gloria y m¨¢s poder que tuvieron jam¨¢s Beethoven o Mozart. Nuestra sociedad necesita "hinchar el perro", como se dec¨ªa antes en periodismo, para luego hincharse ella de perros, e incluso de perritos calientes. Parece que Karajan es una deidad sin fin. Me lo encuentro retratado en todas las revistas del mundo. Se nos explican los enigmas de su alma. Karajan es un viejo con la melena blanca, como pide el atrezzo sinf¨®nico, que hace vida de Onassis de ese petr¨®leo auditivo que es la m¨²sica. Los propios especialistas reconocen que jam¨¢s un m¨²sico ha tenido tanto poder en la tierra. Karajan hace negocios, al margen de la m¨²sica, y tiene su oficina en un yate, como Onassis, ya digo. Naci¨® en Salzburgo y es director de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn. Considera que la orquesta es s¨®lo la continuaci¨®n de su batuta. Bien, vale, t¨ªo. No estamos denunciando a un hombre, sino una tendencia de las multitudes fin de siglo, apacentadas en el consumismo/ capitalismo: es m¨¢s f¨¢cil consumir una imagen que una m¨²sica o una filosof¨ªa. En Espa?a tenemos, desde El Cordob¨¦s o Paquirri, el torero/espect¨¢culo m¨¢s que el torero/torero. Es la degeneraci¨®n de la cultura en clis¨¦ de s¨ª misma. Por otra parte, "las masas en rebeli¨®n" prefieren consumir gente viva a consumir valores. Estamos en la cultura como antropofagia.
4 jueves
Conoc¨ª a Antonio D¨ªaz Miguel cuando lo de Los ?ngeles, juvenilmente acompa?ado, por cierto, y admir¨¦ en ¨¦l al hombre que ha sabido obtener beneficio colectivo, f¨ªsico y moral de una raza de espa?oles: los espa?oles altos, que se decantan como palmeral macho en el baloncesto, siempre bajo la memoria de embrocaci¨®n y velocidad de Emiliano Rodr¨ªguez. En la familia tengo ya un buen baloncestista catal¨¢n, casado con una de mis sobrinas, Yolanda, y opino que, antes que la haza?a de marcar tantos, en su generaci¨®n, est¨¢ la haza?a de crecer. ?C¨®mo es que han crecido tanto los nuevos espa?oles? Un franquista dir¨ªa que gracias a Franco. Un internacionalista, que gracias al boom mundial de los 60. Un deportista, que gracias al baloncesto. O sea que no se sabe, en esto como en todo, qu¨¦ cosa fue primero. Horacio Otheguy escribe en Penthouse un magn¨ªfico art¨ªculo sobre baloncesto que ya es un acierto de t¨ªtulo: ?Por qu¨¦ somos buenos? La pregunta es osada y tiene sentido, porque el espa?ol, ese se?or que consideran los franceses "bajito, con bigote y cabreado porque no liga", resulta que ha crecido, se ha afeitado el bigote, ha empezado a ligar con una m¨¢quina tragaperras, a brillar en campeonatos internacionales de baloncesto y a meterle sus primeros y definitivos goles al Mercado Com¨²n. Eso s¨ª que ha sido un enceste. Durante a?os se crey¨® aqu¨ª que el baloncesto era cosa para ni?as, una especie de solfeo bestia. Nuestro fajador baloncesto es, ante todo, un s¨ªntoma antroposociol¨®gico: los espa?oles han crecido. Hay que legislar para espa?oles que ven el mundo desde el principal y no desde el entresuelo h¨²medo, que era el m¨ªo. Los nuevos espa?oles le sacan la cabeza a la cabeza de su padre. Han sacado la cabeza por encima de las aguas detenidas de la Historia. La diferencia entre "vieja y nueva pol¨ªtica" est¨¢ en que cierta derecha sigue politiqueando para espa?oles bajitos. Su tragedia es que los espa?oles, como los enanos de aquel chiste, les han crecido.
5 viernes
Antonio G¨®mez Rufo, joven autor de prosa "castizante", se inici¨® con El ¨²ltimo verano de la familia Manela, pr¨®logo de Jos¨¦ Luis Sampedro. Ahora, en Beatriz Moura/Tusquets, saca El ¨²ltimo goliardo, colecci¨®n er¨®tica "La sonrisa vertical". G¨®mez Rufo hace el pastiche con picard¨ªa y, m¨¢s que un libertino del XVIII que es de donde venimos todos: parece un Arcipreste golfo del XV/XVI.
7 domingo
?Se llevan o no se llevan los grandes senos femeninos? Miss Am¨¦rica, descalificada por unas fotos porno, ha sido confinada as¨ª, definitivamente, en la pornografia. La democracia puritana de Reagan es que tiene estas cosas. Las mujeres tienen pechos o no tienen pechos, seg¨²n decida el Pent¨¢gono. Ahora, con el giro gal¨¢ctico del imperio U.S.A. parece que vuelven a llevarse los grandes senos, como met¨¢fora, fetiche y reh¨¦n de una feminidad lactante, casera y mult¨ªpara. La mujer de rojo, el ¨²nico filme que hoy llena los cines, es un vodevil semiad¨²ltero con moraleja final en el alero, cosa que no se ve¨ªa en Hollywood desde el edificante Spencer Tracy: "?Y qu¨¦ hago yo aqu¨ª -se pregunta el ad¨²ltero frustrado en el alero de un rascacelos- si tengo una mujer maravillosa y unos hijos? Todo por un maldito culo". Absuelven el porno psicol¨®gico f¨¢cil con el sem¨®n familiar final. Mindy Farrar, 23 a?os, dotada de dos gl¨¢ndulas como dos kindergarten, afirma que "el hombre sigue siendo un fetichista de los pechos", es la favorita de todo el porno fino en USA. "Una mujer con un busto bonito siempre triunfa entre los americanos". Es el eterno matriarcalismo yanqui, que vuelve. Los matriarcados de pecho breve -Francia, Grecia- son republicanos, agn¨®sticos e ilustrados. Los rnatriarcados de grandes pechos -URSS/USA/ Roma- son presidencialistas, inmanentistas y eternamente lactantes, Todo Occidente ha girado a la derecha y al famili¨®n, con lo que las se?oras se han vuelto decentes, le han regalado el diafragma valginal a la asistenta, que cree que es un colador de caf¨¦, y han dejado que le crezcan gloriosamente los senos en esta primavera mercader y nuclear, que ense?a un sol de derechas como un as de Heraclio Fournier.
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