El Gobierno inicia su ¨²ltimo mandato con disensiones internas e importantes retos pol¨ªticos
FERNANDO J?UREGUI, El Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, a punto de cumplir, el pr¨®ximo d¨ªa 3 de junio, sus dos a?os y medio de mandato, entra a partir de ahora en una recta final que, dentro de un a?o, en junio de 1986, desembocar¨¢ previsiblemente en las elecciones legislativas. Sin cambios espectaculares a la vista en la composici¨®n del Gabinete durante los pr¨®ximos 12 meses, pese a los ya patentes roces entre departamentos y entre sus titulares y tambi¨¦n pese a las graves disensiones surgidas en el seno de la familia socialista, muchos ministros se aprestan a afrontar la que sin duda ser¨¢ la m¨¢s dif¨ªcil etapa de su gesti¨®n. La ¨²ltima etapa.
Gonz¨¢lez puntualiz¨® ayer, en la localidad cacere?a de Alc¨¢ntara, que las elecciones se celebrar¨¢n "cuando tengan que ser", resisti¨¦ndose a confirmar o desmentir la fecha de junio de 1986; pero con este calendario trabajan hace meses desde altos cargos de la Administraci¨®n hasta los responsables electorales del PSOE. A mayor abundamiento, el propio portavoz gubernamental, Eduardo Sotillos, admiti¨® recientemente que agotar la legislatura -es decir, celebrar elecciones en octubre de 1986crear¨ªa problemas al nuevo equipo ministerial en la elaboraci¨®n de los presupuestos. Todo apunta, pues, a que los comicios legislativos ser¨¢n convocados exactamente dentro de 12 meses, por m¨¢s que la oposici¨®n insista en un previsible adelantamiento para el invierno de este mismo a?o.
El mes de junio, per¨ªodo prevacacional y de preparaci¨®n de lo que posiblemente ser¨¢ un nuevo oto?o caliente, se presenta lleno de obst¨¢culos y trampas para un equipo ministerial que, como alguna vez ha proclamado orgullosamente Felipe Gonz¨¢lez, es el m¨¢s duradero de Europa. Y al que, al parecer, y seg¨²n diversas fuentes gubernamentales, "ya no merece la pena remodelar, para el tiempo que queda y dado el grado de cohesi¨®n que se ha conseguido".
Desde el Pleno de la Seguridad Social, el pr¨®ximo jueves, en el Congreso de los Diputados -primera prueba para evaluar el verdadero clima existente en el interior del Grupo Parlamentario Socialista ante la reforma de las pensiones elaborada por el Ejecutivo-, hasta la necesidad de tener elaborado antes de julio un anteproyecto de los Presupuestos Generales del Estado para 1986 -despedida de estos menesteres para m¨¢s de un miembro del equipo Gonz¨¢lez-, pasando por el D¨ªa de las Fuerzas Armadas, las semanas venideras se presentan pol¨ªticamente apasionantes. Tampoco puede olvidarse, en la elaboraci¨®n de un calendario de acontecimientos, la manifestaci¨®n convocada por UGT para el d¨ªa 4 de junio, ni la firma de la adhesi¨®n a la CEE, el 12, ni la celebraci¨®n del primer comit¨¦ federal del PSOE tras el 30? congreso, los d¨ªas 22 y 23. Menos a¨²n puede omitirse la celebraci¨®n del debate parlamentario sobre la permanencia de Espa?a en la OTAN, que tendr¨¢ lugar dentro del mes pr¨®ximo.
Punto central en este debate ser¨¢ la forma definitiva de la pregunta que ser¨¢ sometida al refer¨¦ndum sobre la OTAN. El tema plantea ya algunas diferencias de criterio dentro del propio PSOE: mientras un sector minoritario, representado por Txiki Benegas, insiste en que el refer¨¦ndum debe ser plebiscitario, es decir, que el Gobierno debe condicionar su permanencia a que la consulta se gane, Felipe Gonz¨¢lez insiste en que tendr¨¢ car¨¢cter consultivo.
Todo indica que la pregunta que ser¨¢ sometida a votaci¨®n tratar¨¢ de obviar la dicotom¨ªa OTAN, s¨ª/ OTAN, no, para preguntar m¨¢s bien a los espa?oles si est¨¢n de acuerdo con el dec¨¢logo expuesto en su d¨ªa por el presidente Gonz¨¢lez ante el Parlamento (que incluye la permanencia en la Alianza Atl¨¢ntica, la no inclusi¨®n en los organismos militares de la OTAN, la disminuci¨®n de la presencia militar norteamericana en Espa?a y el reforzamiento de los lazos defensivos con Europa): "El dec¨¢logo tiene m¨¢s ¨¦xito que la pregunta directa de si se quiere o no permanecer en la OTAN", admiti¨® recientemente el portavoz, Sotillos. En cualquier caso, los sondeos encargados por el Gobierno al Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas, que dirige el catedr¨¢tico Juli¨¢n Santamar¨ªa, se dirigen en la actualidad a averiguar qu¨¦ tipo de pregunta contar¨ªa con mayor adhesi¨®n a las tesis oficiales de mantenimiento en la Alianza.
Boyer, en el ojo del hurac¨¢n
Pero varios de los componentes del Gabinete de Felipe Gonz¨¢lez no parecen mantener el mejor esp¨ªritu ante los retos inmediatos que se avecinan, y que no se reducen tan s¨®lo a la delimitaci¨®n de la pregunta en el refer¨¦ndum; estos retos incluyen la preparaci¨®n del programa electoral para 1986 (que en esta ocasi¨®n tendr¨¢ previsiblemente que ser pactado con UGT y contener importantes cambios de rumbo respecto del programa de 1982). Por ejemplo, numerosos funcionarios de Econom¨ªa y Hacienda han mostrado su "pasmo" ante el aparente desinter¨¦s p¨²blico y privado que el titular de la cartera, situado en el ojo del hurac¨¢n de todas las pol¨¦micas, muestra hacia los m¨¢s espinosos temas de gobierno.
