Agustin Ibarrola: "El artista es necesario, pero solo cuando ya est¨¢ muerto"
El pintor y escultor guipuzcoano rompe con su habitual silencio
Ha vuelto bastante serio, con un deje de amargura en el alma y un reproche que es una denuncia frontal: "El artista es necesario, pero muerto". Si no fuera por este epitafio que encabezaba el programa de su reciente exposici¨®n en Zarauz, parecer¨ªa un ni?o aplicado que se asoma t¨ªmidamente a la plaza de su pueblo para mostrar sus nuevos regalos: traviesas de tren "llenas de historias" y m¨¢gicas cajas de cart¨®n. Agust¨ªn Ibarrola sale ahora del silencio con que se castiga la transparencia molesta de los artistas comprometidos y la audacia de los intelectuales impenitentes.
Han pasado cuatro a?os desde que el alcalde de Zaragoza, Ram¨®n Sainz de Varanda, prohibi¨® una exposici¨®n antol¨®gica del pintor con el argumento de que la obra y figura de Agust¨ªn Ibarrola podr¨ªan suscitar una reacci¨®n violenta de los grupos de extrema derecha local. Aquel gesto tan extravagante e injusto fue la se?al. Las galer¨ªas privadas y las instituciones p¨²blicas le cerraron sus puertas y Agust¨ªn Ibarrola pas¨¦ a ser "sospechoso de algo indeterminado", para dar la raz¨®n al t¨ªtulo del libro de Javier Angulo Ibarrola, ?un pintor maldito?Vasco y de izquierdas, como ¨¦l se define, Ibarrola ha sido durante estos a?os v¨ªctima de las torcidas interpretaciones de lo vasco y de los viejos fantasmas de la derecha nacionalista, que ha visto aspectos inquietantes en las masas de obreros vascos que surgen en buena parte de la obra del pintor. Como el genial cascarrabias, Jorge Oteiza, el otro gran comprometido, Ibarrola, en su audacia, pretende incluso que los artistas intervengan en la elaboraci¨®n de la pol¨ªtica cultural de Euskadi. Y, adem¨¢s, no se resigna.
Al contrario que los artistas de otras partes del Estado, los vascos iniciaron y protagonizaron la renovaci¨®n cultural en la Euskadi de la posguerra y la oposici¨®n al franquismo, han mostrado a lo largo de su rica trayectoria una clara vocaci¨®n de participar en las instancias en que se decide la pol¨ªtica cultural. Quiz¨¢ por eso su frustraci¨®n es ahora mucho mayor. Una vez constituido el primer Gobierno vasco, Oteiza, Ibarrola y otros m¨¢s creyeron obligado exponer al entonces lendakari, Carlos Garaikoetxea, las dos reivindicaciones que sintetizaban el programa del Movimiento de Escuela Vasca: la direcci¨®n de la Escuela de Bellas Artes, en la que deber¨ªa forjarse la actualizaci¨®n del arte vasco, y la participaci¨®n en el dise?o de la pol¨ªtica cultural.
Suced¨¢neos del arte
"Se asumi¨® otra v¨ªa", dice Ibarrola. "En lugar de crear consejos de artistas se formaron delegaciones de partidos pol¨ªticos, y la pobre vida art¨ªstica que hay en Euskadi qued¨® en manos de los suced¨¢neos del arte. Fuera de Euskadi", se?ala el pintor, "tampoco se est¨¢ aplicando una pol¨ªtica que tenga en cuenta la cultura y el arte de las nacionalidades. Toda la vanguardia social del Movimiento de Escuela Vasca, incluidos en su versi¨®n po¨¦tica los Celaya, Blas de Otero y Aresti, hemos sido marginados. Los pol¨ªticos", afirma Ibarrola, "necesitan el arte, pero dirigido por ellos; necesitan al artista, pero silencioso, obediente o muerto, para poder usurpar la funci¨®n social del arte y de la cultura y ponerla al servicio de sus promociones personales o partidistas".Tras la prohibici¨®n de Zaragoza, Ibarrola marc¨® su territorio en el bosque de Oma, en las inmediaciones de las cuevas sagradas de Santimami?e. Cre¨® su refugio pintando en los pinos hasta formar grandes murales sin plano, atravesados por la l¨ªnea del zigzag; dando la luz y los ojos a los ¨¢rboles, esculturas naturales; jugando con el sol atrapado en el bosque m¨¢gico, y bautizando cada punto del terreno con un nombre evocador. La Escuela de Bellas Artes de Bilbao, donde ejerce como profesor, ha sido en estos cuatro a?os su ¨²nica salida: "Para m¨ª, participar en la escuela significa cumplir una reivindicaci¨®n hist¨®rica y afrontar un compromiso personal. He aprendido a renovarme, a mantenerme en una din¨¢mica creativa infernal y a ver en la investigaci¨®n un h¨¢bito".
Agust¨ªn Ibarrola, consagrado en los museos y colecciones internacionales m¨¢s prestigiosas y uno de los tres autores determinantes del arte vasco, afirma que su experiencia docente, "gratificante y alentadora", le ha obligado a "crear como un loco", para abrir caminos que los alumnos pueden considerar cerrados o agotados. "Yo invito a los artistas serios de Espa?a, hablo de los grandes artistas, les invito a dar cursillos a los j¨®venes y evidenciar los fallos de la ense?anza oficial. Ya s¨¦ que tradicionalmente los artistas desprecian la ense?anza oficial y sienten aversi¨®n hacia el academicismo, pero yo les digo que si asesoran a los j¨®venes van a ayudarse a s¨ª mismos y contribuir¨¢n a cerrar la fosa que existe entre el pueblo, los alumnos y el arte".
El arte tot¨¦mico
En su reciente exposici¨®n de la galer¨ªa Zazpi, de Zarauz, Ibarrola cedi¨® a su impulso pedag¨®gico: "Las traviesas del ferrocarril que hago ahora", dice, "son un testimonio social. Cuando trabajo con ellas siento que me cuentan m¨²ltiples historias de caminos y de revoluci¨®n. En mis cajas de cart¨®n no hay una reivindicaci¨®n del arte pobre, sino del arte tot¨¦mico: color y libertad para el material, plantear relaciones entre el plano y la superficie tridimensional, resolver el problema de los positivos-negativos a la b¨²squeda de la relaci¨®n dentro-fuera que caracteriza al arte vasco".Ibarrola, cuya obra revela, en palabras de Oteiza, "una sabidur¨ªa personal, segura y poderosa de escultor", cree ahora que la divisi¨®n entre pintura y escultura es puramente artificial. "Nunca ha existido esa divisi¨®n. El arte es siempre interdisciplinario y, por tanto, tot¨¦mico; surge de los materiales m¨¢s diversos tallados y pintados. En Euskadi, la conciencia nacional ha hecho que tengamos una concepci¨®n integral del arte, estamos recuperando nuestras ra¨ªces en la l¨ªnea en que se mueven las vanguardias internacionales. ?Qu¨¦ es arte vasco? S¨®lo a los vascos se nos ocurre hacernos esta pregunta. El arte vasco se nutre de la vida del pueblo vasco a lo largo de su historia milenaria. Para el artista vasco", sentencia Ibarrola, "una herramienta de trabajo vasca es, como obra est¨¦tica, tan importante o m¨¢s que una catedral".
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