Fernando Mor¨¢n: "La OTAN no es el mejor de los mundos"
"A Estados Unidos le conviene m¨¢s unos negociadores que sepan lo que quieren y que sean firmes" - "No creo que la crisis haya sido un desbloqueo para dar mayor facilidad a una operaci¨®n de camuflaje"
En una breve estancia en Madrid -entre un largo fin de semana en Extremadura y un viaje de negocios a Asturias, para hacerse cargo de la presidencia de una empresa asesora-, el ex ministro repasa con detalle las ideas que le llevaron a elaborar su pol¨ªtica. Pero hay algo a lo que es incapaz de contestar, incluso cuando el magnet¨®fono est¨¢ apagado: Mor¨¢n sigue sin saber por qu¨¦ fue cesado.
Pregunta. Es inevitable relacionar su cese con el refer¨¦ndum sobre la OTAN...
Respuesta. Yo he estado dispuesto siempre a defender el dec¨¢logo. Lo que no he estado dispuesto es a decir que la OTAN es el mejor de los mundos. En primer lugar, porque Espa?a tiene que ser a la vez un factor para la defensa de Occidente y un factor de distensi¨®n. La integraci¨®n sin l¨ªmites en la OTAN significa un factor de tensi¨®n internacional. En segundo lugar, porque el tema de la OTAN tiene una repercusi¨®n interna. En este pa¨ªs est¨¢ claramente asentado el principio de la supremac¨ªa del poder civil sobre el militar, pero en ning¨²n pa¨ªs est¨¢ asentado el principio de limitaci¨®n del poder militar. La vinculaci¨®n del poder militar con una doctrina b¨¦lica, de alcance planetario, y con un sistema tecno-mil¨ªtar que hace que las armas se conviertan en obsoletas a cort¨ªsimo plazo, puede desestabilizar los equilibrios internos pol¨ªticos espa?oles. Por eso el poder civil tiene que tener muy claro cu¨¢l es el grado de compromiso militar que toma.
Adem¨¢s, no lo necesita Europa. En este sentido, ha sido muy significativa para m¨ª una conversaci¨®n que mantuve con un colega m¨ªo, de un pa¨ªs europeo con un alto grado de integraci¨®n atlantista, al que yo le pregunt¨¦ sobre la importancia que le daban ellos a nuestra presencia en la Alianza. ?l me dijo: "A que est¨¦is en la Alianza, mucha, porque vuestra salida de la Alianza podr¨ªa desequilibrar el sistema de Europa. Pero deb¨¦is de estar de una manera muy espec¨ªfica, porque mi pa¨ªs y toda Europa necesita, a la vez, la cobertura y la distensi¨®n, y una integraci¨®n sin l¨ªmites vuestra puede ser un factor que favorezca m¨¢s la tensi¨®n que la distensi¨®n. Y, adem¨¢s, la Alianza no necesita ese grado de integraci¨®n vuestra".
P. A pesar del compromiso del PSOE de detener la integraci¨®n en la OTAN se ha entrado, durante estos dos a?os y medio, en nuevos comit¨¦s, como el NAMSO, el comit¨¦ log¨ªstico de la OTAN.
R. Se han producido deslizamientos, porque la naturaleza de las cosas y de las grandes burocracias internacionales llevan a que se produzcan, porque las burocracias cobran vida propia.
P. ?Hasta qu¨¦ punto es usted el padre del dec¨¢logo?
R. El dec¨¢logo, la postura respecto a las alianzas, es una pieza esencial de toda una concepci¨®n de pol¨ªtica exterior, tal como el Gobierno la entend¨ªa, o yo interpretaba que la entend¨ªa. Pero esta pol¨ªtica no se agota en el dec¨¢logo y creo que uno de los vicios de esta situaci¨®n ha sido un exceso de concentraci¨®n en el tema de OTAN-s¨ª, OTAN-no. Desde el primer momento, defend¨ª que Espa?a deb¨ªa de tener un margen de autonom¨ªa, que es en lo que consiste, en definitiva, la pol¨ªtica exterior de cualquier pa¨ªs occidental. El dec¨¢logo tiene una larga gestaci¨®n. En el momento de formaci¨®n del Gobierno y en el primer Consejo de Ministros se decide una pol¨ªtica respecto a la Alianza Atl¨¢ntica, ratific¨¢ndose en la posici¨®n contraria a la integraci¨®n militar. Nuestra posici¨®n ven¨ªa marcada por un an¨¢lisis y cierta intuici¨®n: porque en una potencia media como Espa?a la definici¨®n internacional tiene enormes implicaciones en la pol¨ªtica interna.
