La Uni¨®n Progresista de Fiscales
AYER SE constituy¨® en Madrid la Uni¨®n Progresista de Fiscales, nueva agrupaci¨®n voluntaria de funcionarios del ministerio p¨²blico compuesta mayoritariamente por el sector de la Asociaci¨®n de Fiscales que abandon¨® esa organizaci¨®n -a ra¨ªz de su III Congreso, celebrado en Valencia el pasado mes de diciembre-, como consecuencia de sus discrepancias respecto a los criterios organizativos internos. Aplicando de manera coherente los principios entonces invocados, la nueva asociaci¨®n -que ha elegido presidente a Fernando Jim¨¦nez Lablanca, prestigioso fiscal de sala del Tribunal Supremo- afirma la naturaleza democr¨¢tica de su funcionamiento y organizaci¨®n, declara su car¨¢cter pluralista y reconoce la libertad de expresi¨®n de todos sus afiliados, individual o colectivamente. Pero la Uni¨®n Progresista de Fiscales, al tiempo que dibuja sus propias se?as de identidad, no adopta actitudes aislacionistas, sino que se propone la coordinaci¨®n con las dem¨¢s asociaciones de funcionarios del ministerio fiscal y con las agrupaciones surgidas en el marco de la Administraci¨®n de justicia, en especial con los movimientos asociativos democr¨¢ticos acordes con su esp¨ªritu.Aparte de su coordinaci¨®n, con las restantes entidades de la Administraci¨®n de justicia, la Uni¨®n Progresista de Fiscales anuncia su prop¨®sito de "establecer relaciones" con la red de asociaciones c¨ªvicas y sindicales que componen el cuerpo social, a fin de conectar con las preocupaciones y con los problemas de nuestra colectividad. Esa elogiable voluntad de acercamiento de la nueva agrupaci¨®n de fiscales a las organizaciones intermedias, a trav¨¦s de las cuales se articulan y expresan los intereses y las ideas de la sociedad, es compatible con la afirmaci¨®n de su "independencia respecto a los poderes p¨²blicos, partidos pol¨ªticos, centrales sindicales y organizaci¨®n jer¨¢rquica del ministerio fiscal". Adem¨¢s del aseguramiento, en la actuaci¨®n del ministerio p¨²blico, de los principios de imparcialidad y legalidad, la Uni¨®n Progresista considera uno de sus objetivos la tarea de promover "la defensa y plena realizaci¨®n de los principios, derechos y libertades consagrados en la Constituci¨®n" y "la satisfacci¨®n ¨¢el inter¨¦s social, la defensa de los derechos sociales y econ¨®micos de los ciudadanos y la protecci¨®n de los sectores marginados de nuestra sociedad". Este lenguaje y esas intenciones no pueden sino ser recibidos con satisfacci¨®n por la gran mayor¨ªa de los ciudadanos, acostumbrados durante demasiados a?os a contemplar con temor o con recelo a los titulares del ministerio p¨²blico y a vincularlos exclusivamente con labores acusatorias y represivas.
Entre los objetivos que ata?en al funcionamiento de la Administraci¨®n de justicia, la Uni¨®n Progresista de Fiscales trabajar¨¢ para promover la independencia de los ¨®rganos que integran el poder judicial y su legitimaci¨®n democr¨¢tica, para perfeccionar el servicio p¨²blico de la Adminstraci¨®n de justicia en funci¨®n de los derechos y leg¨ªtimos intereses de los ciudadanos y para lograr que la ejecuci¨®n penitenciaria de las sentencias respete los derechos fundamentales de los internos y posibilite su futura reinserci¨®n social. Mientras la Asociaci¨®n de Fiscales se ha declarado partidaria de un ministerio p¨²blico independiente del poder ejecutivo y ajeno a las directrices pol¨ªticas, la Uni¨®n Progresista matiza las posturas cr¨ªticas ante los riesgos inherentes a la estructura vertical y disciplinada de la carrera fiscal y subraya la necesidad de defender los derechos de los fiscales "particularmente frente a los acuerdos que, por v¨ªa de la dependencia jer¨¢rquica, limiten irijustificadamente su actuaci¨®n conforme al principio de legalidad o su estabilidad profesional". En cualquier caso, la creaci¨®n de esta asociaci¨®n de fiscales, estatutariamente comprometida con el objetivo de "contribuir a establecer una sociedad democr¨¢tica avanzada", es otro motivo de esperanza para quienes piensan que, en una sociedad plural y democr¨¢tica, este tipo de asociaciones juegan un papel capital para impedir los abusos del poder.
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