El juicio contra Otelo Saraiva, aplazado por la ausencia de un 'arrepentido'
El proceso abierto ayer en Monsanto, cerca de Lisboa, contra el teniente coronel Otelo Saraiva de Carvalho, estratega de la revoluci¨®n de los claveles, y 73 miembros de la organizaci¨®n clandestina de extrema izquierda Fuerzas Populares Veinticinco de Abril (FP-25) ha sido aplazado hasta el pr¨®ximo 7 de octubre, seg¨²n anunci¨® el presidente del tribunal, Adel¨ªno Salvado. La causa del aplazamiento ha sido la ausencia de un acusado importante, Jos¨¦ Rosa Barradas, uno de los arrepentidos que colabor¨® con la polic¨ªa durante la investigaci¨®n, que fue ametrallado el pasado viernes en su domicilio y se encuentra hospitalizado en estado muy grave. El atentado fue reivindicado por las FP-25.
La decisi¨®n del juez Salvado fue mal acogida entre los acusados, que llevan ya un a?o en la c¨¢rcel y que tendr¨¢n que esperar todav¨ªa dos meses y medio para ser juzgados. Catorce de los 73 acusados se hallan todav¨ªa fugados y los busca la polic¨ªa.
Otelo Saraiva de Carvalho se sent¨® ayer en el banquillo ante el tribunal de Monsanto acusado de terrorismo y de conspiraci¨®n contra el r¨¦gimen democr¨¢tico en un juicio calificado de "farsa" por el cerebro de la revoluci¨®n del 25 de abril, que fue expulsado de la sala de audiencias. La primera jornada del proceso, que se puede considerar hist¨®rico por el n¨²mero de reos y la relevancia del principal acusado, fue seguida por decenas de periodistas extranjeros, juristas y observadores.
La acusaci¨®n considera a Otelo, como familiarmente se le conoce en Portugal, como el inspirador de las FP-25, organizaci¨®n a la que, junto al Frente de Unidad Popular, se atribuye la responsabilidad de una larga serie de atentados desde 1980, que han costado la vida a media docena de personas.
Se esperaba que la dificultad de constituir un jurado de 11 miembros fuese el primer obst¨¢culo en la apertura del juicio, pero el problema no lleg¨® siquiera a plantearse, porque la defensa abri¨® el fuego antes. Francisco Salgado Zenha, ex ministro de Justicia, ex dirigente del Partido Socialista de Portugal (PS), defensor de Jos¨¦ Luis Mouta Liz, uno de los cuatro supuestos dirigentes de las FP-25, cuestion¨® de entrada la acusaci¨®n y la composici¨®n del tribunal y requiri¨® la nulidad del proceso.
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Los abogados de los acusados de las FP-25 consideran que el juicio viola la Constituci¨®n y las leyes portuguesas
Viene de la primera p¨¢ginaFancisco Salgado Zenha, pol¨ªtico y letrado con una larga experiencia de los tribunales plenarios del r¨¦gimen salazarista, dijo que la instrucci¨®n del proceso constituye una "violaci¨®n flagrante de la Constituci¨®n y de la legislaci¨®n portuguesa, y de la Convenci¨®n Europea de los Derechos Humanos" y un atentado al prestigio de la Justicia. "En esta Babel procesal", dijo Zenha, "no se puede ejercer el derecho de defensa", porque ning¨²n abogado puede defender eficaz y seriamente a su cliente sin saber concretamente las acusaciones que pesan sobre ¨¦l y las pruebas materiales que ser¨¢n utilizadas al efecto".
