La ruptura democr¨¢tica /y 3
Explicada la causa y el mecanismo de la persuasi¨®n de las masas a favor de la reforma, estamos en condiciones de comprender mejor la persuasi¨®n de los dirigentes de los partidos democr¨¢ticos, que ha sido mucho m¨¢s compleja.Decir que lo que persuadi¨® al l¨ªder del partido comunista fue la legalizaci¨®n de su partido, y que lo que persuadi¨® al equipo dirigente del PSOE fue el sistema proporcional con listas cerradas, es caer en la circularidad del razonamiento que estoy tratando de evitar. Este razonamiento tautol¨®gico hay que romperlo planteando ya la aut¨¦ntica cuesti¨®n: ?Por qu¨¦ pensaron los dirigentes del PSOE y del partido comunista que sus respectivos partidos ganar¨ªan m¨¢s con el m¨¦todo de la reforma rupturista que con el de la ruptura democr¨¢tica?
Unos y otros ten¨ªan el suficiente conocimiento pol¨ªtico para saber que el modo de alcanzarla condiciona la naturaleza y la autenticidad de la democracia, y que ¨¦sta ser¨ªa incompleta y de orden subalterno si se alcanzaba por la v¨ªa de la reforma. Es claro tambi¨¦n que unos y otros actuaron por patriotismo de partido. Pero existe el hecho indiscutible de que para pactar y para justificar el pacto con quienes antes los hab¨ªan reprimido cambiaron tan radicalmente sus ideas como en el otro bando hab¨ªan hecho sus antiguos represores. El claro oportunismo de este cambio repentino hay que explicarlo, en concreto, contestando a la siguiente especificaci¨®n de la cuesti¨®n planteada: ?Por qu¨¦ creyeron que sus respectivos partidos ganar¨ªan m¨¢s con un poder subalterno y aparente, logrado f¨¢cilmente a trav¨¦s de la reforma, que con un poder aut¨®nomo y real a trav¨¦s de la menos f¨¢cil ruptura?
Las explicaciones del g¨¦nero "m¨¢s vale p¨¢jaro en mano" pueden ser v¨¢lidas, con ciertas restricciones, para el partido comunista, pero no para el PSOE, que no necesit¨¢ndolo fue el primero en decidir acogerse a la oferta de Fraga de pasar por su ventanilla, cosa que no lleg¨® a realizar porque le sorprendi¨® la ca¨ªda del Gobierno Arias.
Unidad de la oposici¨®n
La realidad fue que los dirigentes del partido comunista, desde comienzos de 1976, no ten¨ªan m¨¢s obsesi¨®n que la de establecer la unidad con el PSOE, y frenar las movilizaciones populares, al precio que fuese, incluso al precio de abandonar la Junta Democr¨¢tica si no logr¨¢bamos la fusi¨®n con la Plataforma. Lograda la unidad de la oposici¨®n, dentro de lo que se llam¨® popularmente platajunta, el partido comunista se alineaba indefectiblemente sobre las posiciones del PSOE, y era cada vez m¨¢s evidente que estas posiciones consist¨ªan simplemente en retirar una tras otra las reivindicaciones de la oposici¨®n que obstaculizaban un posible pacto con el Gobierno. El arrinconamiento de la ruptura democr¨¢tica comenz¨® al d¨ªa siguiente de la constituci¨®n de la platajunta.
El PSOE necesit¨® esta plataforma unitaria para negociar con el Gobierno desde una posici¨®n de fuerza popular, de la que carec¨ªa su partido de cuadros. Iniciado el di¨¢logo pactista, la organizaci¨®n unitaria de la oposici¨®n era, m¨¢s que in¨²til, un estorbo. Para le negociaci¨®n de pasillos era mejor la comisi¨®n de los nueve. Y dentro de esta comisi¨®n de personas el PSOE ten¨ªa las manos libres. La transici¨®n pod¨ªa ser pactada ya entre dos personas. Y es lo que sucedi¨®. La pol¨ªtica espa?ola se reduce a partir de entonces al puro tacticismo del presidente del Gobierno y del peque?o equipo dirigente del PSOE para la conquista del poder gubernamental a trav¨¦s de unas elecciones generales, como si se tratara de una simple crisis de Gobierno, mientras el Estado y la econom¨ªa se hund¨ªan en la crisis de todas sus instituciones.
