La Comunidad Econ¨®mica Europea busca una definici¨®n com¨²n del espacio social de la gallina
El gallinero de la CEE anda revuelto. Y los 240 millones de gallinas ponedoras de la Comunidad andan impacientes pues a¨²n, tras a?os de debates, los diez no han logrado unificar el tama?o -aument¨¢ndolo algunos casos- de sus jaulas.La CEE busca una definici¨®n com¨²n del espacio social de los vol¨¢tiles, pero no la consigue, pues se enfrentan intereses contrapuestos de los diversos paises. Y entratanto se habla del stress de estas aves. Pero la Comisi¨®n Europea no ceja en sus esfuerzos para "eliminar las pr¨¢cticas crueles en vigor en la cr¨ªa de gallinas ponedoras y estudiar en profundidad el bienestar de las aves criadas en bater¨ªa".
En marzo de 1980 se celebr¨® en Luxemburgo un seminario de la CEE sobre La gallina ponedora y su medio ambiente. Conclusi¨®n: hab¨ªa que dedicar varios a?os a la investigaci¨®n de "tres grande! aspectos": el "espacio social" necesario para estas gallinas, el comportamiento y las "sensaciones" de las aves en cuesti¨®n de nidificaci¨®n y la mejora de las jaulas, con sistemas que eventualmente las reemplacen.
Otros estudios posteriores examinaron la alimentaci¨®n de las gallinas, su necesidad de confort y de espacio social y los efectos del ruido, la temperatura y otros factores. En algunos experimentos, las aves no escog¨ªan necesariamente las condiciones que los experimentadores cre¨ªan que eran las m¨¢s atractivas.
El reemplazar las jaulas por otros sistemas ha planteado dos problemas t¨¦cnicos que a¨²n no han sido resueltos: "El picoteo y el canibalismo", por una parte, "y las p¨¦rdidas de huevos por porquer¨ªa, resquebrajadura o rotura", por otra. La comisi¨®n recomienda proseguir las investigaciones, que deben estudiar, entre otros temas, "los problemas del estr¨¦s".
La Comisi¨®n Europea present¨® el 6 de agosto de 1981 una primera propuesta, que fue objeto de largas discusiones. El 7 de marzo pasado present¨® un nuevo texto revisado, tras consultas con el Parlamento Europeo y con expertos, que ser¨¢ ahora objeto de debate.
Los huevos producidos en la CEE provienen esencialmente de gallinas alojadas en bater¨ªas. S¨®lo Francia, Dinamarca y Holanda tienen normas m¨ªnimas sobre el tema, adem¨¢s de un c¨®digo de comportamiento en el Reino Unido. La comisi¨®n estima que la media est¨¢ en 400 cent¨ªmetros cuadrados por ave.
La comisi¨®n propone que se adopte la norma de un espacio m¨ªnimo de 450 cent¨ªmetros cuadrados por ave, a lo largo de un per¨ªodo transitorio de siete u ocho a?os. Pero hay una incidencia financiera: el paso de 400 a 450 cent¨ªmetros cuadrados por ave supondr¨¢ el aumento en los costes de construcci¨®n, equipo y terreno de un 12%,, lo que equivale a un coste de inversi¨®n suplementario de 139 pesetas por gallina o siete pesetas por huevo (el doble si se va a un espacio m¨ªnimo de 500 cent¨ªmetros cuadrados). La inversi¨®n total suplementaria para el conjunto de la CEE, ser¨ªa del orden de 33.000 millones de pesetas.
Contra la unidad de mercado
Pero hay resistencias entre los diez a ir a una armonizaci¨®n en este terreno, que garantizar¨ªa la unidad del mercado. El espacio social que propone la comisi¨®n choca con las pretensiones de Dinamarca, donde cada gallina dispone ya de un espacio social de 600 a 900 cent¨ªmetros cuadrados, m¨¢s que en ning¨²n otro pa¨ªs. En el Reino Unido es de 480 a 560 cent¨ªmetros cuadrados. Y en ambos pa¨ªses hay poderosos grupos de presi¨®n para la defensa de los animales, por lo que piden un mayor espacio social que el propuesto por la comisi¨®n.
En Francia, en el a?o 1983, por orden ministerial, la superficie m¨ªnima por gallina se fij¨® en 400 cent¨ªmetros cuadrados, y este pa¨ªs, Italia y otros no quieren dar el t¨ªmido paso propuesto por la comisi¨®n.
Por otra parte, la comisi¨®n ha pedido que los diez le den un mandato para negociar en su nombre la participaci¨®n de la CEE en la convenci¨®n europea sobre la protecci¨®n de animales vertebrados ¨²tilizados con fines experimentales o cient¨ªficos.
Sin embargo, se plantea un problema de competencia. La propia comisi¨®n, en su propuesta, reconoce que "la protecci¨®n de los animales no constituye en s¨ª uno de los temas de la Comunidad". Pero cree tener competencia en la materia a traves de directivas sobre "la clasificaci¨®n, el embalaje y el etiquetado de sustancias peligrosas" y sobre "normas y protocolos anal¨ªticos, t¨®xico-farmacol¨®gicos y qu¨ªmicos en materia de ensayos de especialidades veterinarias". La Comisi¨®n afirma que "el principio de la competencia de la Comunidad en esta materia ha sido objeto de numerosas discusiones" en el seno del Consejo de Ministros de la CEE.
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