Los colombianos, reyes de la monta?a en el Tour
ENVIADO ESPECIALFabio Parra, con el benepl¨¢cito de Lucho Herrera, dio a Colombia el segundo triunfo efectivo en una etapa del Tour. Los colombianos son los nuevos reyes de la monta?a. Hinault domin¨® una etapa larga y lenta. Vive en armisticio con sus rivales. Los espa?oles no pudieron hacer fruct¨ªfera la escapada de Eduardo Chozas, pero Pedro Delgado sube puestos en la general, a pesar de que confes¨® que ayer tuvo un mal d¨ªa. Gonz¨¢lez Salvador lleg¨® fuera de control. El Tour camina sin dramatismo y en calma. Hinault ya ha anunciado una conferencia de prensa para el viernes. No hace falta esperar a Par¨ªs.
Si determinados corredores desperdician una etapa como la de ayer y si Bernard Hinault ha de encargarse personalmente, sin aceptar un solo relevo, de neutralizar la intrascendente escapada de Eduardo Chozas, el Tour est¨¢ ya decidido. Nadie plantea escaramuzas importantes, salvo los colombianos, aunque ¨¦stos con el doble objetivo de ganar etapas y asegurar a Herrera el reinado de la monta?a. Hinault ha impuesto la paz en la lucha por el liderato y s¨®lo algunos corredores van a pelear entre s¨ª.Pedro Delgado se ausent¨® ayer de cualquier ataque final. Parec¨ªa incomprensible si no fuera porque manifest¨® en la meta que se hab¨ªa encontrado sin fuerzas. En ese caso, un d¨ªa malo de Delgado sin p¨¦rdida de tiempo respecto a los mejores ya es un ¨¦xito. Te¨®ricamente, ya no debe haber m¨¢s. Pero ese d¨ªa malo no explica casi nada.Los corredores trabajaron en la bicicleta durante m¨¢s de ocho horas. Mucho tiempo, kilometraje excesivo, abundancia de puertos, pero tren pausado. Nadie cometi¨® torpezas ni arriesg¨® con ataques importantes. La imagen del pelot¨®n, en el ascenso a los puertos, fue desoladora: una primera l¨ªnea de corredores destacados se juntaba graciosamente a un Bernard Hinault bronceado, de amarillo y que corr¨ªa elegantemente con unas cl¨¢sicas gafas de sol. Los corredores se pasaban una botella de agua entre s¨ª, daban sus tragos, se mojaban la cabeza y charlaban. La cabeza de carrera llevaba tranquilamente a los dem¨¢s y permit¨ªa a los descolgados que fueran reingresando paulatinamente en el gran grupo. Hinault, siempre delante, y el resto, agazapado. Si la guerra contra Hinault no existe, si el casi seguro vencedor de este Tour ha obligado al resto a la firma del armisticio, pocas cosas quedan por ver, salvo que se cambie de prisma. Es decir, ?quedar¨¢ entre los diez primeros Delgado? ?sa es la cuesti¨®n. Otros objetivos pueden ser triunfos en etapas, porque la monta?a, este a?o, es de Lucho Herrera. Planteado as¨ª el Tour, hay alguna pregunta con respuesta: los colombianos han conquistado, por fin, las monta?as europeas. Ayer, en el grupo de cabeza, llegaron a figurar hasta diez corredores espa?oles en los ¨²ltimos kil¨®metros, pero ninguno pudo seguir la rueda de los. colombianos.
Acci¨®n Impensada
La escapada de Chozas, a falta de 53 kil¨®metros y tres puertos de monta?a, fue una acci¨®n impensada. Chozas no estaba ni lejos ni cerca en la general y pod¨ªa representar una sorpresa. Lleg¨® a contar con 4.24 minutos de ventaja sobre el pelot¨®n, lo que le hubiera permitido subir hasta el puesto 152 de la general en el caso de llegar as¨ª a la meta.
El TS-Reynolds, ¨²nica formaci¨®n espa?ola que trabaja como equipo, coloc¨® a Gast¨®n en un grupo seguidor y a Prieto con los grandes. Ech¨¢varri, el director se frotaba las manos, pero Hinault decidi¨® correr m¨¢s deprisa No escapar, sino ir m¨¢s ligero. Y as¨ª, sus te¨®ricos rivales formaron una peque?a manada que le sigui¨® y, sin levantar la voz. Hinault caz¨® al grupo de Gast¨®n y puso a Chozas en el punto de mira. Hinault content¨® el inter¨¦s del presidente de la Rep¨²blica Fran?ois Mitterrand, que presenci¨® unos cuantos kil¨®metros desde un coche blindado.
En el ¨²ltimo puerto Hinault dej¨® a los colombianos a su libre albedr¨ªo, en consonancia con las interpretaciones que hablan de una coalici¨®n Herrera-Hinault. Salt¨® Parra primero e hizo in¨²til el esfuerzo de Juan Fern¨¢ndez y ?lvaro Pino, ambos del Zor. Luego, con suavidad, Herrera se escap¨® para hacerle compa?¨ªa. Las im¨¢genes finales fueron elocuentes: Herrera dej¨® ganar a Parra con una actitud no exenta de cierto desprecio, ya que, mientras su compa?ero empu?aba con fuerza el manillar en los ¨²ltimos metros, ¨¦l lo soltaba y proced¨ªa a colocarse el gorro.
?lvaro Pino, corredor espa?ol, fue rotundo en la meta al manifestar que el dominio colombiano en la monta?a es incontestable. Chozas explic¨® que el pen¨²ltimo puerto result¨® interminable y le impidi¨® llegar con m¨¢s ventaja a los ¨²ltimos kil¨®metros. Gast¨®n sufri¨® una p¨¢jara a poco de la meta porque se le olvid¨® comer durante la escapada de su compa?ero Chozas. Cabestany lleg¨® retrasado, cuatro minutos perdidos, pero parece recuperarse de su catarro. Celestino Prieto se limit¨® a seguir la rueda de los mejores: "Me reservo para la general". Pedro Mu?oz sufri¨® un retraso de casi un cuarto de hora. Y Pedro Delgado subi¨® a la posici¨®n 131 de la general. Si hizo algo as¨ª en un mal d¨ªa, fue un ¨¦xito. Delgado tiene muy claro un dato: est¨¢ a 4.33 minutos del irland¨¦s Roche, tercer clasificado. Es su referencia. No piensa, al igual que Roche, en Hinault.
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