Jos¨¦ Vergara, profesor de Econom¨ªa Agraria
A Jos¨¦ Vergara, como a tantos hombres de su tiempo, le toc¨® vivir un per¨ªodo rico en acontecimientos pol¨ªticos. Su esp¨ªritu liberal, su actitud inconformista e independiente y su car¨¢cter cr¨ªtico le ocasionaron contrariedades, disgustos y amarguras. Su deseo por conocer el fondo de las cosas, por acercarse a la verdad, le predispuso contra la mediocridad y la incomprensi¨®n humanas. Conocedor de lo mucho que se investigaba y trabajaba en el campo de la econom¨ªa a escala mundial, se desesperaba ante la falta de sensibilidad, de medios y de seriedad para encarar aspectos que presentaban tantas lagunas y tan profundos vac¨ªos en nuestro pa¨ªs. Intentaba mantener abiertas las m¨¢s diversas fuentes de conocimiento; un universo cient¨ªfico amplio y una informaci¨®n econ¨®mica exhaustiva hicieron de ¨¦l un traductor admirable. Los a?os marcaron en su momento las posibilidades y preferencias por autores y escuelas econ¨®micas: Barone, Stackelberg, Hayek, Harod, Friedman, Pasinetti, Baily, Lancaster, etc¨¦tera.Quiz¨¢ porque conoc¨ªa sobradamente c¨®mo se trabajaba fuera de Espa?a, o por propia estima y exigencia, utiliz¨® escasamente su pluma. Quiz¨¢ tambi¨¦n porque fuese esc¨¦ptico sobre las posibilidades reales de investigar seriamente y consciente de que viv¨ªamos en un pa¨ªs de aficionados. En este sentido, Vergara, que era estricto y severo en exceso consigo mismo, no se prest¨® a ser un aficionado m¨¢s... Se decant¨® con verdadera ilusi¨®n y entrega en el arte de ense?ar: exponer y comunicar oralmente sus profundos conocimientos. Consigui¨® lo m¨¢s dif¨ªcil: despertar la curiosidad y el inter¨¦s de sus alumnos por la econom¨ªa en general, y la agraria en particular, contribuyendo de esta manera a formar una peque?a escuela de economistas agrarios.
Vergara termina la carrera de ingeniero agr¨®nomo en 1930. Vive, pues, de estudiante la dictadura del general Primo de Rivera y de funcionario la ca¨ªda de la Monarqu¨ªa y la proclamaci¨®n de la Rep¨²blica.
Objetivos a¨²n no cumplidos
Es en estos primeros a?os de cambio de r¨¦gimen, en los que tantos j¨®venes profesionales e intelectuales aportan sus ideas y canalizan sus inquietudes "al servicio de la Rep¨²blica", cuando Vergara escribe sobre algunos temas econ¨®micos de actualidad. Entre los trabajadores de los que es autor -a veces an¨®nimo- destaca el que lleva por t¨ªtulo Una orientaci¨®n para organizar los estudios preliminares de la econom¨ªa agraria espa?ola. Modesto t¨ªtulo pero enjundioso ensayo para el a?o en que se publica: 1934. Vergara, en base a lo que est¨¢ haciendo en econom¨ªa agraria en otros pa¨ªses europeos, propugna la creaci¨®n de un "Instituto de Econom¨ªa Agraria que gozase de la mayor autonom¨ªa posible" y que la "investigaci¨®n no perdiera de vista, en ning¨²n momento, la realidad agr¨ªcola del pa¨ªs". Conclusi¨®n que marca un programa de trabajo de dif¨ªcil cumplimiento a pesar del tiempo transcurrido.
Es evidente que, aunque la situaci¨®n de partida ha cambiado sustancialmente parte de los objetivos que en 1934 se se?alaban, a¨²n no se han cumplido. Sin embargo, son muchos los aspectos logrados: la fundaci¨®n de la facultad de Ciencias Econ¨®micas de Madrid, de la que Vergara fue protagonista en sus primeros pasos, pero que por insatisfacci¨®n personal luego abandonar¨ªa; la creaci¨®n de la especialidad Econom¨ªa y Sociolog¨ªa Agrarias en las Escuelas de Ingenieros Agr¨®nomos; los Departamentos y Secciones de Econom¨ªa Agraria, integrados en diversas facultades y centros de investigaci¨®n oficial; el establecimiento de la red de contabilidad de empresas agrarias, las cuentas del sector y el importante n¨²mero de trabajos y publicaciones de car¨¢cter agrario que anualmente edita el MAPA; el nuevo Instituto de Estudios Agrarios, Pesqueros y Alimentarios, sucesor del Instituto de Estudios Agrosociales; la veterana Revista de Estudios Agrosociales, con 32 a?os de publicaci¨®n ininterrumpida; la m¨¢s reciente, tambi¨¦n trimestral, de Agricultura y Sociedad; la creaci¨®n de la Asociaci¨®n Espa?ola de Econom¨ªa y Sociolog¨ªa Agrarias (AEESA) con 20 a?os de existencia activa y tantas otras actividades de investigaci¨®n y estudio oficial, privado o de las diferentes fundaciones culturales establecidas, que ponen de manifiesto el cambio experimentado en este como en tantos aspectos de la vida espa?ola.
La celebraci¨®n en Espa?a del XIX Congreso Internacional de Economistas Agrarios es otra prueba m¨¢s, y la m¨¢s actual, de la preocupaci¨®n por alentar los estudios de econom¨ªa agraria, de seguir esas orientaciones que en su d¨ªa marcara Vergara. El congreso es, en cierto sentido, un reconocimiento de la International Association of Agricultural Economics a la asociaci¨®n espa?ola, de su preocupaci¨®n e inquietud por agrupar a los estudiosos e investigadores que trabajan, independiente y aisladamente, sobre la realidad agr¨ªcola del pa¨ªs.
Pero quiz¨¢ para satisfacer el esp¨ªritu rigorista de Vergara habr¨ªa que decir que la autonom¨ªa y el contacto con la realidad, dos de los aspectos que destacaban en sus Orientaciones no se han alcanzado todav¨ªa y que ser¨¢n siempre dif¨ªciles de lograr.
Docencia e investigaci¨®n
Vergara se refugi¨® m¨¢s en la docencia que en la investigaci¨®n, m¨¢s en la lectura que en la escritura y m¨¢s en la cr¨ªtica constructiva de lo realizado que en la puesta en pr¨¢ctica de sus acertadas ideas. Vergara, que tens¨® bien el arco y apunt¨® correctamente al blanco, no se decidi¨® a soltar la flecha ante las dificultades que columbr¨® en su trayectoria.
Quienes fuimos hace muchos a?os sus alumnos, despu¨¦s sus compa?eros, luego profesores de su misma c¨¢tedra, y siempre sus amigos y admiradores, hemos procurado poner ilusi¨®n y esfuerzo en la empresa. Pero es indudable que quien intenta poner en pr¨¢ctica cualquier proyecto, quien crea algo, por modesto que sea, tiene necesariamente que aceptar y comprender pronto las imperfecciones e insuficiencias que toda la realizaci¨®n lleva consigo. Por todo ello, quiz¨¢ no sea malo que quienes aprendimos de Vergara, dudemos sobre la entidad y precariedad de lo conseguido para evitar, cuando menos, que puedan decir de nosotros aquello que comentaba V¨ªctor Hugo: "Un hombre convencido da siempre una vaga sensaci¨®n de estupidez".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.