Sarc¨¢stica meditaci¨®n
Estreno ins¨®lito el de la noche del martes en la Villarroel. Ins¨®lito por los insultos que se escucharon antes de la representaci¨®n, despu¨¦s de que uno de los cuatro miembros del GAT expulsados de la cooperativa en enero de este a?o leyese un comunicado informando al p¨²blico de su caso; ins¨®lito porque despu¨¦s de muchos a?os, demasiados a?os, volv¨ªa a estrenar Sastre en Barcelona y en un espect¨¢culo coproducido por el Centre Drarn¨¢tic de la Generalitat; e ins¨®lito porque, terminada la representaci¨®n, luego de los aplausos, el autor habl¨® al p¨²blico, cosa que no ocurr¨ªa en una sala de la progres¨ªa barcelonesa desde tiempo inmemorial.Cuando se empez¨® a leer el comunicado se oyeron algunos silbidos. Hubo protestas, se aludi¨® a la libertad de expresi¨®n y se dejaron de escuchar los silbidos.
Tragedia fant¨¢stica de la gitana Celestina
Autor: Alfonso Sastre. Interpretes: Maria Josep Aren¨®s, Minerva ?lvarez, Teresa Vilardell, Inma Alc¨¢ntara, Ram¨®n Teixidor, Pere Vidal, Pepe Miravete, Tom¨¢s Vila y Alfons Flores. M¨²sica: Teresa Flo. Iluminaci¨®n: Mart¨ª Cabra. Escen¨®grafo y figurinista: Alfons Flores. Dramaturgia: Quim Vilar. Director: Enric Flores. Coproducci¨®n del Centre Dram¨¤tic de la Generalitat y el Grupo de Acci¨®n Teatral (GAT), de l'Hospitalet. Sala Villarroel: Barcelona, 30 de abril.
Esta tragedia fant¨¢stica de Sastre es fruto de un encargo (v¨¦ase EL PAIS del 26 de abril). Ante la solicitud de Luigi Squarzina de realizar una versi¨®n de La Celestina de Rojas, Sastre opta por proponer una obra de nuevo cu?o, "con una estructura mucho m¨¢s complicada que explica veros¨ªmilmente la dificultad de las relaciones entre Calixto y Melibea, algo que no se entiende bien en el texto original de Rojas".
Calixto y Melibea
Sastre, como tantos otros, se sorprende de las dificultades que han de superar los amantes, si bien no llega a aconsejarles, como les aconsejaba, muy razonablemente, don Juan Valera, que se casen, -?qu¨¦, qui¨¦n se lo impide?-, que sean felices y coman perdices. Sastre, con su buen olfato teatral, sabe muy bien que as¨ª no hay tragedia que valga, al menos la que plantea Rojas: la de los amantes v¨ªctimas de su propio amor. Como Trist¨¢n e Isolda, Paolo y Francesca, Romeo y Julieta y otras ilustres parejas. As¨ª que Sastre va a mantener el tr¨¢gico destino de la pareja, una pareja algo distinta de la de Rojas: Calixto es un frafle exclaunrado, disc¨ªpulo de Servet, el cual, perseguido por la inquisici¨®n, se refugia en un convento donde descubre el amor en los brazos de una prostituta arrepentida que no es otra que Melibea, la abadesa Melibea.Y ya tenemos montado el tebeo, el comic, en el m¨¢s noble sentido de la palabra, porque esa Celestina de Sastre es eso, teatrocomic. Un tebeo que en manos del dramaturgo y del director se hace todav¨ªa m¨¢s patente. Para m¨ª este espect¨¢culo est¨¢ en la l¨ªnea de la inquisici¨®n de Arrabal que se estren¨® en la misma sala Villarroel. Un espect¨¢culo plagado de gui?os al espectador, agradecido, con su buen humor, humor del amargo, y sus chistes teatrales, donde las personal¨ªsimas fantasmagor¨ªas del autor, del dramaturgista y del director logran conectar con el p¨²blico. Teatro-comic (El V¨ªbora, que no Pulgarcito), teatro de derribo, sarc¨¢stica meditaci¨®n de una Espa?a de ayer, y de anteayer, que sigue estando ah¨ª. Todo ello mostrado muy dignamente, con limpieza y profesionalidad.
El mayor acierto de la pieza est¨¢, en mi opini¨®n, en esa Celestina que no puede ser m¨¢s de comic, m¨¢s teatrera y, al mismo tiempo, m¨¢s humana. Es una Celestina de un estoicismo apabullante., tal vez, o sin tal vez, por su marginalidad de gitana -maga, puta y gitana- ganada a palos. En cuanto a la parejita, Calixto y Melibea, su tr¨¢gico destino queda algo diluido, apagado, en medio de todo el tinglado. Rojas queda lejos, como un chiste secundario dentro de este gran chiste teatral o sobre la realidad teatralizada que es la obra de Sastre.
Y ese, a¨²n trat¨¢ndose de una obra de nuevo cu?o, es, pienso yo, un punto importante, iba a decir inquietante. Porque esa tragedia compleja, ese g¨¦nero que Sastre se saca de la manga y bautiza como mejor sabe, tal vez estaba ya en Rojas. Pienso en lo que escribi¨® Bergam¨ªn: "Porque hay una ret¨®rica de lo tr¨¢gico y otra ret¨®rica de lo c¨®mico que en La Celestina se entrelazan para contradecirse y complementarse parad¨®jicamente. Una ret¨®rica de lo tr¨¢gico que enmascara el esp¨ªritu de la pasi¨®n; otra ret¨®rica de lo c¨®mico que enmascara al de la raz¨®n. Pues en este mundo teatral inventado por Rojas la pasi¨®n toma m¨¢scara ret¨®rica de tragedia y la raz¨®n m¨¢scara ret¨®rica de comedia. Decimos ret¨®rica donde otros preferir¨ªan tal vez decir t¨¦cnica dram¨¢tica, o po¨¦tica, o teatral, o novelesca, pues de todo tiene". En definitiva, estilo. ?No ser¨ªa, pues, Rojas el inventor de la tragedia compleja? Lo cierto es que las v¨ªctimas de su propio amor, amor-pasi¨®n, est¨¢n m¨¢s presentes en la invenci¨®n de Rojas que en la obra o, mejor, en el espect¨¢culo sacado de la obra, del texto de Sastre.
La vuelta de la palabra
En definitiva un buen trabajo, serio, algo lento de ritmo -los cambios entre escena y escena se realizan con poca agitidad-, y que fue muy bien recibido. Alfonso Sastre dio las gracias, confirm¨® la vuelta de la palabra, del autor, a los escenarios; destac¨® el trabajo del dramaturgista -escribo dramaturgista y no dramaturgo, como viene en el programa de mano, siguiendo la traducci¨®n castellana del Dictionnaire de Patrice Pavis, traducci¨®n revisada por Quim Vilar que es precisamente el dramaturgista de este espect¨¢culo- y se mostr¨® muy satisfecho, emocionado, dijo, por el espect¨¢culo del GAT y por poder volver a estrenar en Barcelona.
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