Las sanciones afectar¨¢n s¨®lo parcialmente a la econom¨ªa nicarag¨¹ense
El embargo comerc?al decretado por el presidente norteamericano, Ronald Reagan, contra Nicaragua no debe de tener grandes efectos, aunque crear¨¢ problemas adicionales a su endeble econom¨ªa, agobiada por la guerra y por una deuda exterior ?inpagable en las actuales circunstancias. Los productos de exportaci¨®n no tienen grandes dificultades para encontrar mercados alternativos, con la excepci¨®n del pl¨¢tano. El mayor jinpacto lo va a sufrir la peque?a industria, equipada por la maquinaria norteamericana obsoleta, que necesita de repuestos constantes.El actual Gobierno nicarag¨¹ense, que tropez¨® con la enemistad de Washington desde sus inicios, aprendi¨® la lecci¨®n de Cuba y se preocup¨® por diversificar su comercio exterior. S¨®lo un 16% de las exportaciones nicarag¨¹enses del a?o pasado fue al mercado norteamericano. Cuando John F. Kennedy adopt¨® la misma medida contra el r¨¦gimen. de Fidel Castro este pa¨ªs depend¨ªa en un 75% de Estado Unidos.
En varias ocasiones la Administraci¨®n Reagan redujo dr¨¢sti camente las compras a Nicara gua, pero los excedentes pudieron ser colocados en otros pa¨ª ses, a veces incluso a mejor precio. As¨ª ocurri¨® con el az¨²car el a?o pasado. Estados Unidos baj¨® la cuota anual de 53.000 to neladas a s¨®lo 6.000, pero lo sus tituy¨® Argelia y en condiciones m¨¢s ventajosas.
El valor total de las exporta ciones a Estados Unidos fue en 1984 de 57 millones de d¨®lares. Casi la mitad correspondieron a la carne, aunque las perspectivas para este a?o eran peores, ya que la cuota se contrajo de 60 millo nes de libras a 13 millones. Esto oblig¨® ¨¢ buscar mercados sustitutivos capaces de absorber toda la producci¨®n. No obstante, los ganaderos, en su mayor¨ªa privados, pueden sufrir p¨¦rdidas en una primera etapa, una vez que el Gobierno hab¨ªa decidido estimular la producci¨®n con un pago parcial en d¨®lares.
El segundo cap¨ªtulo lo constituye el pl¨¢tano: 14,7 millones de d¨®lares. Es el producto m¨¢s dif¨ªcil de colocar en terceros pa¨ªses, ya que las multinacionales norteamericanas ejercen un control casi absoluto sobre el mercado mundial. Una vez m¨¢s los principal.es afectados ser¨¢n los productores privados.
Las ventas de gamba y langosta hab¨ªan aumentado en los ¨²ltimos a?os hasta constituirse en la tercera mercanc¨ªa de exportaci¨®n. Jap¨®n, Francia e Italia se interesaron ya en el pasado por este producto, lo que garantiza su salida a buenos precios. M¨¢s problemas puede crear a los pescadores la imposibilidad de adquirir repuestos para su flota. Las exportaciones se cierran con peque?as partidas de caf¨¦ y az¨²car.
Parad¨®jicamente crea mayores problemas la interrupci¨®n de las exportaciones norteamericanas, que en 1984 ascendieron a 110 millones de d¨®lares. Una tercera parte corresponde a repuestos industriales y maquinana. El resto se divide entre fertilizantes y materias primas para la industria. Estos dos ¨²ltimos cap¨ªtulos encontrar¨¢n vendedores sustitutivos sin ninguna dificultad.
La falta de repuestos abre un futuro incierto para una industria que ya tiene problemas. La cercan¨ªa del mercado libre de Col¨®n (Panam¨¢) constituye alg¨²n alivio, aunque Washington tiene m¨²ltiples mecanismos para presionar a los exportadores paname?os. En cualquier caso, las tiendas cubanas para turistas y diplom¨¢ticos ofrecen numerosos art¨ªculos made in USA que han roto el bloqueo a trav¨¦s de esa ciudad paname?a.
El peso del bloqueo recaer¨¢ en peque?os colectivos: ganaderos, pescadores, peque?os industriales, productores de pl¨¢tanos y taxistas que a¨²n manejan viejos coches norteamericanos. El escaso impacto sobre el conjunto de la econom¨ªa revela que se trata de una medida pol¨ªtica que pretende fundamentalmente aumentar el descontento de los grupos m¨¢s directamente afectados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.