La victoria del Juventus, oscurecida por la barbarie

No hubo ayer un solo peri¨®dico italiano, ni siquiera los de deportes, que se atreviese a destacar en el t¨ªtulo la victoria del Juventus. Como coment¨® La Gazzeta dello Sport, "lo que menos nos importa es qui¨¦n gan¨® la copa maldita". Los italianos, y concretamente los aficionados del Juventus, que esperaban hace tiempo ganarla, han demostrado una innegable carga humana. "Nos dan ganas de maldecir la copa", escrib¨ªan ayer los diarios, y, defin¨ªan el tan ansiado premio como la copa de la tragedia y de la barbarie" y tambi¨¦n la copa te?ida de sangre inocente".

Los peri¨®dicos se agotaron en las primeras horas de la ma?ana y se pod¨ªa ver a la gente por la calle leyendo las p¨¢ginas de la incre¨ªble tragedia, apoyando el peri¨®dico sobre un coche aparcado o sobre la barra del bar, solos, sin comentar con nadie, con caras desencajadas y haciendo consigo mismos gestos muy significativos con la cabeza y con las manos, como diciendo: "?Esto es una locura!".No han sido tiernos los italianos con los hinchas ingleses escribiendo que los aficionados italianos fueron "b¨¢rbaramente asesinados por la furia animalesca de una muchedumbre enloquecida", como hizo uno de los diarios deportivos. Y el peri¨®dico Repubblica, en su editorial, afirm¨®: "Averg¨¹¨¦nzense aquellos pueblos que, bajo apariencia de civiles, dejan sueltos por el mundo a criminales impenitentes". Pero la mayor rabia italiana ha estallado quiz¨¢ contra las autoridades belgas y contra la misma UEFA. Como escribi¨® La Gazzeta dello Sport, "no tienen excusa ni Bruselas ni la UEFA, ni tampoco merecen solidaridad".

No se supo provenir

Y ha sido ¨¦ste el parecer un¨¢nime de todos los comentaristas. Se afirma, en efecto, que no se supo prevenir una "tragedia anunciada", ya que desde hace 10 a?os se conoce la violencia de los hinchas del Liverpool. Hubiese sido necesario, dicen, haber vendido 3.000 entradas menos y haber llevado al campo 3.000 agentes m¨¢s. Lo mismo que hubiese sido necesario, dicen, cerrar todos los bares alrededor del campo de f¨²tbol e impedir que entrasen casi todos borrachos. Se recuerda cuando el Liverpool jug¨® aqu¨ª, en Roma. Tambi¨¦n entonces el gobernador estaba asustado, pero se consigui¨®, con un plan de emergencia muy r¨ªgido, controlar la situaci¨®n.

No perdonan los italianos el que se haya obligado a los juventinos a salir al campo, cuando hubiesen preferido no hacerlo, s¨®lo porque las autoridades belgas, no preparadas, necesitaron tiempo para llevar al campo al ej¨¦rcito. Para los italianos fue una humillaci¨®n el que se les obligase a jugar cuando estaba a¨²n caliente en el campo la sangre inocente de sus compatriotas", como coment¨® por la radio uno de los cronistas desde Bruselas.

Durante toda la noche miles de familias estuvieron en vela, con ansiedad, destrozadas al no poder conocer los nombres de las v¨ªctimas, ya que de Italia hab¨ªan ido al partido 15.000 aficionados. Y cuando empezaron a llegar los primeros nombres, a cuentagotas, el asombro fue conocer que no se trataba s¨®lo de j¨®venes, sino de tanta gente mayor y padres de familia, algunos de los cuales hab¨ªan ido con su mujer y sus hijos.

El silencio durante horas y horas sobre la identidad de las v¨ªctimas fue otra de las cosas que no perdonan los italianos a las autoridades belgas.

Los corresponsales extranjeros en Roma comentaron ayer el ejemplo que ha dado la Prensa italiana ahondando en el nudo del problema planteado por la tragedia de Bruselas sin dejarse arrastrar s¨®lo por una rabia m¨¢s que justificada.

El diario Il Messaggero, por ejemplo, en su editorial, titulado Una barbarie absurda, puso en guardia diciendo que para justificar tanto horror no es suficiente con hablar de ineficiencia o de violencia inglesa. Este peri¨®dico tambi¨¦n recuerda los grupos italianos con s¨ªmbolos nazis, no exentos de culpa en la explosi¨®n de violencia.