Aristocracia
Leo en EL PAIS del 16 de junio, en la p¨¢gina 22: "Poco m¨¢s de 2.000 personas integran la aristocracia espa?ola", y tras este t¨ªtulo todo se explica porque enumera cuidadosamente la aristocracia titulada. Se trata de un error muy com¨²n.Yo me permitir¨ªa recomendar a su colaborador que consultara primero el.diccionario de la Real Academia de la Lengua, y que se dirigiera despu¨¦s a alguien que conoce muy bien de qu¨¦ se habla: el duque de Calabria, primo de Su Majestad el Rey; el especialista don Vicente de Cadenas, de la Asociaci¨®n de Hidalgos a Fuero de Espa?a (de la que el duque de Calabria es presidente), o a otro especialista de gran nivel, como el ilustre profesor e historiador don Antonio Dom¨ªnguez Ortiz, orgullo de nuestra cultura. Porque no estamos hablando de la aristocracia o nobleza en la Conchinchina, sino en Espa?a, pa¨ªs que tiene un curso hist¨®rico determinado.
Recomendar¨ªa asimismo a su colaborador que escuche una vieja canci¨®n cargada de odio interpretada por la maravillosa voz de Edith Piaff, "Ah, ?a ira, ?a ira, ?a ira, les aristocrates ¨¤ la lanterne..., les aristocrates on les pendra", que estuvo muy de moda cuando se colgaba de las farolas a los nobles por no haber comenzado a trabajar a¨²n Madame Guillotine -que cort¨® luego la testa de Robespierre y de tantos revolucionarios m¨¢s, bajo la revoluci¨®n misma-. ?Qu¨¦ t¨ªtulo nobiliario ostentaba Cyrano de Bergerac, o la figura literaria de D'Artagnan, expresiva de toda una sociedad provinciana noble, o tantos miles y miles de franceses nobles no titulados? Ning¨²n t¨ªtulo nobiliario ten¨ªa el arist¨®crata hidalgo pueblerino que sale al camin¨® real, por azar, en el momento en que regresa Luis XVI prisionero a Par¨ªs desde Varennes, se alza sobre los estribos levantando el sombrero, grita "?Vive le roy!" y es seguidamente muerto.. Exactamente, en Espa?a ni los hidalgos de Castilla y Le¨®n ni los infanzones de Arag¨®n pose¨ªan t¨ªtulo en su aplastante mayor¨ªa, pero eran nobles. Aristocracia -dice el diccionario oficial espa?ol- expresa la clase noble de una naci¨®n", y hasta bastante entrado ya el siglo XIX aparec¨ªan registrados en su estado especial. Clar¨ªsimo que todo esto va a contrapelo de 1985, pero no deja de constituir una aclaraci¨®n hist¨®rica en la que est¨¢ Completamente equivocada la mayor¨ªa de los espa?oles; y digo tan solo de los espa?oles cultos.
La nobleza espa?ola no se cifra por sus t¨ªtulos nobilianios, sino con el a?adido -muchas veces ya integrado en ellos- de much¨ªsimas decenas de miles de familias de ambas Asturias (las de Oviedo y las de Santillana o la ilustre monta?a de Santander), de Le¨®n, de Castilla, de Navarra, del Pa¨ªs Vasco, de Arag¨®n, Galicia y Catalu?a; decenas de millares de familias (no de apellidos), muchas de ellas con hidalg¨ªa o infanzon¨ªa notoria e inmemorial, y otras con lo mismo otorgado por la Corona siglos m¨¢s tarde. En su aplastante mayor¨ªa, las antiguas descendieron, con la recuperaci¨®n del . territorio, hacia el sur. Muchas continuaron viviendo en el norte en sus lugares de origen, muchas en las mismas aldeas de hace 15 o 30 generaciones hasta hoy, y muchas modestamente, e incluso con pobreza, lo que nunca les hizo decaer de su estado; en tanto el n¨²mero de hidalgos -como expresa el se?or Dom¨ªnguez Ortiz y todos los especialistas conocen- van en franca disminuci¨®n de este norte peninsular al sur, si bien, incluso por ser muchos menos en n¨²mero, son frecuentemente m¨¢s acomodados y con anchas tierras, en tanto en el norte ha sido frecuente el rico sin nobleza y el hidalgo modestamente acomodado. Ambici¨®n de mucho rico, era entonces casar a su hijo con una hidalga. Cosas. Pero historia nacional objetiva.
Para terminar, algo esencial: todos los mejores tratadistas del tema entre los siglos XV y el nuestro encuentran la base y sustento nutricio de toda la nobleza hist¨®rica de los pueblos de Espa?a -titulada o no- en las inmemoriales y notorias hidalgu¨ªas e infanzon¨ªas.
Con haberse perdido enorme documentaci¨®n, queda a¨²n mucha, en las que fueron reales audiencias de Valladolid y de Granada (hoy archivos nacionales), en las colecciones de empadronamientos conservadas a¨²n en muchos ayuntamientos y en las partidas parroquiales. De la Real Audiencia de Valladolid, Sala de Hijosdalgo, existe un cat¨¢logo completo debido a quien fue su director el se?or Basanta de la Riva.- Jos¨¦ Mar¨ªa Campoamor.
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