La ruptura democr¨¢tica / 1
Un sistema pol¨ªtico como el actual, que silencia el pasado de donde procede, se afirma como realidad presente en la misma medida que se niega como virtualidad futura. Relatar ese pasado entra?a, pues, un acto de rebeld¨ªa contra un presente sin origen y contra la ley del silencio, t¨¢citamente aplicada, sobre los antecedentes de las organizaciones y de los hombres pol¨ªticos que lo han fraguado. Es la primera vez, desde el inicio de la transici¨®n, que se aborda en p¨²blico el tab¨² de la ruptura democr¨¢tica, y se hace por una voz que disiente de las instituciones y de las ideas consensuadas. Voz ciertamente aislada, pero segura de que ¨²nicamente del disentimiento puede surgir la novedad, sea en la ciencia o en la pol¨ªtica.La expresi¨®n ruptura democr¨¢tica fue el lema que adopt¨® la oposici¨®n al r¨¦gimen franquista a comienzos de la d¨¦cada de los setenta como consigna para la movilizaci¨®n pac¨ªfica de las masas por sus libertades y como descripci¨®n de sus objetivos pol¨ªticos fundamentales: elecci¨®n popular de la forma del Estado y de la forma de gobierno.
Como consigna cumpli¨® adecuadamente su cometido. Alrededor de tres millones de espa?oles se movilizaron, mediante huelgas y manifestaciones pacifistas, bajo los auspicios de esta f¨®rmula feliz.
Pero, como descripci¨®n de la finalidad pol¨ªtica perseguida, la f¨®rmula no pudo ser m¨¢s desgraciada. En el momento culminante de la acci¨®n emprendida, cuando la vida pol¨ªtica de Espa?a, incluida la de las instituciones oficiales, giraba en torno a la iniciativa y a la estrategia de la ruptura democr¨¢tica, bast¨® el simple ofrecimiento de la legalizaci¨®n a algunos partidos y la celebraci¨®n del refer¨¦ndum sobre la reforma pol¨ªtica para que desaparecieran como por encanto la iniciativa de la oposici¨®n y el significado que hasta entonces hab¨ªa tenido la expresi¨®n ruptura democr¨¢tica. La iniciativa pas¨® a manos del Gobierno Su¨¢rez, y el significado de la ruptura fue explicado como ruptura pactada y como reforma rupturista. La descripci¨®n de la f¨®rmula sucumbi¨® a manos de su explicaci¨®n.
La transici¨®n
La iniciativa pol¨ªtica, ya en manos del presidente Su¨¢rez, fue exclusivamente empleada en acomodar la clase pol¨ªtica y la clase burocr¨¢tica a una nueva situaci¨®n de libertades p¨²blicas. A este fen¨®meno, que tiene una doble trascendencia, formal y material, se le llama transici¨®n pol¨ªtica.En cuanto a la forma, la transici¨®n de la dictadura a la democracia se realiza dentro de la matriz institucional del franquismo, otorgando a los gobernados, en refer¨¦ndum, una Constituci¨®n, una forma de Estado y una forma de gobierno pactadas con los principales partidos de la oposici¨®n y con personalidades de Catalu?a y del Pa¨ªs Vasco. La legalidad del franquismo pacta con la legitimidad democr¨¢tica de la oposici¨®n. En cuanto alfondo, es decir, respecto a la cuesti¨®n del poder, la transici¨®n mantiene intacto, aunque m¨¢s internacionalizado, el papel predominante del capital financiero, pero sustituye la anterior hegemon¨ªa del Movimiento Nacional por la del PSOE, que realiza hoy la doble funci¨®n de asegurar las libertades ciudadanas y el predominio del capital financiero.
Explicar c¨®mo fue posible este malabarismo de la clase pol¨ªtica, este acto de ilusionismo, realizado a la vista de las masas movilizadas, de convertir la paloma de la ruptura en el conejo de la reforma, es el tema de este art¨ªculo.
No me parece explicaci¨®n adecuada, por insuficiente, la del oportunismo pol¨ªtico de los dirigentes de los partidos democr¨¢ticos, ni siquiera fund¨¢ndolo en el oportunismo social de sus bases.
El oportunismo no puede dar una respuesta plausible a estas dos cuestiones: ?Por qu¨¦ abandonaron voluntariamente la iniciativa pol¨ªtica los dirigentes de las organizaciones democr¨¢ticas, entreg¨¢ndola al Gobierno Su¨¢rez? ?Por qu¨¦ las bases sociales de sus organizaciones democr¨¢ticas lo toleraron? Para comprender este singular fen¨®meno es necesario recordar la naturaleza de la crisis, que provocaba la ineficiencia del r¨¦gimen, y la naturaleza de los dos modelos de transici¨®n a la libertad pol¨ªtica que entraron en pugna.
Respecto a la naturaleza de la crisis, la Junta Democr¨¢tica insisti¨® siem, pre en calificarla no como una simple crisis de Gobierno, sino como una verdadera crisis de Estado, es decir, institucional o de autoridad. Por esta raz¨®n tuve que acu?ar la expresi¨®n poderes f¨¢cticos para referirme, en los escritos de la Junta y de la Plataforma, a las instituciones no pol¨ªticas del r¨¦gimen, el poder militar y el poder judicial principalmente, que habr¨ªan de estar presentes en el proceso constituyente de la reestructuraci¨®n democr¨¢tica del Estado. Hoy nadie puede dudar de que aquel diagn¨®stico fue certero.
El modelo de la oposici¨®n
En cuanto al tratamiento de la crisis, a la naturaleza del modelo de transici¨®n, la oposici¨®n propuso la ruptura democr¨¢tica, que implicaba: 1. La formaci¨®n de un Gobierno provisional en el que participaran los partidos, los poderes f¨¢cticos, las plataformas unitarias de Catalu?a y del Pa¨ªs Vasco yel capital industrial. 2. La derogaci¨®n inmediata de todas las leyes pol¨ªticas de la dictadura y el reconocimiento simult¨¢neo de todas las libertades democr¨¢ticas y de los estatutos de autonom¨ªa que estuvieron en vigor. 3. La elecci¨®n por sufragio universal de la forma de Estado (monarqu¨ªa o rep¨²blica; Estado central, de autonom¨ªas o federal), y de la forma de Gobierno (presidencialista o parlamentario), tras un per¨ªodo de ejercicio de todas las libertades democr¨¢ticas. 4. Las elecciones generales como final del proceso constituyente del nuevo Estado.El r¨¦gimen franquista opuso a este modelo de transici¨®n el de la reforma pol¨ªtica, que implicaba: 1. La conducci¨®n del proceso por el Gobierno del r¨¦gimen en crisis, formado con representantes del Movimiento Nacional, del capital financiero y del Ej¨¦rcito. 2. El reconocimiento sucesivo, y no simult¨¢neo, de las libertades y autonom¨ªas regionales. 3. Las elecciones generales como iniciac¨ª¨®n del proceso. 4. La imposici¨®n a los gobernados de la forma mon¨¢rquica del Estado de las autonom¨ªas y de la forma parlamentaria de gobierno.
Estos dos modelos, el de la ruptura y el de la reforma, no eran simplemente dos m¨¦todos distintos para llegar a una misma meta, sino dos caminos opuestos que conduc¨ªan a resultados pol¨ªticos incompatibles.
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