En el primer Consejo de Ministros se decide asistir al Consejo Atl¨¢ntico, que iba a tener lugar d¨ªas despu¨¦s, y detener el proceso de integraci¨®n militar. Es entonces cuando se hace la declaraci¨®n de que Espa?a, mientras est¨¦ en la Alianza y hasta que se decida en refer¨¦ndum, ser¨¢ un miembro s¨®lido y cooperador. Y as¨ª ha sido.
Sobre esta base se empieza a desarrollar la pol¨ªtica exterior espa?ola, y tengo que decir que no tropezamos con un exceso de dificultades. Despu¨¦s se empieza a trabajar -en aquel momento, fundamentalmente en Exteriores- y llegamos a una serie de puntos.
Entre ellos, el mantenimiento de relaciones con Estados Unidos, buscando la reducci¨®n eventual de su presencia militar en Espa?a, tanto en el n¨²mero de bases como de hombres.
Mis reflexiones llevan a elaborar lo que es la base del dec¨¢logo. En primer lugar, la salida de la Alianza puede significar un desequilibrio importante para Occidente; especialmente en aquel momento, en el que se estaba con el problema del despliegue de los euromisiles. En segundo lugar, que Espa?a no necesita integrarse en la organizaci¨®n militar de la Alianza. Esto plantea problemas sem¨¢nticos: hay organigramas de la Alianza en que determinados comit¨¦s aparecen como parte civil y en otros como parte militar. Nosotros decidimos participar en el Comit¨¦ de Planes de Defensa, asistir como observadores en el Comit¨¦ de Planificaci¨®n Nuclear y detener el grado de integraci¨®n en el Comit¨¦ Militar.
No obstante, se produce un deslizamiento, no s¨®lo a nivel gubernamental, sino a nivel t¨¦cnico, con, a mi modo de ver, un exceso de participaci¨®n, dando la sensaci¨®n, sobre todo al principio, de que el Gobierno hablaba con varias voces: los que deb¨ªan de hablar -el presidente del Gobierno y el ministro de Asuntos Exteriores- y, por otra parte, determinados parlamentarios o miembros de ciertos estamentos, que llegan a arrojar la duda de si iba a haber o no refer¨¦ndum.
Como tercer elemento del dec¨¢logo quedaba el deseo de la desnuelearizaci¨®n, que ya hab¨ªa sido decidido en un Pleno parlamentario, el mismo en el que, en la ¨¦poca de UCD, se decidi¨® la entrada en la OTAN. Esta desnuclearizaci¨®n exige varias precisiones: no s¨®lo el no tener armas nucleares, sino el que nuestro territorio no cuente como escenario nuclear, lo cual hace conveniente estar al tanto de lo que ocurre en el Comit¨¦ de Planes Nucleares de la OTAN y hace dif¨ªcil que Espa?a est¨¦ en la organizac¨ª¨®n militar, sometida a sus mandos y a sus planes. Todo esto fue objeto de estudio en el Ministerio de Asuntos Exteriores e hice llegar estos objetos de nuestro estudio al presidente del Gobierno en la primavera de 1984. ?se es el origen del dec¨¢logo.
P. Los matices sobre lo que este Gobierno piensa hacer con el dec¨¢logo siguen sin estar claros. Por ejemplo, aunque no estemos en la estructura militar de la OTAN, ?Espa?a se prestar¨ªa a ayudar log¨ªsticamente a la Alianza en caso de conflicto?
R. Es evidente que en el caso de un conflicto europeo, el papel de Espa?a no va a ser un papel de frente, sino un papel log¨ªstico y de contragolpe. Eso plantea qu¨¦ grado de preparaci¨®n del terreno para la utilizaci¨®n en caso de conflicto es compatible con nuestro grado de autonom¨ªa, pero siempre, a mi modo de ver, partiendo de que hay que conceder al sistema aquello que el sistema necesita, no dej¨¢ndose llevar por lo que presentan como necesario, porque, repito, todas las burocracias crean sus propias necesidades.
