El ego¨ªsmo de un Herodes

Leo el 23 de julio, en la ¨²ltima p¨¢gina de EL PA?S, un articulito de don Vicente Molina Foix en el que, con evidente mala uva, aderezada con cierto humor, propone que se habiliten en los transportes p¨²blicos unas jaulas, tipo perreras, para recluir a los ni?os durante los viajes vacacionales y evitar as¨ª molestias a los viajeros sin descendencia para que puedan entregarse "voluptuosamente a sus cuitas". Y yo, que adem¨¢s de cinco hijos peque?os tengo varios sobrinillos y trato con los hijos de mis amigos, pregunto al se?or Molina si no ser¨ªa mejor proponer que esas jaulas fueran ocupadas en los desplazamientos estivales por todas esas personas, tan desconsideradas con ni?os y adultos, que retrasan con su tardanza la hora de partida, que llenan el ambiente de humo de tabaco o los asientos de migas y grasa, que no saben dormir sin roncar...Los ni?os pueden molestar en alg¨²n momento de un viaje largo. Tambi¨¦n a m¨ª. En esos momentos pienso en que yo tambi¨¦n fui ni?a; como usted, se?or Molina, fue ni?o. Y, como lo fui, estoy en disposici¨®n de comprender la naturaleza del ni?o y soportar las molestias que ¨¦ste ocasiona. Lo que no puedo comprender es la intransigencia y la desconsideraci¨®n, y aun as¨ª tambi¨¦n la soporto resignada. Incluso puedo soportar las molestias que dan los incapaces de aguantar a los ni?os. Aunque en, esta ocasi¨®n el ego¨ªsmo de un Herodes me haya llevado a responder-