La propuesta de Gorbachov

LAS DECLARACIONES de Mijail Gorbachov anunciando una moratoria de cinco meses por parte de la URSS en la realizaci¨®n de pruebas nucleares ha abierto posibilidades sin duda interesantes con respecto a lo que puede ser el futuro de las negociaciones entre las dos superpotencias en el tema de los armamentos. Quiz¨¢ sea esta declaraci¨®n de Gorbachov la menos propagand¨ªstica de las hechas por los sovi¨¦ticos sobre esta cuesti¨®n en los ¨²ltimos a?os. Por eso ha tenido un eco considerable, no tanto en los medios de comunicaci¨®n, sino m¨¢s bien en los c¨ªrculos especializados. El vicealmirante norteamericano Eugene J. Carroll, actualmente retirado y subdirector de una. instituci¨®n privada, el Centro para la Informaci¨®n sobre Defensa, ha calificado en las columnas del New Yok Times esa declaraci¨®n del l¨ªder sovi¨¦tico como el ¨²nico desarrollo significativo en materia de control de armamentos desde que fueron firmados los acuerdos SALT-2 hace seis a?os".Es preciso tener en cuenta que. las pruebas nucleares son absolutamente decisivas para el desarrollo de ese tipo de armamento. Por tanto, si se llegase a su prohibici¨®n efectiva, no disminuir¨ªa la actual acumulaci¨®n de armamentos nucleares, pero s¨ª se pondr¨ªa un freno a su desarrollo. No es lo mismo negociar y a la vez hacer pruebas, y por tanto perfeccionar los armamentos, que negociar sin poder hacer pruebas y, por tanto, con muchas menos posibilidades. de que el interlocutor pueda realizar progresos notables que deshagan el equilibrio. Como se sabe, en 1963 se lleg¨® a un acuerdo general prohibiendo las pruebas en la superficie de la tierra, la atm¨®sfera, el espacio y los oc¨¦anos. Desde entonces, Estados Unidos ha realizado unas 425 pruebas subterr¨¢neas, y la Uni¨®n Sovi¨¦tica, cerca de 400. Cada prueba es una operaci¨®n extraordinariamente compleja y costosa; los presupuestos de EE UU para este fin eran de 331 millones de d¨®lares en 1981, y los previstos para 1986, casi del doble, 657 millones. No son p¨²blicos los datos sovi¨¦ticos corespondientes; pero en todo caso esas cifras ayudan a comprender la importancia que las pruebas nucleares tienen en la pol¨ªtica de armamentos de ambas potencias.

Otro hecho fundamental a tener en cuenta es el de que las pruebas nucleares son controlables. Tanto la URSS como EE UU tienen hoy dispositivos cient¨ªficos que les permiten saber si una prueba de explosi¨®n nuclear se ha llevado a cabo en cualquier lugar de la Tierra. Por tanto, si se llegase a un acuerdo sovi¨¦tico-norteamericano prohibiendo las pruebas, cada una de las partes podr¨ªa, por s¨ª misma, comprobar s¨ª la otra cumpl¨ªa o no el compromiso contra¨ªdo. Ser¨ªa posible, por tanto, obviar en este caso las interminables discusiones sobre control o verificaci¨®n que han sido la causa del fracaso de tantas negociaciones sobre desarme.

La respuesta, de EE UU a las declaraciones de Gorbachov ha sido, hasta ahora, negativa. La Casa Blanca se ha negado a decretar, por su parte, una moratoria de las pruebas nucleares semejante a la dictada por el Gobierno sovi¨¦tico. En cambio, como un gesto significativo de buena voluntad, los norteamericanos han invitado a una delegaci¨®n sovi¨¦tica para que asista a la realizaci¨®n de una prueba nuclear en EE UU. La URSS ha rechazado esta invitaci¨®n alegando que la presencia de unos delegados sovi¨¦ticos implicar¨ªa una especie de aprobaci¨®n a dichas pruebas, cuando lo que Gorbachov ha propuesto es que se suspendan en ambos pa¨ªses. El aspecto positivo que conviene destacar en la invitaci¨®n realizada por EE UU es el de que la participaci¨®n rec¨ªproca de especialistas de los dos pa¨ªses en experimentos incluso de car¨¢cter militar puede contribuir a crear un ambiente de mayor confianza ante unas eventuales negociaciones en esta materia. En ese sentido trabaja precisamente la Conferencia de Estocolmo.

El principal argumento norteamericano para rechazar la propuesta de Gorbachov ha sido el de que EE UU est¨¢ retrasado en las pruebas y, por tanto, su suspensi¨®n ahora ser¨ªa ventajosa para los sovi¨¦ticos. Todo parece indicar que la respuesta norteamericana est¨¢ m¨¢s destinada a ganar tiempo que a oponerse en banda a la propuesta sovi¨¦tica, m¨¢xime cuando la oferta de Gorbachov deja un margen de cinco meses para que EE UU tome una decisi¨®n. La moratoria unilateral sovi¨¦tica estar¨¢ vigente hasta el 1 de enero de 1986. A partir de entonces seguir¨¢n suspendidas las pruebas nucleares solamente si Washington adopta una medida semejante. Por tanto, se puede considerar que la cuesti¨®n sigue abierta; y que no ha habido una respuesta definitiva de EE UU. En realidad, el verdadero momento de la decisi¨®n sobre esta cuesti¨®n tan importante ser¨¢ el encuentro en la cumbre de Ronald Reagan y Mijail Gorbachov, prevista en los pr¨®ximos d¨ªas 19 y 20 de noviembre en Ginebra. Los sovi¨¦ticos nos han acostumbrado en bastantes ocasiones a gestos de pura propaganda, tendentes sobre todo a dejar mal a sus interlocutores. Pero no ser¨ªa l¨®gico catalogar la actual propuesta de Gorbachov como un gesto m¨¢s de ese mismo g¨¦nero.