Espa?a carece de postura sobre la 'guerra de las galaxias', seg¨²n un alto cargo de Defensa

"No se prev¨¦ que en un tiempo prudencial -algunos meses- pueda Espa?a decir nada" sobre su participaci¨®n en la Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica (SDI) de Estados Unidos o el proyecto Eureka franc¨¦s, declar¨® ayer en Bruselas el general Jos¨¦ Andr¨¦s Jim¨¦nez, director general de Armamentos y Material del Ministerio de Defensa.

"No estamos estudi¨¢ndolo siquiera, no hay nada a ning¨²n nivel y, en todo caso, el primer nivel es pol¨ªtico. Es el Gobierno el que debe tomar una decisi¨®n", afirm¨® el alto funcionario.El ministro de Asuntos Exteriores belga, Leo Tindemans anunci¨® ayer la creaci¨®n en B¨¦lgica de un grupo interdisciplinario -Gobierno, Administraci¨®n militares, cient¨ªficos y empresas- para estudiar la eventual participaci¨®n belga en estos proyectos. La creaci¨®n de un grupo de estudio similar en Espa?a est¨¢ siendo estudiada y propugnada a altos niveles de la Administraci¨®n espa?ola, pero el Gobierno a¨²n no se ha pronunciado sobre su necesidad.

Elena Flores, secretaria de Relaciones Internacionales del PSOE, declar¨® la pasada semana en Bruselas que "no se puede oponer uno a la investigaci¨®n, y la SDI va a ser un tir¨®n tecnol¨®gico importante". Pero insisti¨® en que "se trata de encontrar una respuesta europea com¨²n". Y a?adi¨® que, en Europa, se est¨¢ a "a?os luz" de lo que se discute sobre estos temas en Espa?a.

El Gobierno espa?ol ha recibido sendas cartas -la misma informaci¨®n que otros pa¨ªses- de los Gobiernos de EE UU y de Francia para que se sume a estos proyectos, pero todav¨ªa no ha comenzado a estudiar una respuesta, que se sepa.

Tanto en la OTAN como en la CEE, el proyecto Eureka y la SDI son ahora los temas centrales de discusi¨®n; en la segunda organizaci¨®n, principalmente por sus consecuencias militares, y en la primera, por sus derivaciones tecnol¨®gicas y econ¨®micas. En general, se piensa que el proyecto Eureka no remplazar¨ªa a la SDI, sino que, como mucho, la complementar¨ªa.

El peligro, seg¨²n la impresi¨®n de diversos medios europeos, es que EE UU se dirija directamente a las empresas europeas para pedirles su cooperaci¨®n, pasando por encima de las instituciones y de los Estados, con lo que no podr¨ªa haber una respuesta com¨²n -o al menos coordinada- europea.