La visita de Reagan y la investigaci¨®n cient¨ªfica en Espa?a
La visita de Reagan significa, seg¨²n los autores de este art¨ªculo, el espaldarazo a la pol¨ªtica de militarizaci¨®n de la investigaci¨®n cient¨ªfica que est¨¢ realizando el Gobierno socialista espa?ol. Citando la frase de Joliot Curie, "nosotros, cient¨ªficos, no queremos trabajar para la guerra", analizan la situaci¨®n de la ciencia en Espa?a y su progresiva dependencia de la investigaci¨®n que se desarrolla en torno a programas como el de la llamada guerra de las galaxias.
Hace poco m¨¢s de tres a?os, ante la inminencia de nuestra integraci¨®n en la OTAN, un grupo de trabajadores cient¨ªficos, procedentes de las universidades de Madrid y de otros organismos p¨²blicos de investigaci¨®n (CSIC, INIA, JEN, etc¨¦tera), nos reun¨ªamos en el sal¨®n de actos del CSIC para debatir el lema: "Nosotros, cient¨ªficos, no queremos trabajar para la guerra". La frase, del premio Nobel franc¨¦s y fundador del CNRS, F. Joliot Curie, resum¨ªa una propuesta de actuaci¨®n a la comunidad cient¨ªfica frente a la progresiva utilizaci¨®n de la investigaci¨®n con fines militares.Tras la II Guerra Mundial, cuyos efectos se agravaron con la aparici¨®n del arsenal nuclear, grupos importantes de cient¨ªficos, tanto en EE UU como en Europa, asumieron los llamamientos de Curie, Einstein y Russell, a pesar de la marginaci¨®n profesional a que fueron sometidos desde las instancias de la ciencia oficial.
Entre muchos, bastar¨ªa citar al f¨ªsico Oppenheimer, primer director del proyecto Manhattan, que dio lugar a la fabricaci¨®n de la primera bomba at¨®mica, quien acab¨® su carrera como un oscuro profesor despu¨¦s de comprobar la imposibilidad de controlar la utilizaci¨®n ¨²ltima de sus conocimientos cient¨ªficos. M¨¢s actuales son los ejemplos de equipos europeos de investigaci¨®n que ven frenado el desarrollo de sus l¨ªneas de trabajo si no acuden a las importantes fuentes de financiaci¨®n controladas por la OTAN y por los organismos militares de cada pa¨ªs. Perder estos cr¨¦ditos significa una reducci¨®n de la actividad de laboratorio, la p¨¦rdida de colaboradores y un sacrificio a¨²n mayor para los j¨®venes que trabajan de forma eventual; se a?ade as¨ª un poderoso factor humano que refuerza a¨²n m¨¢s la dependencia de los cient¨ªficos respecto a sus fuentes de financiaci¨®n, creando una verdadera alienaci¨®n pol¨ªtica e ideol¨®gica.
Ausencia espa?ola
De este debate, que ha consumido r¨ªos de tinta en la comunidad cient¨ªfica internacional y en sus m¨¢s prestigiosas publicaciones, han permanecido ausentes los cient¨ªficos espa?oles. Las razones son diversas: la precariedad de medios y de planteamientos culturales de la ciencia espa?ola provocada por la guerra civil, que supuso un corte radical con la tradici¨®n progresista de la II Rep¨²blica, la ausencia de un Ej¨¦rcito moderno y el aislamiento cultural y pol¨ªtico a que estuvo sometido nuestro pa¨ªs, entre otras.
La transici¨®n pol¨ªtica ofrec¨ªa la posibilidad de abrir v¨ªas de discusi¨®n que permitiesen decidir el papel de la cultura cient¨ªfica en el desarrollo del pa¨ªs. Ahora, ante la evidencia de que senos pretende inscribir en un esquema en que la actividad cient¨ªfica se convierte en un soporte clave del desarrollo armamentista (el 30% de los recursos mundiales se dedica a gastos b¨¦licos directos), es necesario apelar a la conciencia de los trabajadores cient¨ªficos y cuestionar las opciones planteadas por los responsables pol¨ªticos del pa¨ªs.
