La locura como amenaza
En relaci¨®n con el editorial de su peri¨®dico, La locura como amenaza, de fecha 29 de junio de 1985, no puedo menos que congratularme porque al fin un medio de comunicaci¨®n de difusi¨®n nacional, sin duda uno de los m¨¢s importantes, haya puesto al descubierto un problema que estamos sufriendo un numeroso grupo de ciudadanos que, tal vez por miedo, hasta ahora no nos hemos atrevido a exponer.Que sin duda "esta sociedad no sabe qu¨¦ hacer con sus enfermos mentales" (sic) es algo que por desgracia forma parte de mi experiencia personal, dado que tengo un hermano de 30 a?os que habiendo ingresado en el Sanatorio Psiqui¨¢trico Provincial de Alicante el a?o 1977 ha sido dado de alta en mayo de este a?o 1985, tras experimentar no una mejor¨ªa en su estado cl¨ªnico sino m¨¢s bien un estancamiento en la mayor parte del cuadro que motiv¨® su ingreso.
Las razones aducidas para aconsejar su alta por el actual director de dicho hospital son: 1. Que nunca debi¨® ingresar en el mismo, al considerar como "casi normales" los hechos que motivaron dicho ingreso, que en s¨ªntesis fueron: violencia consigo mismo, agresi¨®n f¨ªsica a personas de edad avanzada como a adultos de diferentes edades, sumisi¨®n repentina en estados de inconsciencia, transici¨®n de estados de insomnio prolongado con ruptura de la tranquilidad nocturna de la familia a profundos decaimientos con postraci¨®n continua en el lecho, aparentes p¨¦rdidas de memoria, problemas en el control de sus esfinteres, etc¨¦tera. 2. Que como, seg¨²n ¨¦l, todo enfermo mental en estado cr¨ªtico es susceptible de conseguir en 15 d¨ªas tal recuperaci¨®n como para poder ser dado
Pasa a la p¨¢gina 10
Viene de la p¨¢gina 9
de alta hospitalaria, como ocurre con los intervenidos quir¨²rgicamente, al haber permanecido mi hermano internado en su ¨²ltima etapa por encima de dichos d¨ªas se hab¨ªa creado en ¨¦l un hospitalismo cr¨®nico. 3. Y, finalmente, que para ¨¦l mi hermano era plenamente responsable de sus actos, hasta el punto de que en caso de un delito ¨¦l estaba dispuesto a testificar en favor de dicha responsabilidad. Sin embargo, seguidamente, me inst¨® a hacerme cargo de su cuidado, pues en caso contrario podr¨ªa recabar de los tribunales una orden por la que se me declarar¨ªa tutora legal por la falta de responsabilidad del enfermo.
Tengo que decir igualmente, en descargo. de algunos facultativos y personal diverso de dicho sanatorio, que la doctora y el equipo que lo atendi¨®: 1. Que busc¨® la manera de atrasar dicha alta, ante, por un lado, el estado del enfermo y por otro los problemas que sab¨ªan plantear¨ªa a la familia, pues es una manifiesta realidad lo que ustedes dicen que puede llegar a bloquear a familias y hogares. 2. Que intentaron, tras darle de alta de internamiento, la soluci¨®n del llamado hospital de d¨ªa. Sin embargo, no dio resultado, al no lograr ni la familia ni el personal del centro que acudiera m¨¢s de una vez en 20 d¨ªas. Tengo que a?adir al respecto que los asistentes sociales y el personal sanitario del antedicho equipo encuentran insalvables trabas burocr¨¢ticas y financieras para poder desempe?ar su funci¨®n, junto a un manifiesto escepticismo cuando no falta de apoyo de algunos de sus colegas del hospital.
Todo lo cual, y ante el deterioro con stante de la salud de mi hermano, hizo que solicitara su ingreso en una entidad privada, que si bien no tiene como finalidad espec¨ªfica su tratamiento, ha conseguido en el mes que lleva internado que se desbloquease la situaci¨®n, tanto del enfermo, con una perceptible mejor¨ªa, como de la familia, pues tengo que a?adir a lo dicho que mis dos hijos de cuatro y ocho a?os, desde pr¨¢cticamente el momento de su nacimiento, han tenido que vivir, sin comerlo ni beberlo, situaciones de alta tensi¨®n.
Desear¨ªa que en el tratamiento de enfermos mentales se evitasen equ¨ªvocos y falsos esnobismos que en ocasiones pueden resultar peligrosos.- Alicante.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.