Recomponer el di¨¢logo social

EL NUEVO Gabinete ha manifestado entre sus intenciones prioritarias el relanzamiento de los acuerdos sociales. La recomposici¨®n del tejido social mediante est¨ªmulos para que los distintos agentes -patronal y sindicatos- ejerzan en la vida p¨²blica las funciones que les son caracter¨ªsticas, es urgente. Por ello no deja de ser una mala noticia el aparente final de las conversaciones entre el Grupo parlamentario Socialista y la Uni¨®n General de Trabajadores para llegar a un acuerdo en la reforma de las pensiones. La primera prueba ha terminado con un nuevo fracaso.Quienes confiaron en cerrar definitivamente el proceso de enfrentamientos entre la familia socialista han visto frustradas sus esperanzas. No s¨®lo no se ha conseguido la unidad entre ambas organizaciones, sino que sus disputas internas han hecho que se olvidara el fondo de la cuesti¨®n: c¨®mo abordar una reforma global de la Seguridad Social y los efectos que la nueva ley tendr¨¢ en el conjunto de la sociedad.

Las diferencias sobre la reforma de pensiones entre UGT y el Gobierno son profundas. La idea de una reforma que tiene como principal objetivo reducir las actuales prestaciones, como m¨¦todo inicial de racionalizaci¨®n y de eficacia de la Seguridad Social, ten¨ªa que chocar inevitablemente con el sindicato socialista. Pr¨¢cticamente desde que se anunciara la intenci¨®n del Gobierno de modificar el sistema de pensiones, la UGT plante¨® las dificultades que ten¨ªa para asumir los criterios gubernamentales. No obstante, en medios del partido y del sindicato se asegura en estos d¨ªas que la familia socialista empieza a superar diferencias y a acercar posturas; pero el enfrentamiento, aunque m¨¢s soterrado, sigue. Y es porque la reforma de las pensiones se ha convertido en catalizador de unas diferencias que se ven¨ªan arrastrando pr¨¢cticamente desde la llegada al poder del partido socialista.

Las modificaciones que el PSOE est¨¢ dispuesto a introducir en el proyecto de ley de pensiones no satisfacen a la UGT, fundamentalmente porque la reforma sigue apoy¨¢ndose en un recorte de las futuras prestaciones. La enmienda presentada en este sentido, estableciendo un per¨ªodo de aplicaci¨®n progresiva del nuevo sistema de c¨¢lculo de las prestaciones, es desde luego un intento de acercamiento, pero contempla a¨²n recortes para las pensiones nuevas de entre un 6,5% y un 9% respecto a las actuales.

La salida a esta situaci¨®n parece dif¨ªcil. La central socialista se encuentra atada por una resoluci¨®n de su ¨²ltimo comit¨¦ confederal que la obliga a convocar movilizaciones contra el Gobierno si no se adoptan modificaciones sustanciales. La cuesti¨®n est¨¢ en saber si las enmiendas anunciadas pueden o no considerarse as¨ª. Y si no lo son, hasta d¨®nde est¨¢ dispuesta a llegar UGT en sus protestas. Despu¨¦s de la manifestaci¨®n del pasado d¨ªa 4 de junio no parece probable que el sindicato repita suerte con unas medidas que no han dado los resultados esperados.

El segundo Gabinete socialista tiene ahora, en cualquier caso, la oportunidad de recomponer el di¨¢logo respecto a la pol¨ªtica social, y parece dispuesto a hacerlo. Es una buena idea: s¨®lo desde una mayor participaci¨®n, patronal y sindicatos ser¨¢n capaces de entender y asumir los sacrificios que la filosof¨ªa del rigor econ¨®mico y del ajuste a medio plazo hace imprescindibles.