Salgado Zenha record¨® que el derecho democr¨¢tico portugu¨¦s no contempla la responsa bilidad criminal colectiva" y que toda acusaci¨®n debe basarse en "hechos materiales y psicol¨®gi cos individuales". "El resultado de un proceso organizado en es tas condiciones es conocido; en vez de un proceso judicial, va mos a tener un proceso de opini¨®n p¨²blica, en que el tribunal y el jurado formar¨¢n su criterio tras una parodia de la cual la defensa ser¨¢ un mero instrumento decorativo".Salgado Zenha, y el abogado de Otelo, Romeu Franc¨¦s, cuestionaron tambi¨¦n la competencia del presidente del tribunal, que es el mismo magistrado que concluy¨® la instrucci¨®n del proceso, firmando el acta de acusaci¨®n. Secundados por los dem¨¢s abogados de la defensa, Zenha y Franc¨¦s invocaron la violaci¨®n del principio constitucional que prev¨¦ la clara separaci¨®n de las fases de instrucci¨®n, acusaci¨®n y enjuiciamiento.
El abogado Saalgado Zenha estaba llamado a convertirse en la estrella del proceso de las FP25, pero un ausente le arrebat¨® ese papel: Jos¨¦ Manuel Rosa Barradas, de 34 a?os, uno de los arrepentidos, cuyos testimonios constituyen el principal triunfo de la acusaci¨®n.
Barradas que, con otros dos arrepentidos, aguardaba en libertad el momento de declarar contra sus ex compa?eros, est¨¢ internado en un hospital de Lisboa con una bala alojada en la columna vertebral y en peligro de muerte.
El presidente del tribunal considera que la declaraci¨®n de Barradas es "imprescindible para aclarar los hechos".
El fiscal hab¨ªa pedido la separaci¨®n de este acusado del expediente para "no prolongar por m¨¢s tiempo la prisi¨®n preventiva de 56 de los acusados", y el argumento hab¨ªa sido aceptado por la mayor parte de los abogados de la defensa.
El tribunal decidi¨®, no obstante, y contra todas las previsiones, suspender la vista hasta el 7 de octubre pr¨®ximo, para permitir la presencia en el tribunal del acusado-testigo Barradas.
Los arrepentidos fueron el principal problema desde el principio. Los abogados de oficio que les fueron atribuidos no comparecieron en el tribunal y fue preciso encontrar un letrado entre el p¨²blico, para que pudiera iniciarse la vista.
No tuvieron, sin embargo, que sentarse en la jaula de vidrio prevista en el recinto reservado a los acusados y aislado del resto de la sala por cristales a prueba de balas: el tribunal consider¨® suficiente, para evitar eventuales incidentes, sentar a los dos arrepentidos y a los dos acusados considerados altamente peligrosos en un banco aparte, en la primera fila del lugar atribuido a los abogados.
No fueron colocadas las rejas met¨¢licas, que hab¨ªan provocado pol¨¦mica en la prensa portuguesa. En cambio, el riguroso dispositivo de seguridad instalado alrededor del tribunal y en el interior de la sala de audiencias, suscit¨® las protestas de los letrados, del p¨²blico, y de los periodistas, que tuvieron que esperar cerca de dos horas, bajo un sol de rigor, para poder entrar en la sala de prensa instalada a unas decenas de metros del tribunal, y donde siguen la vista a trav¨¦s de un circuito interior de televisi¨®n en blanco y negro.
Los alrededores de Monsanto y todas las carreteras de acceso estaban estrechamente vigilados. Para entrar en la sala de audiencias era necesario pasar un control policial con rayos X.
A primera hora de la tarde, no se hab¨ªa conseguido todav¨ªa elegir a los integrantes del jurado y el presidente del tribunal no hab¨ªa procedido a la lectura del acta de acusaci¨®n.
Evidente malestar
Es obvio tambi¨¦n el malestar de las autoridades portuguesas frente a la perspectiva de un juicio que no lleg¨® a alcanzar el car¨¢cter ejemplar que dejaba prever la espectacularidad de la redada de junio de 1984, que condujo a prisi¨®n a los que ahora se sientan en el banquillo.
La opini¨®n p¨²blica no est¨¢ movilizada, ni en favor ni en contra de los acusados, y a pesar del despliegue informativo la vista amenaza con derivar hacia una confrontaci¨®n entre acusadores y acusados.
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