La integraci¨®n de Espa?a en la OTAN no s¨®lo significa suscribir un tratado defensivo y entrar en la pol¨ªtica de bloques, ajena a la tradici¨®n espa?ola de neutralidad, sino que supone asumir un modelo de desarrollo tecnol¨®gico en el cual las prioridades en materia de investigaci¨®n est¨¢n orientadas por los intereses estrat¨¦gicos de las potencias dominantes.
Las cifras ilustran esta afirmaci¨®n: el presupuesto federal de investigaci¨®n y desarrollo (I+D) de Estados Unidos del a?o 1984 ha destinado un 64,5% para gastos de investigaci¨®n con fines militares, con un 30% de aumento sobre el a?o anterior, frente a un 9,9% y a un 9,5% para. investigaci¨®n en energ¨ªa y salud, con incrementos nulos. Este esquema se reproduce, por ejemplo, en Francia y en el Reino Unido. El ¨²ltimo informe sobre Pol¨ªtica de innovaci¨®n tecnol¨®gica elaborado por la Organizacion para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE) en 1984 detecta un notable incremento en el objetivo de defensa dentro de las prioridades gubernamentales de I+D, en detrimento de la promoci¨®n de conocimiento en I+D civil.
Nadie mejor que G. Keywoth II, asesor de investigaci¨®n del presidente Reagan, ha formulado el papel que la Administraci¨®n norteamericana reserva a la ciencia en las pr¨®ximas d¨¦cadas, cuando incluye a las tecnolog¨ªas m¨¢s avanzadas (l¨¢ser, ¨®ptica, microelectr¨®nica, etc¨¦tera) como motor de un sistema defensivo integrado, superando el criterio exclusivamente nuclear como medida del potencial estrat¨¦gico de los bloques.
En el contexto espa?ol, este modelo se refleja en un crecimiento espectacular de los gastos militares frente a un estancamiento de los gastos de investigaci¨®n. As¨ª, el presupuesto de defensa pasa de 553.000 millones de pesetas en 1984 a 617.000 millones en 1985 (11,4% de incremento), y el de investigaci¨®n, de 61.000 millones de pesetas a 63.000 millones (2,4% de incremento). El aumento de gastos militares se destina fundamentalmente a la adquisici¨®n de material norteamericano, siendo Espa?a el pa¨ªs de la Alianza Atl¨¢ntica que m¨¢s armas compr¨® a Estados Unidos en 1983. Esta pol¨ªtica supone la aplicaci¨®n en Espa?a de la nueva t¨¦cnica defensiva adoptada por la OTAN, basada en sacar provecho del potencial occidental en el campo de la tecnolog¨ªa avanzada y que se ha centrado en el desarrollo de 11 programas diferentes basados en tecnolog¨ªas emergentes, principalmente la electr¨®nica; pol¨ªtica, por otra parte, agriamente contestada por los pa¨ªses europeos de la OTAN por lo que significa en cuanto a acentuar la dependencia tecnol¨®gica europea respecto de EE UU y que se traduce de hecho en un compre norteamericano que aumenta el desequilibrio comercial y pone en peligro los desarrollos aut¨®nomos europeos en materia de altas energ¨ªas, avi¨®nica, etc¨¦tera.
Exportaci¨®n de armas
El papel de Espa?a en la carrera de armamentos no acaba en la compra masiva de tecnolog¨ªas sofisticadas. Todas las manifestaciones p¨²blicas del equipo gobernante avanzan en la direcci¨®n de fortalecer el gasto militar, incentivar la industria b¨¦lica y promover la exportaci¨®n de armas, repitiendo los mitos militaristas sobre la creaci¨®n de puestos de trabajo y expansi¨®n tecnol¨®gica. Al margen de la relatividad en cuanto a la creaci¨®n de empleo, argumento desmontado por informes elaborados por la Unesco, las trade unions brit¨¢nicas y los nada sospechosos sindicatos norteamericanos afiliados a la CIOSL, podemos preguntarnos d¨®nde quedaron las tradiciones regeneracionistas del socialismo espa?ol, cuya pol¨ªtica convierte hoy a. Espa?a en una de las potencias exportadoras de armas convencionales al Tercer Mundo. La falta de control de estas exportaciones por parte del Gobierno, que ha saltado a los peri¨®dicos en las ¨²ltimas semanas, ha permitido aprovisionarse de armamento espa?ol a reg¨ªmenes dictatoriales y a ambos contendientes en la destructora guerra del golfo P¨¦rsico. La pol¨ªtica del PSOE queda as¨ª reducida a un mero business are business.
