Mor¨¢n considera entre sus mejores logros la adhesi¨®n a la CEE y el acercamiento a Francia
Cinco asuntos constituyen, a juicio de Fernando Mor¨¢n y seg¨²n reconocen sus allegados, el resumen positivo de su paso por el Ministerio de Asuntos Exteriores. Los temas son, por este orden, la firma del tratado de adhesi¨®n a las Comunidades Europeas; el acercamiento a Francia, que ha permitido la cooperaci¨®n antiterrorista y el apoyo de este pa¨ªs para el ingreso en la CEE; la aceptaci¨®n brit¨¢nica a negociar su soberan¨ªa sobre Gibraltar; el di¨¢logo entablado con los pa¨ªses del Este en unos delicados momentos para las relaciones Este-Oeste, y el inicio de su pol¨ªtica globalizadora para el Magreb.
Mor¨¢n, seg¨²n diplom¨¢ticos, que han formado parte de su equipo durante los ¨²ltimos dos a?os, medio, ha sentido no poder cumplir uno de sus objetivos: la potenciaci¨®n de las hasta ahora d¨¦biles relaciones con Portugal. Tambi¨¦n quedan pendientes dos cuestiones en las que Mor¨¢n ha disentido del resto del Gobierno: el previsto intercambio de embajadores con Israel -que el primer ministro de Exteriores del PSOE no consideraba prioritario, por los efectos que pod¨ªa tener sobre las relaciones hispano-¨¢rabes- y la definitiva formulaci¨®n del modelo de integraci¨®n de Espa?a en la OTAN. Esta ¨²ltima cuesti¨®n lo alejaba tambi¨¦n de parte del Gabinete, y es que Mor¨¢n reiter¨® abiertamente que no pensaba participar en la defensa del s¨ª en el refer¨¦ndum.
Roces en Santa Cruz
El paso de Mor¨¢n por el palacio de Santa Cruz no ha estado carente de roces, si bien ¨¦stos se prodigaron menos durante el ¨²ltimo a?o: la pertenencia a una diferente generaci¨®n, la distinta procedencia pol¨ªtica (milit¨® en el PSP hasta la integraci¨®n de este partido en el PSOE) y su fuerte car¨¢cter lo llevaron a mantener algunos choques con el propio presidente del Gobierno.
Seg¨²n personas cercanas a ¨¦l, su peor momento de estos dos a?os y medio lo pas¨® cuando una lancha francesa ametrall¨® al pesquero vasco Valle de Atxondo, provocando una crisis que Mor¨¢n tuvo que lidiar a solas en el Parlamento en un momento en el que la ola de nacionalismo suscitada por el incidente estuvo a punto de hacer naufragar su pol¨ªtica de acercamiento a Francia.
Hubo tambi¨¦n otros momentos malos, como cuando a principios del mes de febrero un esc¨¢ndalo sobre evasi¨®n de capitales salpic¨® a diversos diplom¨¢ticos, entre ellos a dos directores generales de su departamento. Todav¨ªa hoy existen recelos en el palacio de Santa Cruz provocados por aquel hecho, que muchos funcionarios de Exteriores interpretaron como un torpedo del ministro de Econom¨ªa y Hacienda, Miguel Boyer. Para colmo de males, el esc¨¢ndalo estall¨® justo cuando Mor¨¢n finalizaba en Ginebra conversaciones sobre Gibraltar con su hom¨®logo brit¨¢nico, Geoffrey Howe, restando protagonismo en los peri¨®dicos a este contacto diplom¨¢tico.
Mor¨¢n ha dejado pendiente tambi¨¦n la reforma de la carrera diplom¨¢tica y la definitiva articulaci¨®n de la cooperaci¨®n exterior espa?ola, atomizada en decena de organismos. Estas dos cuestiones fueron campo de batalla de la tradicional lucha entre los diversos cuerpos de la Administraci¨®n, acentuando el desgaste de las relaciones de Mor¨¢n con sus compa?eros de Gabinete.
Erosiones pol¨ªticas
Sin embargo, las erosiones pol¨ªticas y personales no le han restado afici¨®n por su trabajo, seg¨²n manifestaban ayer personas de su equipo. Mor¨¢n no ten¨ªa ning¨²n inter¨¦s en dejar su Ministerio de Exteriores, en el que hab¨ªa acumulado durante dos a?os y medio un importante capital de contactos internacionales. Su car¨¢cter a veces hosco no le ha impedido entenderse muy bien con otros ministros de Exteriores. El di¨¢logo fue especial mente fluido con su ex colega franc¨¦s Claude Cheysson, con el que compart¨ªa no s¨®lo ideas y deseos de acercamiento, sino tambi¨¦n un curioso desali?o indumentario y una cierta osad¨ªa verbal. El sovi¨¦tico Andrei Gromiko -cesado un d¨ªa antes que Mor¨¢n-, el norte americano George Shultz y el brit¨¢nico Geoffrey Howe tambi¨¦n dialogaron sin fricciones con Mor¨¢n a pesar de la existencia de notables diferencias.Pero el fuerte car¨¢cter de Mor¨¢n sali¨® a relucir en sus relaciones con otros diplom¨¢ticos: fue c¨¦lebre su tormentoso di¨¢logo en Londres (en el invierno de 1983) con el entonces ministro brit¨¢nico de Exteriores, Francis Pym. Con otros colegas apenas existi¨® di¨¢logo, como con el ex secretario general de la OTAN, Joseph Luns, o con el embajador de Estados Unidos en Madrid, Thomas Enders.
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