Muerto por el SIDA

La sociedad, el Estado, siempre son inocentes; en raras ocasiones admitir¨¢n voluntariamente su responsabilidad. Son, por el contrario, las v¨ªctimas casi siempre las culpables de sus tr¨¢gicos destinos. El conductor que perece en accidente habr¨¢ encontrado la muerte por su imprudencia, embriaguez quiz¨¢, o impericia; jam¨¢s por el mal estado de la carretera, su deficiente se?alizaci¨®n o la falta de medios de transporte p¨²blico eficientes.Es el caso del s¨ªndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). Homosexuales, drogadictos, son sa?udamente diezmados por esta moderna peste.

?Y los hemof¨ªlicos? ?stos tambi¨¦n mueren por el SIDA. Mi hijo falleci¨® de este s¨ªndrome hace cinco meses. Ahora tendr¨ªa 20 a?os. Hemof¨ªlico, tratado en la Ciudad Sanitaria de La Paz desde que ten¨ªa uno, una dosis deflactor VIII, anticoagulante fabricado en Estados Unidos, contaminado por el virus de esta enfermedad, suministrada en este centro sanitario, termin¨® con su vida.

?Sus ¨²ltimos meses de existencia? De una desoladora impotencia. A trav¨¦s de un amigo franc¨¦s entro en contacto con el Centro Pasteur de Par¨ªs. All¨ª me solicitan urgentemente los resultados de sus ¨²ltimos an¨¢lisis, dato imprescindible para evaluar la posibilidad de un tratamiento. Los requiero de La Paz, pero a¨²n no tienen los de los ¨²ltimos, efectuados tres meses antes. Los que me facilitan, muy anticuados, incluso tienen su nombre equivocado.

Mi hijo muere. Ni una sola palabra de condolencia, deconmiseraci¨®n, no ya de disculpa, de m¨¦dicos y ?responsables? sanitarios. Dudo incluso que mi hijo se encuentre incluido en las estad¨ªsticas oficiales de fallecidos por esta enfermedad.-