Ascensi¨®n y ca¨ªda de una madre vengadora
Ensalzada primero y vituperada despu¨¦s, el martes fue liberada Marianne Bachmeier, la madre que mat¨® al asesino de su hija
HERMANN TERTSCH Marianne Bachmeier, la mujer que mat¨® a tiros en la sala de un tribunal de la ciudad germana occidental de Luebeck al presunto asesino de su hija Anna, de siete a?os de edad, fue puesta en libertad condicional el pasado martes, sin haber cumplido la mitad de la pena de seis a?os de prisi¨®n que le fue impuesta. La madre de Anna, de 35 a?os, fue liberada dos d¨ªas antes de lo anunciado para evitar el asedio de la Prensa, a¨²n ¨¢vida por explotar el crimen m¨¢s espectacular de la historia alemana de la posguerra, como han coincidido en calificarlo hasta los peri¨®dicos menos dados al esc¨¢ndalo y la exageraci¨®n.
Con su libertad, y a pesar de posibles declaraciones residuales, parece quedar cerrado ahora un episodio sangriento que despert¨® una morbosidad ins¨®lita en la opini¨®n p¨²blica alemana y dej¨® en triste evidencia los recursos que utiliza para hacer aflorar los instintos m¨¢s primitivos de la gente la Prensa de m¨¢s difusi¨®n de uno de los pa¨ªses de mayor grado de civilizaci¨®n y cultura del mundo.Los acontecimientos se desarrollaron de la siguiente forma: el 5 de mayo de 1980, la ni?a Anna Bachmeier, de siete a?os de edad, es estrangulada por J¨¹rgen Grabowski un perturbado con numerosos antecedentes por delitos relacionados con sus obsesiones sexuales. El tr¨¢gico suceso indigna a la opini¨®n p¨²blica, al saberse que Grabowski, que se hab¨ªa sometido anteriormente a una castraci¨®n como condici¨®n para no ser ingresado en un centro psiqui¨¢trico penitenciario, hab¨ªa recibido despu¨¦s un tratamiento hormonal por prescripci¨®n m¨¦dica y con autorizaci¨®n judicial que hab¨ªa anulado o al menos paliado, los efectos de la castraci¨®n.
El 6 de marzo de 1981, a las diez de la ma?ana, cuando comenzaba una sesi¨®n de la vista del juicio, ante el tribunal de Luebeck, la madre de la ni?a asesinada, Marianne Bachmeier, que actuaba como acusaci¨®n privada en el proceso, sac¨® una pistola del bolsillo de su abrigo, apunt¨® al acusado, que junto al banquillo, le daba la espalda, y dispar¨® hasta siete veces. Grabowski cay¨® muerto con seis impactos de bala en el cuerpo. La madre vengadora, que decidi¨® zanjar por su cuenta el problema que Grabowski supon¨ªa para la sociedad, mereci¨® la comprensi¨®n del hombre de la calle, insatisfecho, en ocasiones extremas como ¨¦sta, con los resultados de los procedimientos judiciales normales. La madre de la ni?a hab¨ªa hecho justicia en nombre de todos matando a aquel degenerado. ?sta era la opini¨®n general, escandalosamente azuzada por la prensa sensacionalista contra la supuesta debilidad de los jueces, y cautivada por el acto de aquella mujer atractiva. Grabowski no hab¨ªa sobrevivido al juicio y no hab¨ªa sentencia de culpabilidad. Pocos la echaban en falta.
Insaciable curiosidad
La curiosidad p¨²blica por la vida de Marianne Bachmeier parec¨ªa insaciable. Su padre, un hacendado de las regiones orientales de Alemania, hab¨ªa perdido todo con la guerra mundial. En la contienda hab¨ªa sido condecorado en las unidades especiales Waffen-SS. Tras la guerra, las secuelas de una herida de batalla y el alcohol le hicieron sucumbir. Su mujer se separ¨® de ¨¦l, y la peque?a Marianne fue la v¨ªctima de la falta de afecto de su madre y del hombre vulgar que ¨¦sta eligi¨® como nuevo compa?ero. "No me acuerdo de que jam¨¢s me diera un beso o me abrazara", se quejaba Marianne de su madre en el juicio que habr¨ªa de condenarla por su acto de justicia b¨ªblica. Su tr¨¢gica biograf¨ªa y posiblemente la identificaci¨®n de su suerte con la de tantos refugiados del Este alem¨¢n expulsados de sus lugares de origen en 1945 la hac¨ªan a¨²n m¨¢s merecedora de solidaridad.
Sin embargo, pronto salieron a la luz otros detalles biogr¨¢ficos que cambiaron radicalmente el juicio de sus compatriotas. Seg¨²n se. supo, Marianne quiso abortar cuando qued¨® embarazada de Anna, y antes de ser ¨¦sta asesinada ten¨ªa intenci¨®n de darla a adoptar para recuperar una libertad que echaba de menos en su vida privada, desordenada, con frecuentes amantes y borracheras en el peque?o bar que regentaba.
Pronto aquella mujer ejemplar que hab¨ªa ejecutado el deseo de la
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opini¨®n p¨²blica matando a Grabowski, aquel marginado, se convert¨ªa asimismo en una persona que no respond¨ªa a los c¨¢nones habituales de conducta. Su promiscuidad molestaba, su desorden confund¨ªa. La Prensa sensacionalista consum¨® un giro de 180 grados, y pronto se vio atacada la madre vengadora por una campa?a que no le perdonaba ninguno de sus supuestos defectos. Fue tachada de insolidaria y fr¨ªa y se convirti¨® en una maldita, como lo hab¨ªa sido el enfermo al que hab¨ªa abatido a tiros ante el tribunal de Luebeck.Carne de titular
El 6 de marzo de 1983 fue condenada a seis a?os de prisi¨®n, despu¨¦s de innumerables entrevistas, conmiserativas y agresivas. Relat¨® su vida a un redactor de una de las principales revistas alemanas, que le pag¨® un precio desorbitado por ello. Despu¨¦s se lament¨® de haberlo hecho y acus¨® al periodista de haber manipulado por completo toda su historia. Antes y despu¨¦s de su condena, en libertad y en prisi¨®n, ocup¨® continuamente los titulares de la Prensa sensacionalista con sus anuncios de suicidio, sus agudas depresiones, sus esperanzas, nunca consumadas, de estabilidad afectiva y una vida normal en caso de recibir un indulto que fue repetidas veces presentado y rechazado.
A principios del pasado a?o fue trasladada a un hospital penitenciario, ya que, al parecer, la direcci¨®n de la prisi¨®n donde se hallaba internada comenz¨® tambi¨¦n a temer que se quitara la vida. Entre tanto se hab¨ªan rodado y estrenado dos pel¨ªculas sobre su vida: El caso Bachmeier y La madre de Anna, en otros dos intentos por sacar dividendos de esta siniestra historia de los inadaptados Grabowski y Marianne Bachmeier. Los adaptados, las masas que buscaban diariamente con glotona morbosidad los pormenores sobre la vida sexual de la madre de Anna, las angustias de Grabowski y su castraci¨®n voluntaria, estaban ya, al parecer, aburridas del caso. Las dos pel¨ªculas fueron un fracaso en taquilla.
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