Autopersuasi¨®n del PCE
Los dirigentes de la oposici¨®n no fueron persuadidos, como se dice p¨²blicamente, por las concesiones que les hizo el presidente Su¨¢rez. Al pacto acudieron ya convencidos de la superioridad de la reforma. Las negociaciones se limitaron a temas de pura intendencia. El partido comunista se autopersuadi¨® a favor de la v¨ªa reformista, no porque la considerase m¨¢s ventajosa que la ruptura, sino porque la estim¨® vital para sus intereses de partido. Convencido de que el PSOE hab¨ªa decidido ya el rechazo de la ruptura y el pacto con el r¨¦gimen franquista, consider¨® catastr¨®fica para la supervivencia del partido comunista la perspectiva de unas elecciones generales con la participaci¨®n del PSOE y con la exclusi¨®n del partido de la legalidad. Por ello renuncia desde entonces a una pol¨ªtica propia y sigue la del PSOE, a quien intenta sobrepasar en sus gestos con el Gobierno Su¨¢rez y con la Monarqu¨ªa.
Los dirigentes del partido comunista olvidaron las lecciones de la historia. En las crisis pol¨ªticas, los defensores de la ruptura se distinguen de los reformistas por la tenacidad con que se resisten a ser asimilados por el r¨¦gimen reformado. La tenacidad de decir simplemente no a la legalizaci¨®n del partido, sin las dem¨¢s condiciones exigidas para la ruptura democr¨¢tica, hubiese bastado para que la reforma, incluso con la participaci¨®n del PSOE, no hubiese alcanzado la legitimaci¨®n democr¨¢tica que necesitaba. En este aspecto, el presidente Su¨¢rez, al legalizar al partido comunista antes de las elecciones, supo valorar mejor que los dirigentes del partido comunista el car¨¢cter absolutamente necesario de la participaci¨®n de este partido para la legitimaci¨®n de la reforma.
Nos queda, finalmente, por explicar el camino de Damasco que convirti¨® al PSOE a la reforma. Hasta ahora me he basado exclusivamente en hechos hist¨®ricos, desnudos de interpretaci¨®n, que cualquier historiador honesto puede comprobar. Pero, desgraciadamente, este punto sobre la conversi¨®n del PSOE no puedo apoyarlo sobre bases tan firmes. Por ello expreso s¨®lo una opini¨®n, fundada naturalmente en informaciones y razones objetivas.
Creo que la conversi¨®n del PSOE se debi¨® exclusivamente a un factor internacional. En el otof¨ªo de 1975, el Gobierno norteamericano expres¨® al Gobierno socialista alem¨¢n, a los dem¨¢s Gobiernos europeos y al Gobierno espa?ol su preocupaci¨®n por evitar que en Espa?a los acontecimientos pol¨ªticos evolucionasen como en Portugal, donde la revoluci¨®n liberal de abril hab¨ªa conducido al Gobierno comunista de oto?o. El medio adecuado para asegurar la estabilidad de la futura democracia espa?ola, ajuicio del Gobierno socialdem¨®crata alem¨¢n, era conseguir un pacto entre el r¨¦gimen y el PSOE, que excluyese al partido comunista. El PSOE deber¨ªa seguir la misma evoluci¨®n que la socialdemocracia alemana. Un tiempo en la oposici¨®n, o participando en un Gobierno de coalici¨®n, y luego la conquista de? poder gubernamental. El PSOE cumpli¨® su rol internacional consiguiendo en Espa?a la hegemon¨ªa pol¨ªtica a trav¨¦s de su adhesi¨®n al proyecto reformista del ¨²ltimo Gobierno de la dictadura franquista.