Mientras tanto, en el terreno de la investigaci¨®n cient¨ªfica, la OTAN ya est¨¢ en Espa?a: la delegaci¨®n de su comit¨¦ cient¨ªfico tiene su sede en las propias dependencias de la Direcci¨®n General de Pol¨ªtica Cient¨ªfica. La venta de imagen mediante becas, programas de ayudas, seminarios avanzados, etcetera, ya ha comenzado.
Mientras el Gobierno ha tardado m¨¢s de dos a?os en elaborar, al margen de cualquier debate, una ley de ciencia alicorta y que no recoge los compromisos presupuestarios que nos permitir¨ªan alcanzar siquiera el 1% del producto interior bruto (PIB), m¨ªnimo dedicado a I+D en los pa¨ªses de la CEE, la Administraci¨®n pone en marcha medidas dirigidas a potenciar la investigaci¨®n militar. El CSIC acaba de firmar un convenio de cooperaci¨®n cient¨ªfica con el Ministerio de Defensa; la CAICYT, el Instituto Nacional de Industria (INI) y el Ministerio de Defensa han elaborado un programa de actuaci¨®n sobre investigaciones militares; se intenta orientar hacia actividades estrictamente militares centros de investigaci¨®n como el INTA, destinados hasta ahora a fines m¨¢s polivalentes; el Ministerio de Defensa reorganiza su estructura de investigaci¨®n.
El salto cualitativo que anunciamos no es una especulaci¨®n. Si en estos ¨²ltimos a?os, los cient¨ªficos espa?oles aduc¨ªan en cualquier programa de investigaci¨®n la finalidad del ahorro energ¨¦tico como aval de la trascendencia de su trabajo, estamos ya asistiendo a la etapa en que la frase "de inter¨¦s estrat¨¦gico" o "clasificado", acompa?a una parte importante de los proyectos de investigaci¨®n espa?oles.
A sancionar este sistema viene Reagan a Espa?a, lo cual ha originado movimientos de protesta en la comunidad cient¨ªfica espa?ola, ya que el actual presidente norteamericano promueve personalmente un sistema que ha prostituido la misi¨®n de la actividad cient¨ªfica, al someterla globalmente a un sistema militarista cuya expresi¨®n m¨¢s acabada es la denominada guerra de las galaxias.
En esta coyuntura, los trabajadores cient¨ªficos que sean capaces de ver m¨¢s all¨¢ de los siempre estrechos l¨ªmites del laboratorio deben entender que cada vez es m¨¢s necesario cuestionar un sistema cient¨ªfico que adopta un criterio racional en el trabajo cotidiano a la vez que se inhibe de analizar las consecuencias ¨²ltimas del trabajo de investigaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Visitas oficiales
- Canal de Beagle
- Espacio a¨¦reo
- Escudo antimisiles
- Incorporaci¨®n Espa?a Otan
- ISD
- Guerra fr¨ªa
- Opini¨®n
- Ronald Reagan
- Ej¨¦rcito aire
- Seguridad a¨¦rea
- OTAN
- Pol¨ªtica defensa
- Argentina
- Contactos oficiales
- V¨ªas navegables
- Tr¨¢fico mar¨ªtimo
- Fuerzas armadas
- Rutas transporte
- Conflictos fronterizos
- Chile
- Ciudad del Vaticano
- Fronteras
- Financiaci¨®n
- Estados Unidos