"Comer, dormir, fumar y rezar..,"
IGNACIO CEMBREROAl cumplirse hoy una semana del reparto por Beirut de los pasajeros del avi¨®n de la compa?¨ªa estadounidense TWA desviado de su ruta el 14 de junio, s¨®lo se sabe algo de su suerte, su modo de vida, su estado de salud y sus ¨¢nimos por las indicaciones fragmentarias y optimistas proporcionadas por los jefes de sus guardianes y una ¨²nica aparici¨®n ante la Prensa de algunos secuestrados. "Comer, dormir, fumar y rezar", as¨ª resumi¨® la actividad cotidiana de sus compa?eros de cautiverio Peter Hill, de 57 a?os de edad, ejecutivo de un tour operator, durante el encuentro que los pasajeros del vuelo 847 mantuvieron con los periodistas y en el que eludieron m¨¢s de una pregunta a causa, sin duda, de la presencia de sus vigilantes.
Los responsables de Amal -la milicia shi¨ª que, junto con el radical Partido de Dios (Hezbollah), custodia a los 39 norteamericanos- se han esforzado en comunicar a los corresponsales un relato menos mon¨®tono de la vida diaria de los aprisionados, y Akef Haidar, jefe del bur¨® pol¨ªtico de ese movimiento armado confesional, revel¨® el s¨¢bado que hab¨ªan sido autorizados a ba?arse en el Mediterr¨¢neo."Cada d¨ªa", narr¨® Haidar en otra invervenci¨®n tendente a hacer creer que estaban pr¨¢cticamente alojados en un hotel de lujo, "se les presenta un men¨² con los nombres de los platos libaneses en ¨¢rabe y franc¨¦s, y ellos escogen", sin saber probablemente lo que piden porque es harto dudoso que la mayor¨ªa hable estos idiomas. En todo caso, la elecci¨®n debe de ser buena porque, seg¨²n Haidar, "est¨¢n muy satisfechos de la cocina libanesa que descubren".
Cocina libanesa
La cocina libanesa es, sin lugar a dudas, la mejor de Oriente Pr¨®ximo, pero la gran cantidad de especias que condimentan sus platos puede causar trastorno a los est¨®magos no acostumbrados y provocar diarreas de las que sufren, a juzgar por algunas indiscreciones, los tres miembros de la tripulaci¨®n del Boeing 727 de la TWA que conviven con sus carceleros en el avi¨®n y que fueron visitados por un m¨¦dico que les recet¨® astringentes.
"La comida libanesa es deliciosa", hab¨ªa reconocido d¨ªas antes John Testrake, comandante del avi¨®n, quien, mientras un pirata a¨¦reo esgrim¨ªa detr¨¢s de su cabeza un pistol¨®n, logr¨® hablar a trav¨¦s de una ventanilla de la cabina de pilotaje con un equipo de la televisi¨®n estadounidense ABC. Se rumorea que el equipo pag¨® 30.000 d¨®lares (m¨¢s de cinco millones de pesetas) por poder acercarse al aparato aparcado.
Como la playa y las op¨ªparas comidas no bastan para ocupar sus jornadas ociosas, Amal intenta tambi¨¦n convencer a los que Haidar describi¨® como hu¨¦spedes de la legitimidad de su causa proyect¨¢ndoles "cintas de v¨ªdeo en las que el superacorazado norteamericano New Jersey bombardea en 1984 las zonas musulmanas de L¨ªbano".
Tampoco pod¨ªa faltar en las pantallas de los televisores "la resistencia nacional libanesa atacando casi a diario al ej¨¦rcito del sur de L¨ªbano (milicia proisrael¨ª), as¨ª como las destrucciones causadas por la explosi¨®n de un coche bomba el 8 de marzo en el barrio shi¨ª de Bir el Abed, operaci¨®n llevada a cabo por unos libaneses entrenados por la CIA, seg¨²n The Washington Post, y que caus¨® la muerte de casi un centenar de personas.
Las intensas sesiones de v¨ªdeo han acabado, siempre seg¨²n este responsable de Amal, por apasionar a sus espectadores, que est¨¢n ahora "muy interesados por la confesi¨®n shi¨ª, discuten todo el d¨ªa con sus custodios", con los que deben incluso de bromear porque "se r¨ªen mucho".
En resumen, para el m¨¢s locuaz de los jefes de Amal, "todos viven una experiencia inimaginable e interesante", de la que hubiesen preferido, no obstante, prescindir, como qued¨® puesto de manifiesto cuando Arthur Toga, neur¨®logo, de 33 a?os, declar¨® el jueves ante la Prensa que hab¨ªan tenido la mala suerte "de encontrarse en el peor sitio en el peor rnomento".
Los rehenes no dieron ese d¨ªa, a trav¨¦s de su portavoz Allyn Conwell, de 42 a?os de edad, ejecutivo de una compa?¨ªa petrolera, una visi¨®n tan id¨ªlica de su cautiverio. Sin embargo, al margen de sus dos principales motivos de inquietud -el temor a la utilizaci¨®n de medios militares para liberarles y la preocupaci¨®n por el miedo de sus familias- afirmaron que estaban "bien instalados, en casas confortables, con ba?o y cosas por el estilo".
"Estamos evidentemente cansados al estar sometidos a una gran tensi¨®n, pero", concluy¨® Allyn Conwell, tratando probablemente de tranquilizar a sus parientes en Tejas, "los compa?eros gozan de buena salud y conservan el ¨¢nimo mucho mejor de lo que hubiese esperado. Estoy muy orgulloso de mis conciudadanos norteamericanos".
A su derecha, el neur¨®logo Arthur Toga no daba la impresi¨®n de tener esa moral de hierro cuando con la voz tomada por la emoci¨®n y los ojos enrojecidos confesaba: "Echo de menos a mi mujer; mi estado de salud es bueno, y me tratan bien, pero lo que m¨¢s deseo en este mundo es volver a casa. Mi mujer est¨¢ embarazada de siete rneses".
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