Pedro Domecq, SA, salvado por la campana

J. C., Es opini¨®n generalizada que cuando Miguel Boyer interrumpi¨® de forma un tanto violenta el discurrir del imperio Rumasa, Pedro Domecq, SA, el buque insignia de las bodegas jerezanas, estaba a punto de ser engullido por la insaciable abeja. Casi 2.000 millones de pesetas en n¨²meros rojos en 1982, reducidos a 180 en 1983, hab¨ªan dejado la empresa madura para la entrada triunfante de Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos en la fortaleza de la calle de San Ildefonso, n¨²mero 3, de Jerez.

En realidad, la obsesi¨®n jerezana de Ruiz-Mateos era Domecq, quiz¨¢ porque la firma representaba todo aquello de lo que ¨¦l carec¨ªa e idealizaba en las viejas familias del sherry. "Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Mateos intent¨® en varias ocasiones hacerse con un paquete importante de la sociedad", asegura Fernando L. de Carretosa Domecq. La campana de la expropiaci¨®n salv¨® seguramente a la firma de convertirse en la bodega n¨²mero 20 propiedad de Rumasa.

En los dos ¨²ltimos a?os, Pedro Domecq ha iniciado una vigorosa recuperaci¨®n. "Si se siguen las pautas marcadas por el Plan del Marco de Jerez, esto puede ser de nuevo negocio de aqu¨ª a cuatro a?os vista. Fijar cupos a la exportaci¨®n, en consonancia con la demanda del producto, y aplicar una pol¨ªtica de precios m¨ªnimos son los dos pilares sobre los que se asienta el futuro del vino de Jerez", se?ala L. de Carretosa Domecq.

En 1984, Domecq consigui¨® 318 millones de pesetas de beneficio neto, con un cash-flow positivo de 715 millones. "Para lograr este cambio ha sido preciso un plan de austeridad que han soportado por igual empleados, en su nivel salarial, y accionistas, que han debido hacer frente a una ampliaci¨®n de capital de 2.000 millones de pesetas. Eso y una pol¨ªtica de apoyo decidido a las marcas han llevado a la firma a consolidarse con una visi¨®n de, largo plazo".

Unos otros han aprendido en Jerez los peligros que entra?an las guerras de precios. "Una bota de vino (500 litros) vale cerca de 60.000 pesetas; si se le suman casi cuatro a?os de envejecimiento y la financiaci¨®n de ese inmovilizado, resulta que en nuestro caso una botella de La Ina deber¨ªa valer cerca de las 600 pesetas".

Pedro Domecq est¨¢ ahora estudiando la situaci¨®n de las distintas empresas bodegueras del grupo Rumasa. El que estuvo a punto de ser comprado puede pasar a comprador. "La cuesti¨®n fundamental para comprar, aparte naturalmente de la relaci¨®n activo / pasivo y de la plantilla, son las marcas, algo de lo que precisamente Rumasa carec¨ªa y carece, y que har¨¢ dif¨ªcil que alguna de las seis nuevas sociedades pueda reprivatizarse".