La interpretaci¨®n f¨¢lica de la vida
La idea de que para hacer ciencia hay que saltar por encima de lo m¨¢s aparente es antigua y en parte justificada. Porque, por ejemplo, la apariencia nada nos dice respecto a la esfericidad de la Tierra y s¨®lo c¨¢lculos dif¨ªciles han servido para establecerla, como una realidad frente a lo que se percibe de modo directo. Pero en nuestros d¨ªas esta operaci¨®n dificultosa, y a veces molesta, de someternos a algo que queda por encima de las sensaciones y experiencias comunes y corrientes se nos impone, o se nos quiere imponer, en materias distintas a las f¨ªsicas. As¨ª pas¨® ya, por ejemplo, en sociolog¨ªa, cuando Durkheim pretendi¨® descubrir la din¨¢mica interna de las sociedades, desde?ando incluso las explicaciones que daban de su comportamiento los que pertenec¨ªan a ellas. Tambi¨¦n en el caso de otros soci¨®logos que han descrito funciones sociales latentes, no conocidas. de modo consciente por los que componen la sociedad misma. La idea de que gran parte de lo que hacemos es subconsciente o inconsciente -no conocido por nosotros mismos, en suma- cunde, y ahora cualquiera puede echar mano de la subconsciencia para explicar lo que se le antoja y como se le antoja. Pero creo que hay cierto peligro en esta f¨®rmula, que viene a ser la vieja de que las apariencias enga?an, remozada. La manera m¨¢s atractiva de utilizarla es la que se funda en el psicoan¨¢lisis. No voy a negar el genio de Freud ni la perspicacia de muchos de sus disc¨ªpulos, m¨¢s o menos fieles, m¨¢s o menos discrepantes; pero s¨ª tengo mis dudas respecto a muchas aplicaciones: no de su m¨¦todo con enfermos, s¨ª de sus teor¨ªas aplicadas a cosas tales como la cr¨ªtica literaria. y a barullo. (No crea usted que lo que ha escrito significa lo que usted cree. No. Debajo subyace o detr¨¢s se esconde algo que usted no sabe.Ese algo lo he descubierto yo, que he estudiado en el laboratorio del profesor X, en la Universidad de W... Por eso puedo determinarlo. En otras palabras: estoy en el secreto, como lo estaba el se?or Posada Herrera en el Vaticano.) La psicopat¨ªa queda imp¨²dicamente al descubierto. Lo terrible es que el m¨¦todo se ha vulgarizado. Ha llegado a los m¨¢s oscuros rincones de esta pen¨ªnsula.
Cualquier fraile exclaustrado, o cualquier monja, de las muchas que han perdido la fe en san Antonio de Padua, pueden, hoy, con poco esfuerzo, explicar c¨®mo el relato tal se halla condicionado por el hecho de que su autor se hallaba bajo el influjo del complejo de Edipo o pueden ver claras tendencias homosexuales en unas palabritas deslizadas aqu¨ª o all¨¢ en un texto literario. Est¨¢n en el secreto. Ahora no hay calificadores ni definidores ni otros cargos parecidos de tipo inquisitorial que actuaban en la esfera de lo religioso. Pero hay definidores en psicolog¨ªa, psicoan¨¢lisis, sociolog¨ªa y antropolog¨ªa. Son los que ven lo que los dem¨¢s no ven o no vemos. Y, en general, secuaces de una escuela que podr¨ªa denominarse falicista, porque, en efecto, casi todo lo explican en funci¨®n de una mayor o menor posibilidad de acci¨®n del falo, en un individuo, una asociaci¨®n o una sociedad entera. Es evidente -nos vienen a concluir- que se impone la interpretaci¨®n f¨¢lica de la historia, que, junto con la econ¨®mica, lo explican todo, aunque haya gente que no quiera y otra que no lo sepa, por falta de cultura. El panfalismo se impone. Se dijo en tiempos que tras el m¨¢s complicado c¨¢lculo astron¨®mico se ocultaba siempre una intenci¨®n pol¨ªtica. Hoy se cree y se dice que lo que se oculta detr¨¢s de todo es un impulso sexual, m¨¢s o menos recto, m¨¢s o menos desviado: mejor si es subconsciente que consciente. Lo consciente es vulgar y no hay necesidad de sabios o iniciados que lo aclaren o ilustren. ?Qu¨¦ cosa m¨¢s com¨²n que el que a un joven le guste la vecina del tercero, o viceversa? Esto no vale la pena de comentarse. ?Pero descubrir la intenci¨®n f¨¢lica de la obra de un artista, de un poeta, incluso de un pol¨ªtic¨®, y precisar si ¨¦ste padeci¨®,de exceso o de defecto f¨¢lico! ?Eso s¨ª que es un buen tema de an¨¢lisis, de ensayo, de tesina, de tesona o simplemente de tesis! ?Qu¨¦ placer el de estar en el secreto! ?Y qu¨¦ receta m¨¢s barata, en el fondo, para estarlo! Lo malo es eso: que se ha hecho demasiado barata y vulgar.
Ya no hace falta ser un experto farmac¨¦utico ni tener un buen laboratorio para prepararla y venderla. Ya est¨¢ al alcance de cualquier comadre recetadora, de cualquier emplastero o saludador intelectual. (?Quiere usted escribir un libro sobre esto, aquello o lo de m¨¢s all¨¢? Muy bien. No se apure usted. Ponga en la sart¨¦n 25 gramos de estructuralismo, otros 25 de materialismo dial¨¦ctico, y despu¨¦s, 50 de falicismo, y m¨¦zclelos a fuego lento.
Procure que cuando aplique el ¨²ltimo componente haya m¨¢s bien un peque?o exceso. Puede, estar seguro de que no s¨®lo cualquier tema hist¨®rico, sino otros sociol¨®gicos y antropol¨®gicos quedar¨¢n perfectos en su forma, y asimilables, sobre todo para las personas libres de prejuicios y emancipadas.) Ha quedado perfectamente demostrado, por ejemplo, que el que puso m¨²sica de ballet para que se pudieran bailar las m¨¢ximas de la Rochefoucauld lo hizo sin darse cuenta de que estaba enamorado de su t¨ªa paterna: es evidente que esto aclara la frustraci¨®n del intento.
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