Nueve reos de impiedad

Jorge Rafael Videla, Roberto Eduardo Viola, Leopoldo Fortunato Galtieri, Eduardo Emilio Massera, Armando Lambruschini, lsaac: Anaya, Orlando Ram¨®n Agosti, Ornar Graffigna y Basilio Lami Dozo. Los nueve triunviros que desde el pasado lunes est¨¢n siendo juzgados en Buenos Aires han de responder a acusaciones de diversos grados: homicidio, privaci¨®n ileg¨ªtima de la libertad, privaci¨®n ileg¨ªtima de la libertad seguida de homicidio, aplicaci¨®n de tormentos a los detenidos y robo.

La acusaci¨®n y la orden de procesamiento fueron llevadas a cabo por el propio presidente de la Rep¨²blica Argentina, Ra¨²l Alfons¨ªn, en uno de sus primeros decretos y en su calidad de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.Obviamente, la orden de procesamiento fue dictada al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, m¨¢ximo tribunal castrense. Poco antes, una reforma del C¨®digo de Justicia Militar hab¨ªa hecho apelables las sentencias de este tribunal de casta ante la jurisdicci¨®n civil ordinaria.

Otros militares argentinos, como el jefe de la polic¨ªa metropolitana, general Ram¨®n Camps, y el contraalmirante Chamorro, o el capit¨¢n de corbeta Acosta y el teniente de nav¨ªo Alfredo Astiz, relacionados con atrocidades cometidas en la provincia de Buenos Aires y en la Escuela de Mec¨¢nica de la Armada, fueron tambi¨¦n procesados por orden presidencial en otra causa.

Agotados sus plazos legales sin siquiera haber instruido el sumario, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas tuvo que entregar sus actuaciones a la C¨¢mara Federal de Apelaciones en lo Criminal y Correcional, que prosigui¨® el juicio en su ¨¢mbito civil, aunque manteniendo para el proceso la aplicaci¨®n del C¨®digo de Justicia Militar.

Desapariciones mil

De entre los encausados, el almirante Eduardo Emilio Massera hab¨ªa sido enjuiciado previamente por su presunta responsabilidad en la ocultaci¨®n de pruebas en relaci¨®n con la desaparici¨®n del marido de su amante, Marta McCormak de Branca.

La causa hubo de ser sobrese¨ªda ante la desaparici¨®n de las pruebas sobre la desaparici¨®n de las pruebas. El marido, tambi¨¦n contin¨²a, desaparecido.

La ¨²ltima Junta Militar -Leopoldo Fortunato Galtieri, Isaac Anaya y Basilio Lami Dozo- se encuentra a su vez procesada ante el Consejo Supremo de las fuerzas Armadas por la responsabilidad de la p¨¦rdida de la guerra de las Malvinas; causa en la que, te¨®ricamente, los encartados podr¨ªan llegar a ser sentenciados a muerte.

En el juicio que ahora se est¨¢ viendo oralmente los nueve triunviros pueden llegar a recibir una pena de un cuarto de siglo de prisi¨®n o cadena perpetua.

Jorge Rafael Videla, Roberto Viola, Eduardo Emilio Massera, Orlando Agosti y Armando Lambruschini se encuentran recluidos en unas dependencias policiales especiales a pocos metros del palacio de los tribunales, en el que se sigue su juicio.

Galtieri, Anaya y Lami Dozo est¨¢n intemados en unidades militares por su segundo proceso militar -las Malvinas-

El brigadier del Aire, Omar Graffigna, es el ¨²nico que se encuentra en libertad provisional. Todos gozan de buena salud, excepci¨®n hecha del brigadier del Aire, OrIando Ram¨®n Agosti, bajo tratamiento de psicof¨¢rmacos a causa de la profunda depresi¨®n que le abate y que ha hecho temer a sus allegados en la posibilidad de un suicidio.

La C¨¢mara Federal de Apelaciones; que les juzga est¨¢ integrada por su presidente, Carlos Arslanian, 42 a?os; Jorge Torlasco, 49 a?os; Andr¨¦s D'Alessio, 44; Ricardo Gil Lavedra, 36 a?os; Jorge Valerga, 38 a?os, y Guillermo Ledesma, de 41 a?os.

El 26 de marzo de 1976, el ej¨¦rcito argentino protagoniz¨® un golpe de Estado cruento que derroc¨® el r¨¦gimen formalmente constitucional de Isabelita Mart¨ªnez de Per¨®n y dio paso a la denominada guerra sucia contra el activismo armado de grupos, de la extrema izquierda peronista, troskistas y otros.

Bajo esta denominaci¨®n se escondi¨® un proceso de represi¨®n generalizada e indiscriminada contra los activistas y tambi¨¦n contra personas, ni?os, ancianos y mujeres, meramente emparentados por v¨ªa familiar con aqu¨¦llos o que no ten¨ªan que ver nada en absoluto con el activismo armado.