L¨ªbano
Llevo varios a?os intentando que no se note. Cada vez que sale a relucir el dichoso asunto en una tertulia, y sale siempre, cambio de conversaci¨®n o miro para otro lado. Lo he intentado todo para no darme por enterado, todo, pero desde hace una eternidad no hay d¨ªa en que los papeles me recuerden a cuatro columnas mi bochornosa laguna columnera. Hoy, he llegado al l¨ªmite de mis posibilidades de fingimiento y no me queda m¨¢s remedio que confesar: no entiendo ni jota lo que pasa en L¨ªbano.Estoy sumido en la mayor de las ignorancias supinas desde que una aciaga tarde de los setenta empezaron a bombardear Beirut desde todos los ¨¢ngulos posibles y con toda clase de calibres ideol¨®gicos. Por no saber de esta guerra decana ni siquiera s¨¦ qui¨¦n rayos es el enemigo, o cuando empiezo a intuirlo aparece en el ruinoso escenario b¨¦lico una nueva facci¨®n que me desbarata la hip¨®tesis. Me sucedi¨® lo mismo con las matem¨¢ticas por no haberme enfrentado a ellas a tiempo. Reconozco que no le prest¨¦ al ¨¢lgebra de L¨ªbano la debida atenci¨®n en su momento inaugural, y ahora es demasiado tarde para saber lo que all¨ª ocurre. Aunque lo que ocurre nos afecte a los que solemos transitar la Gran V¨ªa madrile?a o los merenderos de las cercan¨ªas de Barajas.
En estos a?os he llegado a entender lo que es el peronismo, el sindicato de Walesa, los integrismos de Jomeini y Wojtyla, las terror¨ªas del IRA y la ETA, la l¨®gica hegeliana del Kremlin y la praxis menchevique de la disidencia sovietica, la ideolog¨ªa del PSOE y hasta el neoliberalismo de Roca & Garrigues. Incluso he llegado a intuir las profundidades del nuevo cine alem¨¢n y la metaf¨ªsica de la posmodernidad madrile?a. Pero se me resiste el damero maldito de L¨ªbano. Reconozco avergonzado que lo ¨²nico que s¨¦ de ese galimat¨ªas oriental es que cada vez que en un aeropuerto retrasan los vuelos, te someten a registros ominosos y las azafatas est¨¢n hist¨¦ricas es que algo huele a chamusquina en Beirut. Pero el problema no es que yo sea un analfabeto aritm¨¦tico de L¨ªbano. El problema es que Reagan confunda la matem¨¢tica libanesa con la ¨²ltima pel¨ªcula de Silvester Stallone.
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