La imposici¨®n de manos, de la magia a la medicina
Estudios todav¨ªa parciales demuestran que tiene efectos beneficiosos en la mejor¨ªa de s¨ªntomas de determinadas enfermedades
La utilizaci¨®n de las manos para curar a los enfermos, una antigua pr¨¢ctica considerada por la medicina cient¨ªfica moderna como una mascarada m¨ªstica, est¨¢ empezando a ser revisada por los expertos en cuidados sanitarios, despu¨¦s de que varios estudios hayan demostrado que la mayor¨ªa de la gente puede aprender a usar las manos.Los investigadores han observado claros efectos fisiol¨®gicos como resultado de una versi¨®n modernizada de la imposici¨®n de manos, entre los que se encuentran el alivio del dolor, reducci¨®n de la ansiedad, aumento de la cantidad de hemoglobina portadora de ox¨ªgeno en la sangre y cambios en las ondas cerebrales que implican relajaci¨®n.
Un gran hospital de Nueva York llev¨® a cabo recientemente un estudio cient¨ªfico que demuestra que los efectos del contacto terap¨¦utico van mucho m¨¢s all¨¢ del conocido efecto placebo, en el cual los pacientes mejoran porque creen que la terapia es beneficiosa. Tanto en ¨¦ste como en otros estudios se descubri¨® que el contacto terap¨¦utico -entre las manos del curador y cuerpo del paciente-, produc¨ªa efectos beneficiosos, incluso cuando el paciente desconoc¨ªa lo que se pretend¨ªa conseguir con la mencionada t¨¦cnica. Los estudios parecen mostrar tambi¨¦n que el curador no precisa de ning¨²n talento ni poder especial, necesitando tan s¨®lo informaci¨®n y pr¨¢ctica para utilizar apropiadamente la t¨¦cnica.En esos aspectos, el contacto terap¨¦utico difiere bastante de la curacion ps¨ªquica, que depende de la fe del receptor en los poderes extraordinarios de un determinado curador. El contacto terap¨¦utico no se atribuye a ning¨²n tipo de cura milagrosa. "El contacto terap¨¦utico no es la panacea", manifiesta en una entrevista la doctora Janet Quinn, una de las principales estudiosas de la t¨¦cnica. "La gente no arroja al suelo sus muletas ni se cura de c¨¢ncer".
Un m¨¦todo de mejor¨ªa, no de curaci¨®n
La doctora Quinn es subdirectora de cuidados cl¨ªnicos de la universidad de Carolina del Sur, en Columbia, y se ha beneficiado de la primera beca para estudiar el m¨¦todo. Se encuentra entre aquellos m¨¦dicos y personal cl¨ªnico que creen que la mejor¨ªa -refiri¨¦ndose a la integraci¨®n del cuerpo y la mente, algo que ha sido casi ignorado por la medicina modernapuede facilitar la curaci¨®n. "El contacto terap¨¦utico no es un m¨¦todo de curaci¨®n, sino de mejor¨ªa", asegura, y lo describe como un apoyo a los cuidados m¨¦dicos y cl¨ªnicos tradicionales.
Para la doctora Dolores Krieger el contacto terap¨¦utico es un animador de la capacidad de recuperaci¨®n del propio paciente y acelera el proceso curativo. Entre los estudios de la doctora Krieger est¨¢n los que indican que la imposici¨®n de manos puede incrementar los niveles de hemoglobina en la sangre del paciente.
La doctora Krieger es profesora de enfermer¨ªa en la universidad de Nueva York y autora de The therapeutic touch (El contacto terap¨¦utico), un libro que describe la pr¨¢ctica y sus resultados, que ha sido publicado en 1979 por PrenticeHall. Lleva 15 a?os estudiando el contacto terap¨¦utico y lo ha ense?ado a miles de profesionales, muchos de los cuales lo utilizan como parte de los cuidados cl¨ªnicos normales. La doctora Quinn ha estudiado con la doctora Krieger.
Por lo menos dos investigadores (Philip E. Clark, psiquiatra cl¨ªnico del centro m¨¦dico del ej¨¦rcito Dwight David Eisenhower, en Fort Gordon, Georgia, y Mary Jo Clark, profesora ayudante de enfermer¨ªa del Colegio M¨¦dico de Georgia) dicen que les parece prematuro ense?ar el uso del contacto terap¨¦utico. En un art¨ªculo publicado el a?o pasado en el Journal Nursing Research manifiestan que aunque la t¨¦cnica "es interesante", nunca alcanzar¨¢ "credibilidad profesional sin una evidencia clara y objetiva que la apoye". Seg¨²n ellos, la mayor¨ªa de los estudios anteriores ¨¢ los de la doctora Quinn ten¨ªa fallos metodol¨®gicos que invalidaban los descubrimientos.
La doctora Quinn dice que el uso cl¨ªnico del contacto terap¨¦utico se ha extendido mucho, a pesar de la carencia de suficiente investigaci¨®n cient¨ªfica y comprensi¨®n de la forma en que act¨²a. Debido a la falta de fondos para el estudio del contacto terap¨¦utico, los usos m¨¢s corrientes de la t¨¦cnica se basan principalmente, por no decir en su totalidad, en la experiencia cl¨ªnica m¨¢s que en verdaderos experimentos cient¨ªficos. Por ejemplo, la t¨¦cnica se usa a menudo en las maternidades para ayudar a los ni?os prematuros con dificultades respiratorias.
