Regalaban un disco
Al llegar al tendido, se?oritas de uniforme -un modelito a cuadros y complementos amarillos- regalaban un disco. Era un obsequio de la Comunidad de Madrid al p¨²blico, para celebrar el d¨ªa del invento. Al que. pasaba dos veces, le daban dos, y a Carlos Arag¨®n Cancela, en la vuelta al ruedo, las chicas de uniforme -"las chicas de Leguina" las llamaban en la plaza-, le tiraron unos cuantos, de premio. Llov¨ªan discos con Espa?a Ca?¨ª y En er mundo. Somos ricos y Las Ventas, engalanada con banderas de Espa?a y de la Comunidad, era Jauja. La afici¨®n ya se frota las manos pensando en la conmemoraci¨®n del a?o que viene, por si dan un televisor. En cuanto se orienten los pol¨ªticos de que un televisor un voto, eso est¨¢ hecho.A la afici¨®n concienciada, sin embargo, le importaban m¨¢s los toros que los discos, y estos los lanzaba al ruedo en se?al de protesta cuando al primer toro le entraron calambres. El primer toro era un torazo cornal¨®n y astifino, que zarande¨®, poderoso, al caballo. Pero en el siguiente encuentro el picador meti¨® hierro por el espinazo, y como si la vara fuera rayo, el toro cay¨® fulminado a los pies del caballo. El picador volvi¨® a pinchar al ca¨ªdo y el tendido vociferaba su protesta con aut¨¦ntica indignaci¨®n.
Plaza de Las Ventas
Madrid, 2 de mayo. Corrida organizada por la Comunidad de Madrid.Toros de Jos¨¦ V¨¢zquez, de gran trap¨ªo, en general flojos y broncos. Fernando Rivera. Dos pinchazos y media (silencio). Dos pinchazos, dos descabellos -aviso- y dos descabellos (pitos). Carlos Arag¨®n Cancela. Pinchazo y estocada desprendida (vuelta). Pinchazo y estocada (algunos pitos). Luis Miguel Campano. Dos pinchazos y tres descabellos (silencio). Tres pinchazos, bajonazo y descabello (silencio).
Llegados a este lamentable punto de la lidia, el presidente pudo optar entre la devoluci¨®n al corral o el cambio de tercio, pero prefiri¨® hacer el Don Tancredo y continu¨® el tercio sanguinario, se ca¨ªa el toro con mirarle, discos de la Comunidad sobrevolaban el castore?o del matarife, y la gente demandaba destierro para los ocupantes del palco. El toro acab¨® descompuesto y Fernando Rivera no le pudo hacer faena. S¨ª pudo hac¨¦rsela al cuarto, m¨¢s manejable, pero en las varias tandas de derechazos y naturales que ejecut¨® no le cog¨ªa el temple.
En realidad, Fernando Rivera y sus compa?eros no acababan de confiarse con la corrida, por aquel decir de taurinos de que pertenec¨ªa a una divisa "sin garant¨ªas". Hubo toros broncos, es cierto, pero con excepciones. El t¨®pico hizo mal a Carlos Arag¨®n porque su prirnero era pastue?o por el pit¨®n izquierdo, y no acab¨® de relajarse en las series de naturales que instrument¨®. Las instrument¨¢ decorosamente, imprimiendo recorrido al muletazo, si bien faltaba el arte que un diestro puede crear cuando torea a gusto.
Ese buen toro lo hab¨ªa brindado Carlos Arag¨®n Cancela a Joaqu¨ªn Leguina y parte del p¨²blico les abuche¨¦ a ambos. Hac¨ªan falta m¨¢s discos (o el televisor) y m¨¢s toreo (o arte) para contentar a la afici¨®n, que en Madrid es muy suya. La afici¨®n estaba ayer de una severidad estricta, y el largo trasteo de Arag¨®n intentando embarcar la incierta embestida del quinto lo contempl¨® con hiriente frialdad. Quiz¨¢ porque culpaba de esa incierta embestida a la desordenada lidia y al err¨®neo comienzo de faena del matador, que para sacar el toro a los medios lo male¨® con telonazos por la cara. Pudiera ser.
La misma frialdad guard¨® a Campano, cuando aguantaba con valor cierto las coladas del tercero en una serie de derechazos que el toro no merec¨ªa. Pues s¨®lo merec¨ªa lo que hizo despu¨¦s, los ayudados de castigo para cuadrar. El sexto, comal¨®n y astifino, muy parecido al que abri¨® plaza, result¨® manso de los que huyen de su sombra. Tres cuartos de ruedo hubo de recorrer el picador para mecharlo y debi¨® el toro cogerle gusto al paseo pues en la faena de muleta lo recorri¨® de nuevo, por la misma senda, en tanto que Campano le segu¨ªa intentando colocarle el derechazo. Como era de esperar el derechazo no paraba al toro, que se par¨® cuando le vino en gana, junto al burladero del 1, y all¨ª ech¨® anclas. Campano lo celebr¨® con un bajor¨ªazo. Y acab¨® la corrida de la Comunidad de Madrid, que no fue una de tantas sino peor. Claro que en las dem¨¢s no regalan discos, ni nada.
Babelia
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