La necesidad de reprivatizar parte del sector p¨²blico gana terreno en el Gobierno franc¨¦s

Con unas previsiones de crecimiento que han sido recortadas al 1 % para el a?o en curso, y la amenaza de un paro que no deja de crecer, la pol¨¦mica sobre la necesidad de reprivatizar parte del sector p¨²blico est¨¢ calando en el seno del Gobierno y el Partido Socialista franc¨¦s.
El sector p¨²blico, cuya gesti¨®n est¨¢ resultando ser una carga demasiado pesada para el Gobierno socialista franc¨¦s, no est¨¢ actuando como la locomotora inversora que en su d¨ªa fue imaginada por el gabinete Mitterrand. Bien al contrario, las nuevas instrucciones del Gobierno obligan a los presidentes de las sociedades a echar a miles de trabajadores a la calle y a comportarse como empresas puramente capitalistas, con la esperanza de reducir las p¨¦rdidas. Este es el caso, por ejemplo, de Renault, cuyo d¨¦ficit ha pasado de 690 millones de francos. en 1981 a 12.500 en 1984, y en la que est¨¢ previsto reducir 25.000 empleos.La dura realidad sobre el efecto de las nacionalizaciones en la econom¨ªa francesa ha llevado a algunos destacados socialistas a preguntarse, t¨ªmidamente, si no ser¨ªa mejor reprivatizar algunas de las empresas estatales.
El debate fue lanzado, inesperadamente, por Edith Cresson, ministra de Industria, quien se pronunci¨® p¨²blicamente a favor de la venta parcial de determinadas sociedades. El esc¨¢ndalo fue may¨²sculo y la ministra tuvo que rectificar: el Gobierno no contempla las posibilidades de vender ninguna de las empresas nacionalizadas. ?nicamente ha autorizado la venta en la bolsa de paquetes de acciones de algunas empresas filiales. Las compa?¨ªas madre seguir¨¢n perteneciendo al ciento por ciento al Estado.
Las precisiones del Gobierno no ocultan un hecho importante: las nacionalizaciones ya no son un principio dogm¨¢tico en un sector de la izquierda francesa. La ola reprivatizadora que sacude toda Europa no pod¨ªa dejar de influir tambi¨¦n aqu¨ª.
Otra cosa es que la reprivatizaci¨®n resulte posible, en las actuales circunstancias. Es obvio que empresas fuertemente deficitarias no atraer¨ªan en absoluto al capital privado. Algunos portavoces de la derecha proponen la desnacionalizaci¨®n de Renault, pero el propio Raymond Barre consider¨® la idea "idiota": "Hay discursos preelectorales que parecen m¨¢s bien discursos posbanquete", afirm¨®, sin morderse la lengua como es tradicional en ¨¦l.
Dif¨ªciles reprivatizaciones
Las privatizaciones suscitar¨ªan, adem¨¢s, numerosos problemas financieros y jur¨ªdicos. La Bolsa de Par¨ªs no tiene capacidad para absorber una venta masiva y el Consejo de Estado no permite que cambie la propiedad de una empresa p¨²blica sin que medie una ley.La salida ideada moment¨¢neamente por el Gobierno de Laurent Fabius es t¨ªmida: el Estado reducir¨¢ su participaci¨®n (que es actualmente del ciento por ciento) en algunas sociedades filiales. Saint Gobain, por ejemplo, pondr¨¢ a la venta un 15% de las acciones de su filial Saint Gobain Emballages; Thompson prev¨¦ una operaci¨®n similar y la compa?¨ªa de el¨¦ctricas ceder¨¢ a un particular todo el sector de fabricaci¨®n de pilas de una de sus empresas. El objetivo es evidente: obtener dinero fresco, que no provenga del Ministerio de Econom¨ªa, con el que racionalizar la explotaci¨®n de las sociedades madre.
El debate sobre las privatizaciones parece casi un globo sonda lanzado por el propio Laurent Fabius para comprobar la reacci¨®n de sus votantes y de la oposici¨®n. Fabius cuida con mimo su imagen de hombre pr¨¢ctico, poco dogm¨¢tico y tecn¨®crata. Las despacionalizaciones pueden presentarse como una medida racional, muy dentro de su l¨ªnea. Pero Fabius olvida que los franceses tiene buena memoria y que recuerdan a¨²n que Mitterrand rechaz¨® en 1981 una propuesta semejante del ex ministro de Agricultura Michel Rocard.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.