Aborto
La sentencia del Tribunal Constitucional contra la ley del Aborto ha supuesto una gran victoria para los socialistas. Al parecer, esta ley, que s¨®lo era higi¨¦nica y sumamente restrictiva, encima estaba mal confeccionada. En su d¨ªa fue impugnada por el Grupo Popular y ahora el Tribunal Constitucional ha fallado negando la raz¨®n al Gobierno. Enhorabuena. Ni al propio Maquiavelo se le hubiera ocurrido un ardid m¨¢s envenenado. Gracias a unos matices de leguleyo, las adolescentes violadas, las madres amenazadas de muerte por el feto, las mujeres que van a parir un hijo subnormal, si abortan, continuar¨¢n dando con sus huesos en la c¨¢rcel durante seis a?os. El tenebrismo espa?ol sigue en pie y la derecha no ha tenido otro remedio que alegrarse de un modo ruidoso. Ha ca¨ªdo en la trampa al verse obligada a celebrar este triunfo y exhibir en p¨²blico una vez m¨¢s su rostro impresentable. A causa de un trofeo jur¨ªdico lleno de sutilezas, ha lanzado las campanas al vuelo, pero ese j¨²bilo infantil nunca lograr¨¢ enmascarar la hipocres¨ªa que yace bajo el formulismo.La derecha se hace pasar por defensora de la vida, proclama con voz ardiente el derecho de esas inocentes criaturas que germinan en el ¨²tero y a pesar de todo en este caso tampoco ha podido sacudirse de encima la representaci¨®n de la crueldad. Este misterio de la imagen tal vez obedezca a que la cuesti¨®n no est¨¢ planteada entre partidarios de la vida o de la muerte, sino entre teolog¨ªa o racionalidad, oscurantismo o civilizaci¨®n, profilaxis o inquisici¨®n. Frente a este dilema, los socialistas han elegido una salida cultural y la derecha ha optado por la mazmorra. ?Qui¨¦n va a votar a un se?or que quiere meter en la c¨¢rcel a una joven violada? ?Qui¨¦n ir¨¢ detr¨¢s de un cern¨ªcalo que se pone de parte del feto ante una madre en peligro de muerte? Ya s¨¦ que la cuesti¨®n est¨¢ planteada de una forma grosera, pero a efectos electorales no existe escapatoria: los socialistas ser¨¢n esos chicos tiernos, modernos, europeos que no desean ver las c¨¢rceles llenas de madres frustradas, y la derecha seguir¨¢ ofreciendo la faz implacable, adusta y terrible del rigor teol¨®gico. La jugada ha sido maestra. Enhorabuena.
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