Las tentaciones de la crisis
P. Quiz¨¢ con el relevo en Exteriores cambien ahora algunos planteamientos del Gobierno sobre la OTAN.
R. Yo no puedo elaborar hip¨®tesis que ser¨ªan procesos de intenciones. No tengo pruebas que lleven a creer que mi salida del Gobierno sea debida a una actitud m¨ªa m¨¢s, a mi modo de ver, rigurosa. Y no tengo ninguna raz¨®n -y, adem¨¢s, ser¨ªa intelectualmente incorrecto- para hacer juicios sobre lo que va a hacer mi sucesor. Lo que noto ¨²ltimamente es una tentaci¨®n de aprovechar la crisis y mi salida para decir que son m¨¢s f¨¢ciles ahora de resolver los ajustes: los ajustes van a ser igualmente dif¨ªciles, porque las superpotencias tratan de dictar su voluntad, incluso en los detalles, pero tambi¨¦n es verdad que las superpotencias, cuando se les discute razonablemente y con voluntad, son capaces de encajar.
P. Otro matiz que deja abierto el dec¨¢logo es la cuantificaci¨®n de las fuerzas estadounidenses en Espa?a susceptibles de reducci¨®n.
R. En esto hay que tener bastante precisi¨®n. En estos momentos, hay, sobre el papel, 12.000 americanos en Espa?a, pero, de hecho, hay 7.000. Por eso, poner exclusivamente sobre el papel que habr¨¢ 7.000 es consagrar la situaci¨®n actual y no significa una reducci¨®n.
Convencer a los americanos
P. Quiz¨¢ no sea tan dif¨ªcil convencer a los norteamericanos de la reducci¨®n. Ellos mismos la ofrecieron hace 10 a?os.
R. Torrej¨®n fue importante en una ¨¦poca para la estrategia global americana, cuando las armas nucleares se transportaban en aviones. Ahora, probablemente, las alas de F-18 y F-16 que hay en Torrej¨®n no son necesarias. La base de Zaragoza est¨¢ ahogando la ciudad. ?Hasta qu¨¦ punto se puede liberar de esa presi¨®n a la ciudad de Zaragoza? ?Qu¨¦ es lo que es imprescindible para mantener nuestra relaci¨®n bilateral y es imprescindible tambi¨¦n para la defensa de Occidente y de Espa?a? Y, ?qu¨¦ es lo que es s¨®lo una excrecencia, algo que viene del pasado? Eso hay que verlo sobre el papel.
P. La impresi¨®n que se tiene cuando se habla con diplom¨¢ticos y militares de pa¨ªses de la OTAN es que la Alianza tiene poca sensibilidad por el flanco sur, por el norte de ?frica en concreto, y que se insiste s¨®lo en el frente centroeuropeo.
R. Uno de los temas esenciales geoestrat¨¦gicos de Espa?a es la estabilidad en el norte de ?frica, pero es un problema no tanto militar como pol¨ªtico; con razones socioecon¨®micas y culturales: a finales de siglo van a haber ciento y pico de millones de personas, con una gran mayor¨ªa de j¨®venes, en esa regi¨®n. Por ejemplo, en Argelia es necesario crear 300.000 puestos escolares cada a?o. Todo eso para m¨ª es tan importante como el tema de las alianzas o de la Comunidad.
P. ?Cu¨¢l ha sido su papel en las negociaciones comunitarias y en el acercamiento a Francia?
R. En la Comunidad no se hubiese entrado sin el desbloqueo de Francia. Las negociaciones t¨¦cnicas iban adelante, pero realmente fue el trato pol¨ªtico el que determin¨® el levantar esa especie de cerrojo que manten¨ªa Francia. Aqu¨ª se ha dicho muy poco que el 27 de marzo, despu¨¦s del fracaso negociador del 23 de marzo, en Burdeos, en una noche larga, en la casa de campo de mi hom¨®logo franc¨¦s, Roland Dumas, ¨¦l y yo concretamos todos los puntos que pod¨ªan aceptar Francia y Espa?a en la negociaci¨®n. Tampoco se ha dicho que esta declaraci¨®n hispano-francesa que se acaba de hacer en Par¨ªs estaba preparada desde 1983. En enero de 1984 el plan de relaciones con Francia y lo que entonces iba a ser un tratado, y luego convertimos en declaraci¨®n, estaban ya previstos. Hay documentos en el Ministerio de Asuntos Exteriores que hacen referencia a una conversaci¨®n m¨ªa con el entonces ministro de Exteriores franc¨¦s, Claude Cheysson, en Estocolmo, en el momento de la inauguraci¨®n de la Conferencia de Seguridad y Desarme, en la que se hace el plan que luego ha ido saliendo poco a poco.