Explicada ya la v¨ªa de la persuasi¨®n, podemos plantear las ¨²ltimas cuestiones: ?Por qu¨¦ el presidente Su¨¢rez pudo transformar con tanta facilidad la reforma de las instituciones que lo legitimaban en una ruptura parcial de las mismas? ?Por qu¨¦ unos pocos dirigentes del PSOE pudieron utilizar con tanta facilidad la autorruptura parcial del r¨¦gimen autoritario, para dar a su partido la hegemon¨ªa pol¨ªtica en la sociedad civil y la burocracia en el Estado?
La ruptura de Su¨¢rez
La acci¨®n del presidente Su¨¢rez fue elemental y torpe, pero no carente de valor y de audacia. Las instituciones sobre las que se asentaba estaban muertas, pero le daban el poder de un principio, el de la legalidad. Utiliz¨® esta legalidad, con el concurso de la legitimidad democr¨¢tica de la oposici¨®n, para ir extendiendo poco a poco las correspondientes actas de defunci¨®n de las instituciones pol¨ªticas del r¨¦gimen. Tambi¨¦n poco a poco pag¨® a la oposici¨®n el precio de su colaboraci¨®n concedi¨¦ndole todas sus reivindicaciones de intendencia.
La elementalidad de la acci¨®n pol¨ªtica del presidente Su¨¢rez y, pese a ella, su ¨¦xito en la destrucci¨®n de casi todas las instituciones pol¨ªticas del franquismo constituyen la demostraci¨®n hist¨®rica irrefutable de que el proyecto de la ruptura democr¨¢tica de la oposici¨®n era objetivamente realizable.
La torpeza t¨¢ctica de Su¨¢rez con los partidarios del antiguo r¨¦gimen, con los notables de su propio partido, con los dirigentes del PSOE, con los problemas auton¨®micos y con los empresarios, es decir, su torpeza frente a todos, salvo con la Monarqu¨ªa y con el partido comunista, le incapacitaron para gobernar, y fue forzado a una misteriosa dimisi¨®n, preludio del 23 de febrero, que nunca ha querido explicar.
La acci¨®n del peque?o equipo dirigente del PSOE ha sido tortuosa y timorata, pero muy h¨¢bil. Aprovechando una a una todas las torpezas del Gobierno Su¨¢rez y del que le sucedi¨®, y liquidada la Democracia Cristiana por su adhesi¨®n a la reforma, el PSOE pudo, sin competencia por la izquierda, dada la absurda derechizaci¨®n del partido comunista, heredar la mayor parte del electorado de centro, conquistando as¨ª, con el voto de la izquierda, la hegemon¨ªa pol¨ªtica y, a trav¨¦s de ella, la burocracia del Estado.
El ¨¦xito electoral del PSOE se debe a que su conducta durante la transici¨®n ha sido casi exclusivamente orientada a esta finalidad: desacreditar cualquier alternativa electoral que no fuese la de Fraga o Felipe.
En cuanto a la t¨¦cnica empleada para quedarse solo, como ¨²nica alternativa democr¨¢tica de Gobierno, su habilidad ha consistido, como el fil¨®sofo Khun dijo de la habilidad de los cient¨ªficos normales, "en ir regularmente seleccionando aquellos problemas que pod¨ªan resolverse con las t¨¦cnicas conceptuales e instrumentales vecinas de las practicadas en el r¨¦gimen anterior".
Conclusi¨®n
La causa del fracaso de la ruptura democr¨¢tica fue un factor internacional que oper¨® como factor nacional a trav¨¦s de la conversi¨®n del PSOE. Al comienzo de la transici¨®n, la opini¨®n fue manipulada por los reformistas para situarla ante una sola posibilidad de elecci¨®n: continuismo del r¨¦gimen o reforma liberal del mismo. Al final de la transici¨®n, la opini¨®n se encuentra de nuevo manipulada ante una sola posibilidad de elecci¨®n: Felipe o Fraga. A esto ha conducido, y en esto ha consistido, la transici¨®n pol¨ªtica espa?ola.
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