Alan Garc¨ªa toma posesi¨®n en Per¨² aislado del pueblo
Alan Garc¨ªa P¨¦rez, un abogado lime?o de 36 a?os, probablemente el jefe de Estado m¨¢s joven del mundo, tom¨® ayer posesi¨®n como presidente constitucional de la Rep¨²blica de Per¨². Hay que retrotraerse 40 a?os para encontrar otra transmisi¨®n presidencial constitucional y ordenada. Por primera vez desde su fundaci¨®n, hace 60 a?os, por V¨ªctor Haya de la Torre, la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) alcanza el poder. Los actos de asunci¨®n de Alan Garc¨ªa se celebraron bajo una campana de cristal sin la m¨¢s m¨ªnima participaci¨®n del pueblo lime?o.
El casco urbano de la capital, la plaza de Armas, el palacio de Pizarro, el palacio legislativo, los principales hoteles c¨¦ntricos fueron aislados herm¨¦ticamente con cordones policiales y barricadas en las bocacalles, cort¨¢ndose dr¨¢sticamente el tr¨¢fico humano y de veh¨ªculos; a la plaza de Armas de la ciudad s¨®lo pudieron acceder los autom¨®viles de los seis jefes de Estado presentes en la ceremonia.Compradores de d¨®lares, vendedores de loter¨ªa, limpiabotas y toda la parafernalia humana del centro de Lima fueron barridos sin contemplaciones, llegando a constituir un problema log¨ªstico de rutas el acceso de los turistas a sus hoteles. La poblaci¨®n fue lisa y llanamente exceptuada de las celebraciones, en un desmesurado operativo policial en el que las fuerzas de seguridad peruanas han ahogado sus evidentes deficiencias.
Seis jefes de Estado centro y suramericanos se dieron cita en Lima, siendo especial¨ªsimas las medidas de autoprotecci¨®n del presidente argentino, Ra¨²l Alfons¨ªn, que condujo en su avi¨®n y en su coche blindado al mandatario uruguayo, Julio Mar¨ªa Sanguinetti. El Tango, el avi¨®n presidencial argentino, tuvo que hacer una escala en Rosario ante una amenaza de bomba. El avi¨®n del todav¨ªa presidente boliviano, Hern¨¢n Siles Zuazo, tuvo que regresar a La Paz por fallos t¨¦cnicos, donde el mandatario cambi¨® de aparato.
Los Gobiernos saliente y entrante de Per¨² han querido dar el mayor realce a esta transmisi¨®n presidencial, recarg¨¢ndola de ceremonias, oropeles y etiquetas.
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Alan Garc¨ªa se muestra decidido a acometer profundas reformas sociales y econ¨®micas para contener la crisis
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Los lime?os, a consecuencia de las extraordinarias medidas de seguridad desplegadas en torno a la ceremonia de investidura presidencial, s¨®lo habr¨¢n podido conocerla a trav¨¦s de sus televisores.
Precisamente la retransmisi¨®n televisada en directo y en cadena de la ceremonia del relevo presidencial fue interrumpida en uno de los descansos del Congreso peruano para emitir un mensaje especial por sat¨¦lite del presidente del Gobierno espa?ol, Felipe Gonz¨¢lez.
Muy brevemente, el jefe del Gobierno espa?ol lament¨® no poder estar presente en la toma de posesi¨®n de Alan Garc¨ªa, mostr¨® su esperanza en poder viajar a Per¨² en los pr¨®ximos meses y dese¨® suerte y esfuerzos a los nuevos gobernantes peruanos.
En un ceremonial de idas y venidas desde el Congreso a la Casa de Pizarro para buscar al presidente saliente, discurso de ¨¦ste recordando que bajo su mandato se plantaron 73 millones de ¨¢rboles en el Per¨², entrega de Bela¨²nde a la C¨¢mara del estado notarial de sus bienes, marcha de una delegaci¨®n congresual a la canciller¨ªa para traer hasta el palacio al electo Alan Garc¨ªa, cantata de himnos, presentaci¨®n de armas y todas las ritualidades posibles, el nuevo presidente termin¨® por asumir su mandato, con el pueblo en sus casas.
Lo hizo con un gesto que lo retrata: obviando al anciano presidente de la C¨¢mara que deb¨ªa investirle, tom¨® con sus propias manos la banda presidencial y, como Napole¨®n I, se la impuso a s¨ª mismo.
Orgulloso de su oratoria
Alan Garc¨ªa ley¨® su discurso con el desagrado que, seg¨²n ¨¦l mismo, le impone la lectura de sus intervenciones; se siente orgulloso de su capacidad oratoria, dur¨ªsimo hacia la prepotencia econ¨®mica de los pa¨ªses ricos sobre el Sur del mundo, y no menos severo sobre la venalidad y corrupci¨®n de la oligarqu¨ªa peruana.
Anunci¨® la presentaci¨®n inmediata al Congreso de la siguiente lista de proyectos de ley: obligaci¨®n a los funcionarios p¨²blicos de declarar sus ingresos y bienes antes y despu¨¦s del desempe?o de sus cargos, doblamiento de las penas a los servidores del Estado condenados por corrupci¨®n, reducci¨®n del salario presidencial -que acaba de ser incrementado por el Gobierno saliente-, reorganizaci¨®n en 60 d¨ªas de las desastrosas fuerzas policiales peruanas y amplio indulto para delitos menores o no conexos con la muerte de las personas.
El joven presidente anunci¨® que ser¨¢n revisados los beneficios de las grandes empresas, se restringir¨¢n, las actividades monopol¨ªsticas y se estudiar¨¢n nuevamente los contratos con las empresas petroleras extranjeras, anunciando igualmente pr¨®ximas y severas medidas contra la evasi¨®n fiscal.
Pint¨® un panorama sombr¨ªo admitiendo de partida todas y cada una de las dificultades en que se debate el Per¨², record¨® que 35 de cada 100 peruanos carece de trabajo estable, que el salario m¨ªnimo controlable ronda en torno a los 28 d¨®lares, (unas 4.620 pesetas, que la corrupci¨®n se encuentra generalizada, que madres con ocho hijos se pudren en los penales -con sus hijos, que las acompa?an en prisi¨®n- por hurtos cometidos para poder alimentarse, y que la crisis nacional es a¨²n m¨¢s grave de lo que ¨¦l mismo afirma y de lo que la mayor¨ªa de los peruanos estima.
Un excelente y en¨¦rgico discurso, en un extra?o camino intermedio entre Fidel Castro y Jonh Fitzgerald Kennedy -tambi¨¦n record¨® a los peruanos qu¨¦ pod¨ªan hacer ellos por el pa¨ªs antes de preguntar qu¨¦ pod¨ªa el Per¨² por ellos- en el que Alan Garc¨ªa, fiel al aprismo, se ha planteado ni m¨¢s ni menos y en Am¨¦rica Latina el reto de la independencia nacional.
En una hora se?al¨® con el dedo a sus dos principales enemigos: la oligarqu¨ªa nacional y el capitalismo internacional. Su presidencia promete desde ya todo, menos ser aburrida.
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