P. La reapertura de negociaciones sobre Gibraltar s¨ª parece un triunfo personal suyo que nadie ha tratado de discutir.
R. En lo de Gibraltar se ha avanzado hasta el punto de que creo que el acuerdo para iniciar el proceso, el per¨ªodo transitorio, puede estar a dos o tres a?os vista. No la recuperaci¨®n de Gibraltar, que eso est¨¢ a 20 a?os vista.
P. ?Se ha sentido usted solo y falto de apoyos del Gobierno en alg¨²n asunto?
R. S¨ª, en el tema de Gibraltar. Y en algunos m¨¢s...
P. ?Y en el de las relaciones con Estados Unidos?
R. Han habido miembros del Gobierno que al principio no estaban muy convencidos, y que, adem¨¢s, curiosamente, han parecido luego muy conservadores, cuando en un principio deseaban la ruptura del tratado con Estados Unidos. Yo siempre he sido contrario a eso, porque ni nos podemos permitir una confrontaci¨®n con Estados Unidos ni, por otra parte, es ni necesario ni conveniente, porque nos resultan necesarios algunos apoyos defensivos por parte de ese pa¨ªs. Yo siempre expliqu¨¦ a George Shultz que deseaba unas buenas relaciones, pero que estas buenas relaciones no pasaban por hacer siempre lo que quisiera Estados Unidos. Y sigo pensando que si se cede en negociaciones con Estados Unidos el resultado a la postre ser¨¢ malo. M¨¢s le conviene a Estados Unidos unos negociadores que sepan lo que quieren y que sean firmes y que luego hagan las cesiones que tengan que hacer, pero que sean compatibles con este esquema de vinculaci¨®n occidental, pero con autonom¨ªa. M¨¢s vale un aliado con un grado de autonom¨ªa, pero convencido de lo que hace, que un aliado que tiene que aceptar lo que dice Estados Unidos, pero que lo hace a rega?adientes y forzado, y teniendo en contra a su propia opini¨®n p¨²blica.
Reflexiones sobre el cese
P. ?Ha visto usted a su sucesor desde que le entreg¨® las llaves del despacho?
R. No he visto a Fern¨¢ndez Ord¨®?ez porque no me han llamado. La sucesi¨®n se ha garantizado porque gente que estaba en el ministerio conmigo sigue estando. El ministerio estaba en per¨ªodo de reorganizaci¨®n mucho antes de la llegada de Fern¨¢ndez Ord¨®?ez. Yo, incluso, le hab¨ªa planteado al presidente hace m¨¢s de ocho semanas el esquema que ha sido adoptado ahora.
P. Supongo que en estos d¨ªas habr¨¢ tenido tiempo de reflexionar sobre las razones de su cese...
R. No encuentro muchas razones. En la calle est¨¢ la idea de que mi cese est¨¢ vinculado con la campa?a sobre la OTAN. Yo dej¨¦ claro que defender la OTAN como el mejor de los mundos no lo iba a hacer, porque no creo en ello y porque creo, adem¨¢s, que hubiera defraudado a mi sentido de servicio al pa¨ªs y a la opini¨®n p¨²blica, que tiene cierta confianza en m¨ª. No hubiese hecho en absoluto una campa?a en contra, porque creo que Espa?a debe de estar en la Alianza Atl¨¢ntica, pero con autonom¨ªa. Creo que hubiese podido ayudar a que esto fuera as¨ª, con lo que no quiero decir que mi sucesor no lo pueda hacer mejor que yo. No creo que sea verdad que la crisis haya sido un desbloqueo para dar mayor facilidad a una operaci¨®n de camuflaje. Sinceramente, no lo creo.
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