Sobre Radio Mart¨ª
C. A. Montaner es algo as¨ª como aquel cartagin¨¦s llamado Terencio que tanto empe?o puso en la helenizaci¨®n de la Roma imperial. En el caso cubano, mi paisano intenta la yanquizaci¨®n de los emigrados cubanos con resultados nada gratificantes aunque -no recordarlo ser¨ªa una memez redonda- el se?or Montaner tiene talento: escribe y piensa con mayor tino que ese grupo de cubanos que sigue a la Pompadour del desagradable Ronald Reagan: la maja y suculenta se?ora Jeane Kirkpatrick.Hay que establecer, por tanto, las debidas proporciones entre Montaner y los restantes compatriotas m¨ªos que, si Dios lo quiere, un d¨ªa llegar¨¢n a ser malos escritores.
Y precisamente porque es capaz de pensar no se le puede perdonar a C. A. Montaner que tome en serio ese adefesio t¨¦cnico que puso en antena la pesadilla washingtoniana para actuar de coco o t¨ªo camuna contra el r¨¦gimen del presidente Fidel Castro: Radio Mart¨ª. Su art¨ªculo de EL PA?S carece de algo fundamental para el an¨¢lisis adecuado del problema cubano: est¨¢ muy lejos de conocer qu¨¦ est¨¢ pasando en la entra?a cubana, en el pa¨ªs mismo. La distancia y la ausencia de una idea mejor que destruya a la del oponente son causa de 26 a?os de fracasos, a los que seguir¨¢n (si la providencia no lo remedia) otros 26 m¨¢s. "Demasiado lejos impide ver, demasiada luz o demasiada oscuridad deslumbran, demasiado ruido o demasiado silencio impiden escuchar..." (Pascal).
El 20 de mayo pasado yo estaba en La Habana cuando la iluminada mentalidad de Reagan -el hombre m¨¢s odiado de la tierra- orden¨® la salida al aire de Radio Mart¨ª. Confieso que hab¨ªa expectaci¨®n. Dur¨® muy poco. Raz¨®n: es la misma consigna, el mismo estilo, la falta de atractivo para los cubanos -10 millones- que est¨¢n dentro y que ser¨¢n, no dudarlo, los que tendr¨¢n en sus manos el destino de Cuba.
Radio Mart¨ª, al regresar yo a Espa?a terminado este viaje n¨²mero 25 que realizo a La Habana, se hab¨ªa convertido en lo mismo que Radio Swan, La Voz de Am¨¦rica y alguna otra: un puro relajo (cachondeo) para los cubanos a los que dirige la emisora una propaganda basada en lo que se hac¨ªa (hasta los chistes) en los a?os cincuenta.
Cuba es una naci¨®n formada por gente joven, generaciones que nada saben -ni quieren tampoco- conocer qu¨¦ ocurri¨® antes ni qu¨¦ se dec¨ªa ni se hac¨ªa hace 26 a?os. Intentar combatir lo viejo con lo viejo es un error grav¨ªsimo. No cabe aqu¨ª la homeopat¨ªa ni el simmilia latino (hablo de Roma, no de los latinos de Barlovento o de Guatemala).
Radio Mart¨ª, digo, bajo palabra de honor y por haber presenciado la reacci¨®n del pueblo cubano, no lograr¨¢ ni hacer cambiar de marca de pasta de dientes a los cubanos de Miami.
Esto -nuestro debate- es una lucha de inteligencias. Y, hasta la fecha, hay algo demostrado, palpable y seguro: la tiene Fidel Castro. Lo dem¨¢s que se escriba, diga o haga chocar¨¢ con los fundamentos que les conforman. Aplicar estilos yanquis a un pueblo ib¨¦rico, el m¨¢s de toda Am¨¦rica, no conducir¨¢ -se ha visto- m¨¢s que a un hom¨¦rico y rid¨ªculo fracaso. Radio Mart¨ª es algo m¨¢s que a?adir a la ya larga lista que hemos presenciado durante este cuarto de siglo. Todo cuanto se haga bajo el auspicio de Washington, en Cuba o fuera de ella, jam¨¢s dar¨¢ resultado... A Dios gracias.-
Ex embajador director de la Casa de Cuba en Espa?a.
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