El delito del censor
En 1966, cuando Manuel Summers acab¨® el rodaje de Juguetes rotos, el invento del Nuevo Cine Espa?ol a¨²n estaba vigente a pesar de que los problemas de censura ya llevaba un cierto tiempo marcando un techo de permisividad muy bajo, que imposibilitaba el ¨¦xito de la operaci¨®n montada bajo la direcci¨®n de Fraga Iribarne con la ayuda bien intencionada de Garc¨ªa Escudero. Por aquel entonces Manuel Summers se lamentaba de la estrechez de miras de los censores, que obligaron a que Juguetes rotos tuviera que estrenarse gravemente mutilada. Qui¨¦n sabe si la versi¨®n que hoy emite TVE recuperara los fragmentos perdidos a manos de los castradores institucionales, de manera que el espectador tenga la oportunidad de valorar las obsesiones de un R¨¦gimen a partir de lo que se empe?aba en ocultar. En la mayor¨ªa de las ocasiones las obras no quedaban tan desnaturalizadas como se dec¨ªa -y el inter¨¦s de recuperar los originales en su integridad es de car¨¢cter casi documental. Los cortes muestran mentes enfermas, atemorizadas, aun m¨¢s reprimidas que represoras. Por ejemplo, basta recordar que el primer filme exhibido en Espa?a en que una persona se quitaba los lentes de contacto, la acci¨®n fue mutilada porque los censores no sab¨ªan de la existencia de este sustitutivo de las gafas y tem¨ªan qui¨¦n sabe qu¨¦.Pero volvamos a Juguetes rotos. Seg¨²n Ricardo Mu?oz-Suay la pel¨ªcula "pulsa, sirvi¨¦ndose del documento, el registro del humor negro" para mostrar "viejas glorias convertidas en aut¨¦nticas ruinas humanas, en monigotes expresionistas. Rom¨¢n Gubern matiza los elogios y hace coincidir los m¨¦ritos con una limitaci¨®n narrativa que considera consustancial al cine de Summers: "El director, mas que abordar temas y contar historias, se limita a exponer situaciones. O lo que es lo mismo, quien no vale como narrador, que se conforme con ser documentalista. Y Juguetes rotos era un documental.
Vista hoy, una vez conocida la trayectoria personal de su director y la evoluci¨®n de su filmograf¨ªa, caben dos posibilidades: continuar elogiando Juguetes rotos como un hito excepcional en un conjunto carcomido por la comercialidad, o entender el filme como un precedente de la serie Todo el mundo e..., posibilidad no desde?able y que arrojar¨ªa luz sobre la mirada de Summers al filmar a Gorostiza, Nicanor Villalta, el Gran Gilbert o Paulino Uzcudun, sus h¨¦roes destruidos por el tiempo y el olvido, tal y como dir¨ªa un amante del tango. La mirada del cineasta ser¨ªa menos cr¨ªtica y objetiva, y m¨¢s burlona, casi s¨¢dica.
Hay que volver a ver Juguetes rotos para renunciar a las argucias de profesional de la cinefilia. La memoria juega malas pasadas, pero el historicismo tambi¨¦n. La pel¨ªcula sigue ah¨ª, as¨ª como el drama de sus personajes y las consideraciones sobre la fugacidad de la fama hoy ya no pueden limitarse a lo que hizo el franquismo.
Todos los sistemas fabrican sus Juguetes rotos, pero s¨®lo las dictaduras, adem¨¢s de marginarlos en la vida, los masacran en el cine.
'Juguetes rotos' se emite hoy, a las 22.45 horas por TVE-2.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.