Manuel Puig prepara el libreto de una ¨®pera basada en su novela 'El beso de la mujer ara?a'
El escritor argentino Manuel Puig publicar¨¢ en castellano, el pr¨®ximo mes de septiembre, dos guiones de cine que le encargaron en 1978 (La cara del villano y Recuerdo de Tijuana), ya editados en Italia. Sus pr¨®ximos proyectos siguen, por otra parte, alejados de la narrativa. Prepara el libreto de la ¨®pera que el compositor alem¨¢n David Weisman ha escrito sobre la novela de Puig El beso de la mujer ara?a , y tiene el encargo de escribir un nuevo gui¨®n para un filme que protagonizar¨¢ la actriz brasile?a Sonia Braga.
Los guiones, que publicar¨¢ Seix Barral, fueron escritos en 1978 por encargo del productor mexicano Manuel Barbachano, que pensaba en Arturo Ripstein como director de los mismos. "Cuando me lleg¨® el encargo", dice Manuel Puig, "me encontraba en la universidad neoyorquina de Columbia dirigiendo un taller de narrativa. Hac¨ªamos ejercicios a partir de El impostor, de Silvina Ocampo. Me hab¨ªa enamorado de esa historia y la propuse. El encargo se ampli¨® a otro proyecto. Barbachano quer¨ªa revivir el g¨¦nero de cabareteras, un fil¨®n del cine mexicano de los cincuenta". Sin embargo, la llegada de Jos¨¦ L¨®pez Portillo a la presidencia, "con su pol¨ªtica hostil hacia la industria cinematogr¨¢fica", supuso la cancelaci¨®n de ambos proyectos. Los guiones se editaron en Italia. Ahora se hace en Espa?a. "No cre¨ªa demasiado en la lectura de estos guiones", declara el escritor. "Para m¨ª era una curiosidad. Propuse que se publicaran como tales guiones, pero el diagramador encontr¨® una soluci¨®n que los acerca al relato, y eso me ha sorprendido agradablemente".La lectura de unos guiones cinematogr¨¢ficos conduce a Puig a una reflexi¨®n sobre ambos lenguajes: la narrativa literaria y la cinematogr¨¢fica. "En los guiones no hay descripciones de los personajes y la participaci¨®n del lector con su imaginaci¨®n es distinta".
Velocidad en el relato
Como escritor preocupado por el cine, Puig reivindica dos valores que considera un poco descuidados en el cine moderno: velocidad en el relato, "ingrediente que me parece indispensable, o casi, para el encanto de la visi¨®n cinematogr¨¢fica", y el abandono de la "tendencia freudiana a subrayar la complejidad de la conducta humana, su car¨¢cter contradictorio".Para el escritor, el cine pas¨® de la presentaci¨®n de personajes con motivaciones muy claras -en los a?os treinta y cuarenta- a "un planteamiento m¨¢s minucioso que tend¨ªa a iluminar la complejidad y car¨¢cter contradictorio de los personajes. Un ejemplo de ello podr¨ªa ser el cine de Antonioni o la nouvelle vague francesa. Se desarroll¨® el vicio de presentar estas conductas contradictorias hasta el extremo de tornarlas absurdas y, de alg¨²n modo, se produjo la moda de los personajes incomprensibles a fuerza de misteriosos y complicados. De ah¨ª habia s¨®lo un paso al descuido del aspecto motivacional de los personajes. Quiz¨¢ eso interesaba al guionista y al director. ?Pero, qu¨¦ pasaba con el espectador?. Tras un deslumbramiento inicial ante estos personajes casi marcianos, en los a?os setenta, sobrevino el cansancio, la fatiga de seguir a un personaje que no ofrece posibilidad de identificaci¨®n".
"Antes, tanto en literatura como en cine, establecer las motivaciones de los personajes era un principio respetado religiosamente; de alg¨²n modo, pretendo volver a presentar personajes cuyas conductas sean comprensibles. Existe el peligro de caer en el esquematismo, pero ah¨ª est¨¢ el reto". En cierta manera, sus anteriores ejercicios sobre el esquema del melodrama, confiando en que la sabidur¨ªa del lector no hallar¨¢ ¨²nicamente el placer en llorar la desgracia del protagonista sino que se entretendr¨¢ en el hallazgo de las f¨®rmulas narrativas que sustentan la historia, demuestran que la reflexi¨®n de Puig sobre la lectura, cinematogr¨¢fica o literaria, no es improvisada.
"El problema de la naturaleza de la lectura cinematogr¨¢fica es importante. Participa de la visi¨®n del cuadro y de la lectura literaria pero es, al mismo tiempo, otra cosa. En cine, por ejemplo, es impensable plantear un tema con la misma densidad conceptual con que puede hacerlo la literatura. Se produce en el espectador una impaciencia singular. En el cine no se puede escoger una velocidad de lectura, aqu¨¦l te la impone". Junto al hallazgo de ese dif¨ªcil techo de densidad conceptual, est¨¢ el del ritmo cinematogr¨¢fico. "Quiz¨¢ la explicaci¨®n est¨¦ en la concentraci¨®n total ante la pantalla. Ese m¨²sculo de la concentraci¨®n exige un masaje para no relajarse y ese esfuerzo de concentraci¨®n hay que retribuirlo con cierta dosis de novedad. En literatura es distinto".
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