La piel que cubre Espa?a
, La geograf¨ªa de fiestas patronales en las que el toro juega el papel estrella del espect¨¢culo rey se confunde con la toponimia del mapa espa?ol. All¨ª donde falta es que los presupuestos municipales no alcanzan a cubrir el coste del animal, por muy bregao que est¨¦ en la pr¨¢ctica de los encierros, a fuerza de repetir funciones.
Esta especie, de la que un grupo alem¨¢n protector de animales ha dicho que "a la tauromaquia s¨®lo se le debe el haber preservado la supervivencia de su bella estampa", sirve para todo. Su variante m¨¢s civilizada son precisamente las corridas, donde un reglamento ordena el tiempo y las maneras que deben cumplimentarse en los lances con el animal, que adquiere as¨ª su m¨¢xima consideraci¨®n y respeto.
De ah¨ª para abajo se permite todo, pues ni el desarrollo econ¨®mico ni los cambios de costumbres han influido en la extinci¨®n del toro como protagonista de todas las fiestas que se celebran de mayo a septiembre. "Por desgracia, la ideolog¨ªa de los alcaldes tiene poco que ver con este fen¨®meno", dice Carmen Polo, vicepresidenta de ADDA. "Yo conozco al alcalde de Pozuelo de Alarc¨®n y me ha dicho que antes de estar en el Ayuntamiento no hab¨ªa ido nunca a los toros. Pues bien, desde que lo preside, no hace m¨¢s que promocionar las corridas en un pueblo que carec¨ªa de esa tradici¨®n. Ya me dir¨¢n por qu¨¦. Dice que el pueblo se lo pide, que ha recibido miles de cartas. Pero eso es mentira".
En toda la zona de Castell¨®n y Teruel, donde la fiesta del bol embolat o toro encordat tiene arraigo secular, era costumbre la contribuci¨®n de todo el pueblo para alquilar o comprar un toro con ese fin. Ese papel ha sido asumido por las corporaciones y es as¨ª como el toro se ha incorporado a los signos de distinci¨®n que marcan la categor¨ªa social de un pueblo. Cuantos m¨¢s toros embolados se paseen, cuanto m¨¢s grandes sean, m¨¢s amochen y m¨¢s aguanten la fiesta, m¨¢s prestigio para el pueblo.
El famoso toro de Coria es una fiesta angelical. Las fiestas de la provincia de Guadalajara son c¨¦lebres por el trato que reciben los toros en los pueblos. En Fuentelaencina se celebran encierros nocturnos en los que se permite hacer con el toro cualquier cosa, menos matarle porque tiene que durar vivo hasta el amanecer. De sol a sol, le clavan tijeras, le echan bidones sobre la cabeza, le ponen banderillas.... Si al salir el sol todav¨ªa todav¨ªa permanece vivo le matan a puntillazos y a continuaci¨®n le seccionan la cabeza y la env¨ªan a un taxidermista para que la restaure y pase a formar parte de la colecci¨®n de toros sacrificados en el pueblo, seg¨²n cuenta el fot¨®grafo Koldo Chamorro, que convivi¨® all¨ª dos a?os preparando un libro de fotograf¨ªas.
Extremadura, C¨¢diz, Madrid, Castilla, Catalu?a... compiten en variedades taurinas. En Arcos de la Frontera (C¨¢diz) el toro del aguardiente ya no ejecuta el encierro ensogado. Circula libre para dar m¨¢s emoci¨®n a la fiesta. En Benaocaz las prohibiciones civiles y eclesi¨¢sticas no han impedido que el toro de cuerda, soltado enmaromado por las calles, contin¨²e siendo la diversi¨®n de los mozos. El lunes m¨¢s pr¨®ximo al 16 de julio est¨¢ se?alado en el calendario de Grazalema como el lunes del toro, un festejo cristianizado por los Carmelitas Descalzos en el siglo XVIII y encargados a partir de entonces de costear la fiera. A la fiera se la enmaroma se la conduce hasta el atrio de la iglesia, de all¨ª a una bodega donde es rociada de vino. Devuelto otra vez a las calles, el toro contin¨²a siendo el mantenedor de la fiesta -el blanco de empujones y dardos- hasta su extenuaci¨®n, que se?ala el fin a la misma.
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