"Un contacto terap¨¦utico muy breve, sin llegar a tocar realmente al ni?o, parece relajar al beb¨¦ lo suficiente como para que lleve m¨¢s ox¨ªgeno a los tejidos del cuerpo", dice la doctora Quinn, y a?ade que "los m¨¦dicos a menudo le dicen a la enfermera que conoce la t¨¦cnica de contacto que se la aplique al ni?o". Consciente de que esto no es m¨¢s que evidencia cl¨ªnica anecd¨®tica, la doctora Quinn dice que ahora hay que dedicarse a estudiar cient¨ªficamente el fen¨®meno.
Convencimiento del curador
La pr¨¢ctica del contacto terap¨¦utico se inicia con la concentraci¨®n, o el convencimiento del curador de su intenci¨®n de curar centr¨¢ndose en sus propias energ¨ªas para ayudar al paciente. La doctora Quinn describe esta concentraci¨®n como un estado de alteraci¨®n de la consciencia, en la que se suprimen todos los pensamientos ajenos al hecho. La doctora Krieger se?ala que el solo hecho de querer curar no es suficiente; si lo fuera, toda madre de un ni?o enfermo ser¨ªa una curadora efectiv¨ªsima.
Manteniendo sus manos a unos 10 o 15 cent¨ªmetros del paciente, el curador concentrado mueve las ma.nos sobre el cuerpo del paciente de la cabeza a los pies, tratando de buscar claves sobre el estado del paciente. Parece ser que las manos pueden detectar zonas del paciente con exceso de energ¨ªa, in dicativas de una tensi¨®n acumulada o de la enfermedad, y redirigir o redistribuir esa energ¨ªa para aliviar el s¨ªntoma.
La doctora Quinn demostr¨® la importancia de la concentraci¨®n en un estudio dirigido por ella en el Centro M¨¦dico San Vicente, de Nueva York, entre 60 pacientes del coraz¨®n. Los curadores se dividieron al azar en dos grupos. Las enfermeras de un grupo fueron instruidas para concentrarse en la curaci¨®n mientras pasaban sus manos sobre los pacientes; las enfermeras del segundo grupo recibieron la instrucci¨®n de contar al rev¨¦s desde 100, de siete en siete, mientras hac¨ªan los mismos movimientos que las del otro grupo.
La operaci¨®n fue filmada y ninguno de los observadores independientes pudo distinguir las curadoras reales de las que estaban abstra¨ªdas contando. A los pacientes simplemente se les dijo que las enfermeras estaban tratando de descubrir lo que se pod¨ªa aprender del cuerpo humano a trav¨¦s de las manos.
Los grados de ansiedad de los pacientes se midieron antes y despu¨¦s de la exposici¨®n de los pacientes a los ejercicios reales y simulados. Los pacientes cuyas enfermeras se hab¨ªan concentrado en la curaci¨®n experimentaron una reducci¨®n de la ansiedad altamente significativa en relaci¨®n con el grupo de pacientes de las enfermeras que simplemente se dedicaban a contar, manifest¨® la doctora Quinn en la revista Advances in Nursing Science. Despu¨¦s de solamente cinco minutos de verdadero contacto terap¨¦utico, los grados de ansiedad descendieron un 17%, en tanto que no hubo variaci¨®n alguna en la ansiedad de los pacientes cuyas curadoras se dedicaron a contar. La doctora Quinn dice que el estudio demostr¨® tambi¨¦n que los pacientes no ten¨ªan por qu¨¦ saber lo que estaban haciendo las enfermeras ni los supuestos beneficios del contacto terap¨¦utico.
Con la beca recientemente obtenida de la Divisi¨®n de Enfermer¨ªa el Departamento de Salud y Atenci¨®n Humana, la doctora Quinn intenta repetir este estudio y ampliar sus investigaciones a la exploraci¨®n de otros efectos del contacto terap¨¦utico, adem¨¢s de buscar una explicaci¨®n m¨¢s amplia a los motivos por los que el m¨¦todo tiene efecto. "La hip¨®tesis de trabajo se basa en que hay una transferencia de energ¨ªa del curador al paciente", aclara la doctora Quinn. Los pacientes informan que pueden sentir calor que emana de las manos del curador. ?sta puede ser la raz¨®n del funcionamiento de la t¨¦cnica, aun cuando el curador no llega a tocar realmente al paciente.
Una transferencia de energ¨ªa
La creencia de que la imposici¨®n de manos implica una transferencia de energ¨ªa entre el curador y el paciente es muy antigua, el llamado prana en s¨¢nscrito. La teor¨ªa consigui¨® cierto apoyo con los primeros estudios modernos sobre contacto terap¨¦utico llevados a cabo por el doctor Bernard Grad, un bioqu¨ªmico de la universidad McGill, de Montreal.
Los estudios controlados de Grad demostraron que la imposici¨®n de manos, sin contacto f¨ªsico, pod¨ªan incrementar la rapidez de curaci¨®n en ratones y la rapidez de crecimiento en las plantas.
Grad lleg¨® a la conclusi¨®n de que como el curador no toca ni a los animales ni a las plantas, "debe aceptarse que el causante de los efectos debe ser un agente f¨ªsico, una energ¨ªa". Pero ya sea una transferencia de energ¨ªa o cualquier otro mecanismo el causante de los efectos observados en el contacto terap¨¦utico, la doctora Quinn insiste en que "no se puede ignorar la t¨¦cnica simplemente porque no sepamos exactamente por qu¨¦ funciona".
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