Y eso que entre las prioridades inmediatas del departamento se encuentra la elaboraci¨®n de los Presupuestos Generales del Estado para 1986, cuyas l¨ªneas generales no ser¨¢n en absoluto expansivas -aunque el d¨¦ficit se mantendr¨¢ estacionario en un 4,5%. del producto interior bruto- y de los que ya est¨¢ comprometido alrededor del 90% del gasto. No es dif¨ªcil, pues, prever un renacimiento de las tensiones entre ministerios a la hora del reparto de los escasos restos disponibles, m¨¢xime cuando la mayor parte de estos restos deben ir a parar a las arcas del Ministerio de Trabajo, para financiar, precisamente, la Seguridad Social. Una apat¨ªa semejante a la de Boyer ha sido se?alada por m¨¢s de un alto cargo de Industria respecto de su ministro.
La peculiar dial¨¦ctica de Miguel Boyer en los consejos de ministros, su poder de decisi¨®n en el Gabinete y el riesgo social de algunas de las medidas que ha preconizado han enconado los resentimientos hacia su persona y hacia su pol¨ªtica no s¨®lo en las ¨¢reas m¨¢s sensibles de la familia socialista -UGT, Izquierda Socialista-, sino en el interior del propio equipo ministerial. El titular de Obras P¨²blicas, Juli¨¢n Campo, mantuvo una dura pol¨¦mica hace algunas semanas con su colega de Econom¨ªa y Hacienda, derivada de las medidas impuestas por Boyer, en general, y de la liberalizaci¨®n de las rentas de las viviendas de alquiler -cuya nueva regulaci¨®n echaba por tierra algunos anteproyectos de Campo-, en particular.
Tambi¨¦n es ya un secreto a voces que Enrique Bar¨®n, titular del Departamento de Transportes, Turismo y Comunicaciones, se encuentra claramente enfrentado a las medidas de Boyer, en una rivalidad que tiene ramificaciones pol¨ªticas: algunos de los hombres que
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El gobierno inicia su ¨²ltimo mandato con disensiones internas e importantes retos
Viene de la p¨¢gina 17 en su d¨ªa militaron en Convergencia Socialista, integrada en el PSOE en 1977 y de la que Bar¨®n fue uno de los principales dirigentes, siguen manteniendo la pretensi¨®n de perpetuar sus se?as de identidad, ahora en alianza informal con el sector duro de UGT y con una fracci¨®n del socialismo catal¨¢n. La direcci¨®n del PSOE contempla con no escasa aprensi¨®n los encuentros que siguen reuniendo a hombres como Bar¨®n -entre los m¨¢s se?alados- con el presidente de la Comunidad de Madrid, Joaqu¨ªn Leguina, otro destacado ex militante de Convergencia. Y piensan que la idea de Leguina de "hacerse fuerte y mantener su baron¨ªa", con vistas a las elecciones auton¨®micas de 1987, podr¨ªa guardar bastante relaci¨®n con estos encuentros.
Tensi¨®n en los 'segundos escalones'
Aunque tambi¨¦n ex militante de Convergencia Socialista, Jos¨¦ Barrionuevo, titular de Interior, aparece desligado de cualquier movimiento interno en el Gabinete o en la familia socialista, refugi¨¢ndose crecientemente en el apoyo p¨²blico y privado que el conjunto del Gobierno, y muy especialmente Felipe Gonz¨¢lez, le presta en los actuales momentos de tribulaci¨®n (fue el propio presidente quien debi¨® intervenir para desbloquear el conflicto del Sindicato Unificado de Polic¨ªa). P¨²blicamente enfrentado con su colega de Justicia -y no solamente a cuenta del caso Brouard-, Barrionuevo prepara, seg¨²n algunas fuentes, una nueva e importante remodelaci¨®n en los segundos escalones de su ministerio, en busca de ox¨ªgeno para afrontar los tiempos venideros.
Las sustituciones en estos segundos escalones de la Administraci¨®n, a los que en no pocas ocasiones se culp¨® de fracasos parciales en la marcha de sus respectivos ministerios, ha sido una constante, aparentemente bendecida desde la Moncloa, para evitar el desencadenamiento de crisis a niveles m¨¢s altos. Este hecho, unido a que muchos subsecretarios y secretarios de Estado se sienten "escasamente part¨ªcipes" de la pol¨ªtica global del Gobierno -algo natural, si se tiene en cuenta que ni en los propios consejos de ministros "se habla de pol¨ªtica", seg¨²n ha admitido en varias ocasiones Sotillos-, ha generado un perceptible descontento en los segundos niveles.
El mudo reproche a los modos del Gobierno se hizo patente con la masiva asistencia de altos cargos ala cena homenaje al dimitido subsecretario de Sanidad, Pedro Sabando, as¨ª como en la carta de despedida del ex subsecretario de Cultura Mario Trinidad. Pero, a un a?o de las elecciones y cuando ya se habla de la elaboraci¨®n de las listas de candidatos, nadie piensa en la rebeli¨®n, ni en la Administraci¨®n ni, previsiblemente, en el grupo parlamentario; todos recuerdan, al fin y al cabo, la gr¨¢fica frase atribuida a Guerra: "El que se mueva, no sale en la foto".
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