Solana, por favor, no nos comas el coco con Gonz¨¢lez
La situaci¨®n espa?ola dista mucho de ser lo id¨ªlica que parec¨ªa indicar un reciente art¨ªculo que el presidente de Telef¨®nica, el socialista Luis Solana, publicaba el pasado 28 de junio en estas mismas p¨¢ginas bajo el t¨ªtulo de Y usted ?por qu¨¦ critica a Gonz¨¢lez?, al que responde el autor de este trabajo.
Querido Luis, conste que yo tambi¨¦n conozco tu caso que como el de bastantes otros que, al fin, disfrut¨¢is del dulce encanto del poder, cre¨¦is ver a Espa?a situada en un escenario que se aproxima m¨¢s al de la placidez de la high society de Marbella que al de los profundos traumas sociales y econ¨®micos que se siguen acentuando en nuestro pa¨ªs y que se describen con todo rigor y actualidad en el estudio sociol¨®gico de C¨¢ritas espa?ola. Pero lo verdaderamente preocupante es que, como en tu art¨ªculo que contesto, algunos -quiz¨¢ demasiados- sois adem¨¢s incapaces de escuchar algo que no sean vuestras propias palabras. Por eso nada m¨¢s empezar tu alegato napole¨®nico (o Gonz¨¢lez o la nada) incurres en la ofuscaci¨®n, la arrogancia, la ligereza y el desprecio de ir descalificando superficialmente al resto de las fuerzas pol¨ªticas para concluir, m¨¢s o menos, que el mal menor es Felipe Gonz¨¢lez.Y, para que no te falte ning¨²n detalle de buen y abnegado socialista, tu falta de respeto a quienes ejercen derechos constitucionales la diriges hacia la cifra nada desde?able de trabajadores y ciudadanos que el pasado 20 de junio expresaron su protesta contra la pol¨ªtica socioecon¨®mica del Gobierno. No voy a polemizar en absoluto sobre la envergadura de esta huelga porque los hechos los han vivido directamente muchos espa?oles. Pero ridiculizar con lenguaje se?oritil ("huelguilla general de piquetes") la huelga m¨¢s amplia que ha habido en Espa?a desde 1939 y desenterrar a la vez los viejos demonios del comunismo es un ejemplo m¨¢s de que el cambio tampoco alcanza a las formas.
Estate seguro de que los que participaron en la huelga no luchaban contra la tradici¨®n socialista del PSOE. Solamente quer¨ªan cambiar la pol¨ªtica conservadora que dirige Felipe Gonz¨¢lez. T¨² dices que las cosas van mejor, pero no dices para qui¨¦n. Si para las entidades financieras, las multinacionales, la gran patronal y para las compa?¨ªas norteamericanas que trafican con el armamento que nos venden o para el 89% de pensionistas que est¨¢n por debajo del salario m¨ªnimo, para el conjunto de los trabajadores que han visto disminuir sus rentas a favor de las del capital, y para el mill¨®n de j¨®venes y los otros dos millones de menos j¨®venes en el paro. Pero m¨¢s all¨¢ de estos y otros datos que se han ido agravando desde 1983, me interesa recordarte que una pol¨ªtica econ¨®mica que aumenta la pobreza de la mayor¨ªa y las desigualdades -seg¨²n todas las estad¨ªsticas-, que fomenta la disgregaci¨®n social y los corporativismos, que desmantela la Seguridad Social, que no mejora los servicios p¨²blicos de la sanidad y de la justicia, y que favorece el poder de la banca en detrimento de los sindicatos, es tambi¨¦n una pol¨ªtica que afecta de lleno a la vitalidad de la democracia y al proyecto de progreso de Espa?a.
Apretarse el cintur¨®n
Siguiendo la cantinela de moda de algunos medios, desplazas la responsabilidad de los problemas econ¨®micos a quienes tienen empleo pero no son solidarios y no se aprietan el cintur¨®n. Yo creo, Luis, que por una vez podr¨ªas proponer a la CEOE -a cuyo ¨®rgano directivo perteneces- que se apretaran el cintur¨®n los del yate, las vacaciones en Miami o Suiza, o incluso los ejecutivos de empresas p¨²blicas que hab¨¦is visto multiplicados por cuatro o cinco vuestros ya millonarios sueldos de antes. Eso es precisamente lo que entender¨ªan por solidaridad los trabajadores que, despu¨¦s de ver disminuir permanentemente su capacidad adquisitiva desde 1979, observan que la reducci¨®n de sus salarios s¨®lo ha supuesto un trasvase de renta desde los trabajadores hacia unos empresarios que al recomponer su margen de beneficio siguen recurriendo -en la mayor¨ªa de los casos- a comportamientos puramente apropiativos y no socialmente productivos, y convierten las malas empresas en buenos negocios.No es esta la ocasi¨®n ni el lugar para hacer un an¨¢lisis de toda la pol¨ªtica del Gobierno Gonz¨¢lez. Pero hay que dejar constancia que la operatividad del modelo conservador pasa necesarimente por la reducci¨®n de las libertades p¨²blicas, paralela a la reducci¨®n del nivel de vida de la mayor¨ªa. Y en lo que se refiere a la pol¨ªtica de defensa ya no se puede ocultar que el poder militar es cada vez m¨¢s aut¨®nomo y que el Ej¨¦rcito se controla m¨¢s y mejor desde el palacio de Buenavista que desde la antigua sede del Ministerio de Cultura. Con raz¨®n escrib¨ªa Fernando Reinlein que el poderoso Jos¨¦ Mar¨ªa S¨¢enz de Tejada es el hombre que recoge la antorcha del l¨ªderazgo castrense para que se mantenga vivo el pacto que naci¨® con Calvo Sotelo tras el 23F.
No nos insist¨¢is ya, por favor, en que "no se puede hacer m¨¢s", que es la "¨²nica pol¨ªtica posible" o que "no hay alternativa". Si eso fuera cierto habr¨ªais conseguido, como dir¨ªa Woddy Allen, acabar a la vez con los juicios de valor y con la necesidad de los pol¨ªticos. Y, sobre todo, est¨¢ claro que los sindicatos y otros partidos del centro izquierda y la izquierda parlamentarias mantienen alternativas que no difieren demasiado de las doctrinas de economistas con tanto prestigio como Jos¨¦ V. Sevilla, Tamames, J. Segura o Fabi¨¢n Estap¨¦.
Te aseguro que para m¨ª no es esperanzador ni motivo de optimismo el hecho de que el PSOE se est¨¦ deteriorando, porque la p¨¦rdida de credibilidad del PSOE, en s¨ª misma, no abre nuevas esperanzas hasta que no haya otra gran fuerza de izquierdas que cambie el rumbo de nuestra econom¨ªa. Pero de eso a mantenerse tan tranquilo ante las majader¨ªas de quienes est¨¢n dispuestos a dar brillo y esplendor a las sinrazones de una pol¨ªtica que -sobre la ola reaganiana quiere volver atr¨¢s en las conquistas sociales, hay una diferencia. Por eso, despu¨¦s de tu art¨ªculo, no hay m¨¢s remedio que dejar claro que la modernizaci¨®n de Espa?a no tiene nada que ver con la somnolencia hist¨®rica y la laxitud de unas fuerzas pol¨ªticas dominantes obsesionadas por la sensualidad del poder para administrar y no para cambiar, para mandar y no para gobernar, para usufructuar y no para servir.
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