Las juntas argentinas decidieron la lucha ilegal contra la subversi¨®n, seg¨²n Lanusse

El teniente general Alejandro Lanusse, ex presidente de la Rep¨²blica Argentina (1971-1973), present¨® el lunes un decisivo testimonio en el juicio seguido en Buenos Aires contra sus camaradas de armas. Afirm¨® que las juntas militares que gobernaban el pa¨ªs ten¨ªan conocimiento de lo que hac¨ªa cada fuerza por separado y que fue decisi¨®n de las juntas combatir la subversi¨®n al margen de la legalidad vigente.

Lanusse, a petici¨®n de la C¨¢mara Federal de Apelaciones, relat¨® una an¨¦cdota de segunda mano pero de la que afirma tener cono cimiento de su veracidad, referida a la desaparici¨®n de la diplom¨¢tica Elena Holmberg. La funcionaria, destinada en la Embajada argentina en Par¨ªs, advirti¨® las actividades de inteligencia de la Marina en Europa desde su oficina en la capital francesa (intoxicaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica infiltraci¨®n entre los refugiados, etc). Regres¨® a Buenos Aires para explicar verbalmente sus descubrimientos a la canciller¨ªa y desapareci¨®. Creyendo que su cad¨¢ver hab¨ªa sido, encontrado en El Tigre en las aguas de la desembocadura del Paran¨¢, al noroeste de la capital, su hermano Enrique Holmberg y el general Su¨¢rez-Mason, entonces comandante del primer cuerpo de Ej¨¦rcito y ahora pr¨®fugo de la justicia, acudieron a visitar al jefe de la poli c¨ªa federal de la zona. Su¨¢rez Mason recrimin¨® al polic¨ªa no haber dado cuenta de la aparici¨®n del cad¨¢ver que pod¨ªa haber sido el de la diplom¨¢tica. "No se olvide general", respondi¨® el polic¨ªa, "que ya son m¨¢s de 8.000 los cad¨¢veres que ustedes han arrojado al r¨ªo". Lanusse, de civil, en¨¦rgico, molesto y hasta enfadado, testific¨® esencialmente sobre la desaparici¨®n del periodista Edgardo Saj¨®n, que fue su secretario de Prensa. Sus camaradas jam¨¢s perdonaron a Lanusse que fuera el art¨ªfice de la restauraci¨®n democr¨¢tica de 1973, que dio el triunfo a H¨¦ctor C¨¢mpora y posteriormente a Juan Domingo Per¨®n, e intentaron salpicar al ex presidente relacionando a- su ex jefe de Prensa con una delirante conspiraci¨®n judeomarxista, en la que tambi¨¦n entraba el banquero Graiver, el dinero negro de los montoneros y Jacobo Timerman, director y copropietario de La 9pini¨®n. Todos los supuesto implicados en aquel montaje del general Camps salvaron la vida excepci¨®n hecha de Saj¨®n. Lanusse realiz¨® intensas gestiones al m¨¢ximo nivel para salvar a su amigo y colaborador y se ocup¨® de detener el asesinato generalizado, por lo que sufri¨® distintos arrestos. En una de sus entrevistas, el almirante Emilio Massera le reconoci¨® que Saj¨®n hab¨ªa desaparecido en una operaci¨®n por la izquierda realizada por el Ej¨¦rcito y con la autorizaci¨®n de la junta militar.

El teniente general Lanusse se irrit¨® cuando le pidieron explicara lo que era un procedimiento por la izquierda, aduciendo, con raz¨®n, que era de dominio p¨²blico que las juntas militares decidieron combatir la subversi¨®n por procedimientos a contramano, ilegales, clandestinos; sin participaci¨®n de la justicia; "?nadie puede ignorarlo!7, afirm¨®.

La acumulaci¨®n de testimonios adversos hace mella entre las defensas de los nueve triunviros. El frente ¨²nico que hasta ahora presentaban comienza a desmoronarse y ya muchos de ellos, por ejemplo, muestran su disgusto con la actuaci¨®n del letrado Orgueira, defensor del ex presidente general Viola, jefe de la segunda junta. En sus repreguntas insiste en inquirir si tal o cual v¨ªctima fue "bien o mal secuestrada". El fiscal Julio C¨¦sar Strasiera estall¨®: "Claro, para determinar que a los montoneros se les puede torturar...".