La nueva moneda argentina, clave simb¨®lica y psicol¨®gica del plan de estabilizaci¨®n anunciado por Ra¨²l Alfons¨ªn
MART?N PRIETO Un austral por valor de 80 centavos de d¨®lar estadounidense es desde ayer la nueva moneda argentina. El cambio del signo monetario es la clave simb¨®lica y psicol¨®gica de un plan de reforma econ¨®mica breve, sencillo y ortodoxo, que se completa con la congelaci¨®n de precios, tarifas y salarios y el solemne compromiso de no volver a recurrir a la emisi¨®n de moneda para financiar el d¨¦ficit p¨²blico. En este fin de semana neblinoso del comienzo del invierno, los argentinos, siempre -y justificadamente- esc¨¦pticos, no terminan de creerse que vivir¨¢n desde ma?ana bajo inflaci¨®n cero.
Un presidente Alfons¨ªn severo y admonitorio se dirigi¨® en la noche del viernes a sus conciudadanos por la radiotelevisi¨®n, en cadena nacional, para anunciar estas decisiones, que calific¨® de "definitivas" no tanto porque sean las ¨²nicas posibles o las m¨¢s indiscutidas, sino por cuanto implican, muy probablemente, la ¨²ltima oportunidad del pa¨ªs para no precipitarse en un caos financiero y social parejo al de la vecina Bolivia.Ra¨²l Alfons¨ªn apel¨® a la necesidad de clausurar el cap¨ªtulo de la decadencia nacional, de escapar del atraso, la marginalidad y la dependencia. El presidente argentino, ojeroso, macilento, abotagado, con expresi¨®n de profundo cansancio f¨ªsico, aludi¨® por dos veces a la necesidad de reordenar la econom¨ªa para salva guardar la democracia. "No es un proyecto", afirm¨®, "para salvar a un Gobierno, sino para preservar un sistema pol¨ªtico". "Si el problema econ¨®mico no es resuelto", dijo tambi¨¦n, "acechar¨¢n graves riesgos pol¨ªticos a la naci¨®n".
Alfons¨ªn puso el acento radical -por la caracterolog¨ªa de su partido, la Uni¨®n C¨ªvica Radical- aludiendo al trasfondo moral de la reforma decretada y al regeneracionismo y moralizaci¨®n impl¨ªcitos en el objetivo prioritario de luchar contra la inflaci¨®n. Se?al¨® como principal peligro para los planes del Gobierno el escepticismo cr¨®nico y maligno de la sociedad argentina. "(...) parecer¨ªa", termin¨® sus palabras, "que es tanta la frustraci¨®n que se ha perdido la fuerza para luchar".
Veinticuatro horas antes, ahorristas y especuladores se precipitaron a la city, y a media ma?ana eran los propios bancos quienes exig¨ªan al Gobierno el feriado financiero decretado para el d¨ªa siguiente y mantenido hasta ma?ana o el martes. Millones de pesos argentinos se volcaron sobre las mesas de dinero para pujar por el d¨®lar negro o paralelo, que gan¨® 30 puntos en media jornada, hasta estabilizarse en 1.055 pesos por d¨®lar. Numerosos negocios cerraron sus puertas y era visible en los comercios la actividad febril de los empleados remarcando todos los precios. La ciudad sali¨® a la calle de compras para invertir sus pesos a extinguir, acumul¨¢ndose ante los comercios abiertos. Los titulares de tarjetas de cr¨¦dito -una inflaci¨®n del 1% diario ya hab¨ªa destruido mayoritariamente el dinero de pl¨¢stico- reventaron sus topes crediticios hasta que desde la city se orden¨® la inoperatividad de los pagos aplazados y el cierre de operaciones.
Picard¨ªa y escepticismo
La viveza, la picard¨ªa, la frustraci¨®n y el escepticismo de una parte decisiva del pueblo argenti no -tal como advertir¨ªa el presi dente Alfons¨ªn- se hab¨ªan pues to a trabajar. Un emprendedor caballero se acerc¨® a la oficina de patentes en un intento tard¨ªo de registrar a su nombre la utilizaci¨®n de la palabra austral -la denominaci¨®n de una compa?¨ªa privada de aviaci¨®n- y obtener del Gobierno una compensaci¨®n por la emisi¨®n de cada nuevo billete.
Tras el alegato moralizante y rega?¨®n del presidente Alfons¨ªn compareci¨® ante la, cadena nacional de radiotelevisi¨®n el ministro de Econom¨ªa, Juan Vital Sourrouille, un tecn¨®crata sin afiliaci¨®n partidaria. Suavemente, con claridad exoositiva y abundamiento de ejemplos dom¨¦sticos, explic¨® que no se trataba, como en ocasiones anteriores, de restar ceros a la moneda para comodidad de las contabilidades -la ¨²ltima Junta Militar transform¨® en 1982 el peso ley en peso argentino, rest¨¢ndole cuatro ceros porque los ordenadores del Banco Central ten¨ªan problemas para expresar visualmente los c¨¢lculos de la deuda externa-, sino 'de una reforma en profundidad de la estructura y la mentalidad econ¨®mica del pa¨ªs, viciada la inflaci¨®n.
El d¨¦ficit p¨²blico argentino -seg¨²n el ministro- arrastra la doble carga del pago de los intereses de la deuda externa (48.000 millones de d¨®lares es el monto inicial de la deuda) y la inmoralidad fiscal del pa¨ªs, en el que lo extra?o es cobrar y pagar los impuestos directos. Los aumentos de tarifas en las naftas y los servicios p¨²blicos -dos tarifazos consecutivos en menos de 15 d¨ªas- tender¨ªan as¨ª a aumentar la recaudaci¨®n fiscal indirecta y a evitar despidos en el sector p¨²blico. Un proyecto de ley de ahorro obligatorio, actualmente en el Congreso, y un plan de ahorro p¨²blico que preserve igualmente los empleos, el salario m¨ªnimo (70 d¨®lares estadounidenses) y el Plan Alimentario Nacional (una iniciativa gubernamental de socorro y asesoramiento alimenticio y asistencial para los segmentos m¨¢s deprimidos de la poblaci¨®n) apoyar¨ªan el compromiso p¨²blico y solemne del Gobierno de no volver a solicitar cr¨¦ditos al Banco Central, dejando inactiva la m¨¢quina de hacer dinero.
Para romper la inercia inflacionaria y el automatismo de la indexaci¨®n de la econom¨ªa, los precios y las tarifas quedan congelados por tiempo no determinado (se estima que entre 60 y 90 d¨ªas) a partir de las cero horas de ma?ana y con arreglo a los valores de las cero horas del pasado jueves. Se har¨¢n p¨²blicas y se difundir¨¢n masivamente las oportunas listas de precios m¨¢ximos, y se apela a la poblaci¨®n para denunciar las infracciones. Los salarios quedar¨¢n congelados el 1 de julio, tras recibir el aumento acordado de un 22,6%, y las pensiones, en la misma fecha, tras su aumento del 25,1%.
Finalmente, el secular peso, tras sus etapas de peso fuerte, peso ley, peso argentino, sucumbe ante la inflaci¨®n y es sustituido por el austral, al cambio fijo y obligado de 80 centavos de d¨®lar estadounidense por austral. Los pesos en circulaci¨®n ser¨¢n utilizados rest¨¢ndoles tres ceros y los almacenados en el Banco Central saldr¨¢n a la calle sellados con su nuevo valor hasta la aparici¨®n de los flamantes australes. Una tabla de conversi¨®n decreciente resolver¨¢ los problemas de los deudores y acreedores en pesos o en moneda extranjera.
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